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5 consejos para nadar bien

Hoy os daremos 5 consejos para nadar bien.

Moreno (2003) afirma que la natación es una de las actividades de ocio más saludables actualmente, con multitud de beneficios a nivel corporal y psicológico. Además, se trata de una actividad que se puede disfrutar en compañía o solo. Una de las principales ventajas que posee dicha actividad es la enorme facilidad con la que se puede realizar.

Gracias a la cantidad de instalaciones y piscinas municipales que existen en nuestro país. Se trata de un deporte donde apenas existe riesgo de lesión por el escaso impacto de las articulaciones. También se activan y se ejercitan prácticamente todos los músculos del cuerpo. Gracias a los diferentes tipos de modalidades y gran variedad de estilos se evita una monotonía que pueda llegar al aburrimiento¡, y por lo tanto a abandonar la actividad.

Navarro, Arellano, Carnero, y Gosálvez (1990) afirman que la natación es el deporte más completo que existe. Esto se debe al movimiento coordinado de todos los músculos del cuerpo. Una de las principales ventajas que posee la realización de dicha actividad es que no requiere una forma física determinada. Tampoco ninguna preparación previa y no se dañan las articulaciones porque el peso del cuerpo no recae en estas debido a la flotabilidad. Por tanto, pueden realizarlo todo tipo de personas: embarazadas, bebés, niños, adultos, personas con discapacidad, etc.

Cómo nadar de manera correcta

  1. Respiración controlada y bilateral. Si el paciente realiza el nado con dificultad podremos incluir como complemento un tubo. Con esto evitaremos que deba sacar la cabeza del agua y disminuimos la tensión que pueda generarse a nivel cervical. Si el paciente no tiene dolor, debemos realizar una respiración hacia ambos lados para evitar sobrecargas en la zona.
  2. Utilización de complementos. Utilización de material de flotabilidad para evitar el hundimiento de cadera debido a un escaso tono muscular en la zona abdominal (tablas, pull-boys, churros…). Además, conseguimos que el paciente se encuentre relajado en una posición horizontal, reduciendo la tensión generada en la región dorsal y lumbar. También evitando sobrecargas en la musculatura del tren inferior. Sin embargo, un abdomen trabajado nos va a ayudar siempre a liberar ciertos movimientos y realizarlos de manera adecuada. Además esto nos permite un mejor avance sobre el agua.
  3. Principio de progresividad. Debemos de ser conscientes de las limitaciones musculares, articulaciones y óseas que ha provocado nuestra lesión (atrofia, pérdida de fuerza, rigidez, espasticidad, etc.). Por ello debemos comenzar de manera progresiva nuestra rutina. Una vez que vayamos ganando amplitud en los movimientos y mejorando la forma física, podemos ir aumentando la cantidad de metros nadados y la velocidad de la brazada.
  4. Nadar con aletas. Ayudan a mantener la posición horizontal en el agua, ya que aumentan la velocidad de nado. Esto mejora la posición hidrodinámica al reducir la resistencia que nos presenta el medio acuático.
  5. Estiramientos: Al finalizar nuestra rutina de ejercicios es importante acordarnos de estirar. Esto favorece una mejora de la recuperación de los músculos implicados. También evitar lesiones reduciendo la tensión muscular manteniendo las propiedades existentes de extensibilidad eludiendo un acortamiento progresivo crónico.

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