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Cambios en el envejecimiento ¿Cómo conseguir un envejecimiento saludable?

Podemos actuar ante los cambios físicos, cognitivos y sociales en el envejecimiento en pro de tener un envejecimiento saludable.

Actualmente, en España existe una pirámide poblacional en proceso de envejecimiento, ya que, debido a la baja tasa de natalidad y la alta esperanza de vida media, la proporción de personas mayores de 65 años es del 19,1%. Este porcentaje de personas mayores irá aumentando progresivamente con los años, previendo duplicar sus efectivos actuales en el 2050 (Albellán García, et al. 2019).

El envejecimiento no ocurre solo a partir de los 65 años, sino que es un proceso continuo que se produce desde la concepción hasta la muerte (Alvarado y Salazar, 2014). En él intervienen cambios a nivel físico, psicológico o cognitivo y social, que afectan a todas las personas, pero de manera diferente.

¿Cuáles son las fases del envejecimiento y que las caracteriza?

Fase física

En realidad, el declive biológico comienza a producirse a partir de los 30 años de edad, relacionado también, en muchos casos, con una disminución de actividad física evitando así un envejecimiento saludable. Existe una pérdida progresiva de la masa muscular esquelética, una disminución de la fuerza, un enlentecimiento de los reflejos musculares y pérdida de la flexibilidad (Caballero García, 2010). Igualmente, con los años también aparecen otros muchos cambios a nivel físico bien conocidos, como en el tejido conectivo, perdiéndose elasticidad de la piel y apareciendo las arrugas, en la densidad de los huesos, produciéndose osteoporosis, en los diferentes sentidos, disminuyendo la calidad de la visión, el oído, el gusto, el olfato y el tacto, etc. (Arce Coronado y Ayala, 2012; Caballero García, 2010).

Fase mental

Igualmente, en el cerebro también se producen cambios incluso con un envejecimiento normal, sin que esté presente ninguna patología o demencia. Si comparamos el cerebro de una persona joven y una persona mayor sin patología, se observa que el cerebro de esta última tiene un volumen y flujo sanguíneo menor. Ya que existe una disminución de neuronas y de conexiones cerebrales o sinapsis, siendo la transmisión de información entre neuronas cada vez más lenta (Arce Coronado y Ayala, 2012; Caballero García, 2010; Ohnishi, 2001).

Todos estos cambios repercuten en el funcionamiento cognitivo o mental de una persona, apareciendo un enlentecimiento generalizado, fallos atencionales, principalmente al hacer dos tareas a la vez, quejas de memoria, problemas en el acceso a una palabra o también conocido como “el efecto punta de la lengua”, etc (Hilman y Nadeau, 2019). Es decir, en un envejecimiento normal, sin que exista patología, también se da un declive de las capacidades cognitivas.

Fase social

Por último, la senectud o vejez es un término que hace referencia a los últimos años de vida, y viene muy marcado por un concepto social, la jubilación. En esta etapa de la vida, la persona pasa por un proceso de cambio y adaptación social en el que, el mayor se desliga de su vida laboral y tiene que ir progresivamente adaptándose a su nueva situación, encontrando formas de invertir su tiempo y crear nuevos vínculos sociales (Alvarado y Salazar, 2014).

Otro hecho social que está presente en esta etapa es la llegada de los nietos, y con estos, un nuevo rol de cuidador. Según una encuesta realizada por el IMSERSO en el 2010, el 70% de los mayores cuidan o han cuidado a sus nietos, dedicando una media de 6 horas diarias. Debido a la crisis económica que atraviesa nuestro país, es concebido como “normal” que sean los abuelos los que estén encargados de los nietos, llevándolos en ocasiones a desarrollar el síndrome del cuidador quemado. En estos casos, los mayores toman como obligación este cuidado, viéndose afectada a largo plazo su salud y su red social.

Conclusión de las fases

Estos cambios a nivel físico, cognitivo y sociales aparecen en general con el envejecimiento. Sin embargo, existe gran variabilidad en este proceso, encontrándonos grandes diferencias entre una persona y otra. Dentro de esta gran diversidad, se podrían clasificar tres tipos de envejecimientos: “usual”, “patológico” y “con éxito” (Fernández-Ballesteros et al. 2010).  Pero, ¿de qué depende que llevemos un envejecimiento patológico o saludable?  En realidad, el proceso de envejecimiento depende en gran medida de lo que hagamos a lo largo de los años, dependiendo hasta un 75% del ambiente. Es decir, que tan solo un 25% está marcado por las causas genéticas (Pignolo, 2019). Por tanto, el acabar desarrollando un envejecimiento patológico o con éxito van a influir múltiples acciones que llevemos a cabo desde años previos.

¿Cómo conseguimos un envejecimiento saludable?

Para afrontar los cambios biológicos, es necesario que la persona esté preparada con un cuerpo saludable, evitando el consumo de tóxicos, llevando una dieta equilibrada y realizando ejercicio físico (Fernández-Ballesteros et al, 2010). La Organización Mundial de la Salud recomienda 150 minutos semanales de actividad física moderada, realizar al menos 3 días a la semana ejercicios de equilibrio y 2 o más días a la semana ejercicios de fortalecimiento muscular. Con esta práctica conseguiremos prevenir el aumento de dependencia, evitando las caídas en un futuro, y controlar la mayoría de las enfermedades como cardiovasculares, cáncer y diabetes (OMS, 2018).

En relación a las dificultades cognitivas que aparecen con la edad, se pueden prevenir manteniendo un cerebro activo. Se recomienda realizar estimulación cognitiva para prevenir la inactividad mental que está relacionada con la jubilación y promover un envejecimiento saludable. La estimulación cognitiva ayuda a mantener unas adecuadas capacidades mentales, trabajando todas las áreas: atención, memoria, razonamiento, cálculo, lenguaje, etc. Igualmente, la reserva cognitiva, o la acumulación de experiencias vividas, se ha visto como un factor de protección ante el deterioro cognitivo, es decir, cuanta más actividad cultural, académica y laboral, tendremos mayor protección ante un deterioro cognitivo o demencia (Hilman y Nadeau, 2019).

Por tanto, cada envejecimiento es único y, cada persona decide cómo desea vivir esta etapa; tomando una postura desde la enfermedad o desde la salud (Alvarado y Salazar, 2014). Conseguir un envejecimiento saludable, activo o con éxito depende de las acciones que tomemos a lo largo de nuestra vida. Dedicando tiempo a cuidar el cuerpo, la mente y nuestras relaciones sociales.

            Un artículo escrito por: Sara Recio Gracia, neuropsicóloga y psicóloga general sanitaria de Cognitiva Unidad de Memoria. Nº col. M30236

 

Referencias:

Abellán García, A.; Aceituno Nieto, P.; Pérez Díaz, J.; Ramiro Fariñas, D.; Ayala García, A. y Pujol Rodríguez, R. (2019). “Un perfil de las personas mayores en España, 2019. Indicadores estadísticos básicos”. Madrid, Informes Envejecimiento en red nº 22, 38p

Alvarado García, A. y Salazar Maya, A. M. Análisis del proceso de envejecimiento. Gerokomos 2014; nº 25(2), pag. 57-62

Arce Coronado, I. A. y Ayala Gutiérrez, A. (2012). Fisiología del envejecimiento. Revista de actualización, vol. 17, pag. 813-818

Caballero García, J.C. (2010). Aspectos generales del envejecimiento normal y patológico: fisiología y fisiopatología. Terapia ocupacional en geriatría. ISBN 978-84-458-2026-1, págs. 41-60

Fernández Ballesteros, et. al (2010). Envejecimiento con éxito: criterios y predictores. Psicothema, vol. 22 (4), pag. 641-647

Heilman, K. y Nadeau S. (2019) Cognitive changes and the aging brain. Cambridge Medicine.

Imserso (2010). Encuesta a mayores

Ohnishi, T. et. Al (2001). Changes in brain morphology in Alzheimer disease and normal aging: is Alzheimer disease an exaggerated aging process? Am Journal Neuroradiol 22: 1680-1685.

Organización Mundial de la Salud (2018). Actividad física.

Pignolo (2019). Exceptional human longevity. Mayo Clinic Preceedings, vol. 94 (1), pag. 110-124

Etiquetas: Cognitiva, demencia, envejecimiento saludable, psicologia, unidad de la memoria

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