La cervicoartrosis es una patología normalmente incapacitante, también conocida como artrosis cervical.
Esta patología es una afección degenerativa que afecta las articulaciones de la parte alta de la columna, las articulaciones correspondientes a las vértebras cervicales. Esta condición puede causar dolor, rigidez, mareos, vértigos, y la disminución de la movilidad en el cuello; y es especialmente común entre la población de personas mayores o que han sufrido accidentes de tráfico u otra índole con afectación cervical, como puede ser un latigazo cervical.
La cervicoartrosis tiene un impacto muy significativo en la calidad de vida de quienes la padecen, limitando sus actividades de la vida diaria, su calidad de vida y su bienestar general.
En el artículo de hoy, trataremos en profundidad el proceso de diagnóstico de la cervicoartrosis y las diversas opciones terapéuticas disponibles, con un enfoque especial en el papel fundamental que desempeña la fisioterapia en el tratamiento de esta enfermedad tan incapacitante.
Diagnóstico de la cervicoartrosis
El diagnóstico de la cervicoartrosis comienza con una historia clínica detallada. Se recopila información sobre los síntomas del paciente, su historial médico y cualquier lesión previa en el cuello. Es crucial comprender la naturaleza del dolor, su ubicación, su intensidad y cualquier factor que lo agrave o lo alivie. Es común que las personas que acuden al médico con sospecha de artrosis cervical ya lleven años sufriendo dolor de cuello, que han sido englobadas en diferentes patologías “cajón de sastre” sin conseguir nunca una mejoría sustancial de su dolor y sus molestias físicas y sociales.
Evaluación física
Después de la historia clínica, se realiza una evaluación física exhaustiva. El profesional sanitario evalúa la amplitud de movimiento del cuello, la presencia de dolor y la sensibilidad en la región cervical. Se pueden utilizar maniobras específicas para identificar la fuente del dolor y determinar la funcionalidad de las articulaciones cervicales, como por ejemplo la técnica de Spurling. Con esta evaluación se trata de descartar otras patologías subyacentes que pueden cursar con los mismos síntomas que la artrosis cervical.
Pruebas de imagen
Las pruebas de imagen son esenciales para confirmar el diagnóstico de cervicoartrosis y evaluar la extensión del daño en las articulaciones cervicales. Entre las pruebas más comunes se suelen incluir:
- Radiografías: Permiten visualizar los huesos de la columna cervical y detectar la presencia de osteofitos (espolones óseos), estrechamiento del espacio articular y otros signos de degeneración.
- Resonancia magnética (RM): Proporciona imágenes detalladas de los tejidos blandos, incluidos los discos intervertebrales, los nervios y los músculos. Es útil para evaluar el grado de compresión nerviosa y otros cambios patológicos en las estructuras blandas que no aparecen en la radiografía.
- Tomografía computarizada (TC): Ofrece imágenes transversales de la columna cervical, proporcionando una visión detallada de los huesos y las estructuras circundantes. Es la técnica menos común, y se utiliza en casos muy concretos, o cuando el paciente no puede someterse a una resonancia magnética.
Diagnóstico diferencial
Antes de confirmar un diagnóstico de artrosis cervical, es importante descartar otras condiciones que puedan causar síntomas similares, que como hemos comentado, son también comunes:
- Hernias discales cervicales: La protrusión de un disco intervertebral que puede comprimir los nervios y causar dolor y disminución de la movilidad.
- Espondilosis cervical: Es otra forma de degeneración articular que afecta los discos y las vértebras cervicales. A veces aparece en conjunto con la artrosis cervical, pero no tiene por qué ser siempre este el caso.
- Enfermedades inflamatorias de las articulaciones: algunas enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide o la espondilitis anquilosante pueden provocar cambios en la articulación que producen síntomas muy parecidos a la cervicoartrosis, pero su origen es completamente diferente.
Estas condiciones se pueden identificar mediante pruebas adicionales y evaluaciones clínicas, así como mediante pruebas de imagen específicas.
Es importante un buen diagnóstico diferencial para poder proveer al paciente del mejor tratamiento posible ante su lesión, proporcionándole la mejor opción terapéutica posible dentro de las posibilidades que ofrece su patología, lo que dependerá, obviamente, de cuál es ésta, y cuál es su origen.
Opciones terapéuticas para la cervicoartrosis
El tratamiento de la cervicoartrosis suele ser multifactorial, e incluye una combinación de medicamentos, terapia física y, en algunos casos, procedimientos invasivos como la cirugía o la infiltración.
- Medicamentos
Los medicamentos pueden ayudar a controlar el dolor y la inflamación asociados con la cervicoartrosis. Los más comunes que se suelen prescribir incluyen:
- Antiinflamatorios no esteroideos (AINEs): Como el ibuprofeno, que pueden reducir la inflamación y aliviar el dolor.
- Analgésicos: Como el paracetamol, que puede ayudar a controlar el dolor. En casos más severos, se pueden prescribir analgésicos más fuertes.
- Relajantes musculares: Para aliviar la tensión muscular y los espasmos que a menudo acompañan a la cervicoartrosis.
Recuerda que el uso de medicamentos siempre conlleva un riesgo asociado, ningún medicamento es inocuo, y es importante seguir las indicaciones del personal médico y farmacéutico antes de tomar ninguna prescripción.
Terapia física
La fisioterapia es una parte fundamental del tratamiento de la artrosis cervical y puede proporcionar alivio significativo de los síntomas. Los fisioterapeutas utilizan una variedad de técnicas y modalidades terapéuticas para ayudar a los pacientes a recuperar la funcionalidad y mejorar su calidad de vida.
La mejora de la movilidad, el control del dolor, y la re-adaptación del paciente a una vida normal, sin dolor y sin restricciones es un factor muy importante a la hora de la reducir la cantidad de intervenciones quirúrgicas (y sus riesgos asociados) que se realizan a los pacientes.
Más adelante trataremos un poco más en profundidad las técnicas que utiliza la fisioterapia para mejorar la calidad de vida de los pacientes con esta patología.
Infiltraciones y bloqueos
En casos de cervicoartrosis severa, las infiltraciones de corticosteroides o anestésicos locales en las articulaciones afectadas pueden proporcionar alivio temporal del dolor y la inflamación. Los bloqueos nerviosos se utilizan para bloquear temporalmente la transmisión del dolor en los nervios cervicales, facilitando la rehabilitación de fisioterapia.
Técnicas de fisioterapia para la artrosis cervical
La fisioterapia ofrece una variedad de técnicas y ejercicios para ayudar a los pacientes con cervicoartrosis a mejorar su condición. Entre ellos, destacan por su importancia los siguientes tipos de intervención en fisioterapia:
Ejercicios de estiramiento y movilidad
Los ejercicios de estiramiento y movilidad articular son esenciales para mejorar la flexibilidad y la movilidad de la columna cervical. Estos ejercicios ayudan a reducir la rigidez y la tensión muscular, lo que puede disminuir el dolor asociado con la cervicoartrosis. Algunos ejercicios sencillos muy comunes incluyen:
- Rotaciones de cuello: Girar la cabeza lentamente hacia la izquierda y hacia la derecha, hasta que se note un “tope” y permanecer en el “tope” por unos segundos, haciéndolo repetidamente, y tratando de ganar poco a poco rango de movilidad articular.
- Inclinaciones laterales: Inclinar la cabeza hacia el hombro izquierdo y luego hacia el derecho, manteniendo la posición en el lugar más cercano posible de la cabeza hacia al hombro, sin forzar, e ir paulatinamente tratando de acercar cada vez más, en las siguientes repeticiones, la oreja al hombro del mismo lado.
- Flexiones y extensiones del cuello: Inclinar la cabeza hacia adelante y hacia atrás de manera controlada, lenta y sin marearnos. Se lleva el mentón al techo, la mirada hacia atrás, y después de unos segundos, bajamos lentamente el mentón hacia el pecho, lo hundimos sacando un segundo mentón debajo de la barbilla, y miramos con los ojos hacia nuestro ombligo, repitiendo este ejercicio varias veces, con mucha lentitud y parando si es necesario.
- Fortalecimiento muscular
El fortalecimiento de los músculos del cuello y la columna vertebral es crucial para mejorar la estabilidad y el soporte de la columna cervical. Los ejercicios de fortalecimiento pueden incluir ejercicios como estos:
- Ejercicios isométricos del cuello: Presionar suavemente la cabeza contra la mano en diferentes direcciones (frontal, posterior y lateral), haciendo fuerza con la cabeza y la mano en diferentes direcciones, por lo que se activan los músculos sin mover el cuello realmente del sitio.
- Elevaciones de hombros: Levantar y bajar los hombros hacia las orejas, y luego empujarlos hacia los pies, sacando bien el pecho, para fortalecer los músculos trapecios y los intrínsecos de las escápulas.
- Ejercicios con bandas elásticas: Utilizar bandas elásticas para realizar ejercicios de resistencia dirigidos a los músculos del cuello y los hombros, normalmente atadas a una puerta o espaldera, para realizar contracciones con resistencia de la banda.
Es importante tener en cuenta que la artrosis cervical suele ser muy dolorosa e incapacitante, y que además suele cursar con mareos y vértigos, por lo que es recomendable realizar los ejercicios con mucha precaución, y si es posible, siempre bajo la supervisión y tutela de un fisioterapeuta; que podrá decirnos si los ejercicios que realizamos son los adecuados para nosotros en este momento, y si los estamos realizando de forma correcta.
Técnicas de relajación y control del dolor
Las técnicas de relajación, como la respiración profunda y la visualización guiada, pueden ayudar a reducir la tensión muscular y aliviar el dolor en todo tipo de pacientes, y por supuesto en aquellos con cervicoartrosis.
Tres de estas técnicas muy simples, que además cuentan con evidencia científica y que puedes incorporar tú mismo en casa son las siguientes:
- Respiración diafragmática: Respirar profundamente desde el abdomen, moviendo profundamente el diafragma, estimula el nervio vago y promueve la relajación y el control del dolor.
- Visualización guiada: Imaginar un lugar tranquilo y relajante suele ayudar a reducir la percepción que tenemos del dolor.
- Mindfulness: Practicar la atención plena en actividades que nos gusten y nos resulten gratificantes es muy útil a la hora de gestionar el dolor crónico, que normalmente acompaña a los pacientes de artrosis cervical.
Puedes encontrar multitud de recursos sobre estas técnicas en internet y en nuestro canal de youtube:
- Modalidades de terapia física y manual
La terapia manual incluye técnicas como la movilización articular y las técnicas manuales sobre tejidos blandos (músculo, fascias, etc.), que pueden ayudar a reducir la rigidez y mejorar la movilidad en las articulaciones cervicales. La terapia física utiliza la electricidad, el calor y otros elementos físicos para el tratamiento de patologías y la disminución del dolor.
Ambos tipos de técnicas deben ser realizadas por fisioterapeutas para asegurar su efectividad y seguridad. Algunas de estas técnicas son:
- Electroterapia: La electroterapia utiliza corrientes eléctricas para reducir el dolor y la inflamación, y mejorar la circulación en la zona afectada, como, por ejemplo, la técnica TENS (Estimulación Nerviosa Eléctrica Transcutánea), que se caracteriza por utilizar mediante electrodos colocados en la zona a tratar, corrientes eléctricas de baja intensidad para aliviar el dolor.
- Masoterapia: La masoterapia es un conjunto de técnicas manuales de las que se sirve la fisioterapia para normalizar el tono muscular (aumentándolo o disminuyéndolo según sea necesario), estirar estructuras, ganar rango articular, y proporcionar ciertos estímulos físicos al tejido conectivo, para facilitar el movimiento del paciente, la disminución del dolor, y facilitar la recuperación a nivel fisiológico del tejido.
Estilo de vida y prevención
Además de las intervenciones terapéuticas, hay cambios en el estilo de vida que pueden ayudar a gestionar la cervicoartrosis y prevenir su progresión.
Actividad física regular
Mantenerse físicamente activo es crucial para la salud general y para la gestión de la cervicoartrosis. Las actividades de bajo impacto, como caminar, nadar y practicar yoga, pueden ayudar a mantener la flexibilidad y la fuerza sin poner una tensión excesiva en las articulaciones cervicales.
Evitar movimientos repetitivos
Reducir o evitar movimientos repetitivos del cuello que pueden exacerbar los síntomas de la cervicoartrosis. Si el trabajo o las actividades diarias requieren tales movimientos, tomar descansos frecuentes y practicar ejercicios de estiramiento pueden ser beneficiosos, disminuyendo la carga sobre la articulación y previniendo que avance la lesión.
Conclusión
La cervicoartrosis es una afección degenerativa que puede causar dolor y limitación en el movimiento del cuello, afectando significativamente la calidad de vida.
Sin embargo, con un enfoque integral que incluya medicamentos, fisioterapia, cambios en el estilo de vida y educación postural, es posible controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
La fisioterapia, en particular, desempeña un papel crucial en el manejo de la artrosis cervical, ayudando a mejorar la movilidad, reducir el dolor y fortalecer los músculos del cuello y la columna vertebral.
Con el tratamiento adecuado y un enfoque proactivo, los pacientes con cervicoartrosis pueden llevar una vida activa y satisfactoria sin necesidad de intervenciones más invasivas y potencialmente peligrosas, como la cirugía.
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