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COVID 19 y sus psicopatologías

¿Es normal que se potencien nuestros miedos con la cuarentena?

El COVID-19 es una enfermedad infecciosa que surgió en diciembre de 2019 y que pronto se extendió por el mundo; afectando a una considerable parte de la población. En muchos países, como medida para frenar la expansión del virus y el número de personas contagiadas, establecieron normas de confinamiento y aislamiento social.

En España, comenzó el estado de alarma el 14 de marzo y, aunque ya hemos empezado la desescalada (poco a poco estamos volviendo a la vida normal que conocíamos de antes). Aunque se mantiene restricciones para evitar un repunte de casos contagiados.

Durante este periodo de aislamiento social, unos, por fin, hemos encontrado un momento para poder descansar y organizarnos. Otros, hemos sentido preocupación, estrés, desmoralización, tristeza…y algunos, desafortunadamente, hemos tenido que pasar por un duelo difícil.

El virus afecta a la salud, pero, sobre todo, ha tenido consecuencias psicosociales a nivel individual y comunitaria. Nos encontramos con muchas personas que sufren de alteraciones psicológicas asociadas al confinamiento por el COVID-19, que van desde síntomas aislados hasta trastornos complejos.

Consecuencias psicológicas

El miedo y la incertidumbre causada por esta situación estresante y el desconocimiento de su duración, ha producido un aumento de niveles de estrés, ansiedad, depresión, y de problemas de sueño. (lo que afecta a la estabilidad emocional, ya que el buen descanso es imprescindible para la regulación adecuada de las emociones) en los individuos sanos y, han intensificado los síntomas de aquellos que ya tenían algún trastorno mental (Ramírez-Ortiz, Castro-Quintero, Lerma-Córdoba, Yela-Ceballos y Escobar-Córdoba, 2020).

De las afectaciones asociadas a la pandemia destacan:

COVID-19

Depresión

El aislamiento, el no poder salir a la calle ni ver a los seres queridos, la pérdida o disminución del contacto con los demás… nos genera un ánimo triste que después, puede llevarnos a una depresión mayor o a presentar una sintomatología depresiva.

La depresión se caracteriza por sentimientos de tristeza, vacío, o por una disminución del interés y placer por todas o casi todas las actividades. Además, puede suponer alteraciones en el apetito, y por tanto un aumento o disminución de peso; insomnio o hipersomnia (excesiva somnolencia durante el día), agitación, fatiga, dificultad para concentrarse, sentimientos de culpabilidad, etc.

Son, sobre todo, los jóvenes (de entre 18 y 24 años) los que presentan un nivel elevado de síntomas depresivos.

También, las personas con antecedentes de salud mental son casi el doble de vulnerables a la depresión que los demás. Y las personas que tienen un alto consumo de sustancias poseen un mayor riesgo de padecer este trastorno.

La sintomatología de depresión se activa cuanto más miedo se experimenta hacia la pandemia y hacia sus consecuencias económicas. (Valiente et. al, 2020)

Ansiedad

El estrés que sentimos, el miedo persistente a ser contagiados o que nuestros familiares se infecten y los podamos perder; la preocupación sobre cómo va a desarrollarse esta situación y cómo nos va a afectar económicamente; las discrepancias en la convivencia…son todos factores de riesgo que pueden impulsar el desarrollo de un trastorno de ansiedad (que puede ser un trastorno de ansiedad generalizada, un trastorno de adaptación, alguna fobia o un trastorno de estrés postraumático, por ejemplo). (Pakpour y Griffiths, 2020; Ramírez-Ortiz et. al, 2020).

COVID-19

La ansiedad está afectando a la población general. Pero los niveles más altos se encuentran en la población joven y en aquellos que han estado expuestos al COVID-19.

Parece también que afecta más a las mujeres que a los hombres, y a aquellas personas que presentan un alto consumo de sustancias (Valiente et. al, 2020).

Trastorno de estrés postraumático (TEPT)

La pandemia ha traído confusión, enojo, temores, frustración, aburrimiento, y pérdidas. Estas emociones negativas pueden tener un efecto duradero y generar un trastorno de estrés postraumático (Quezada-Scholz, 2020).

Las personas que lo padecen sienten mucho malestar, están constantemente en alerta, vigilantes, evitan personas y lugares que le recuerden al COVID-19, y pueden sentirse sobresaltadas o asustadas fácilmente.

Se ha visto que muchos jóvenes y adultos (de entre 25 y 44 años) presentan un TEPT (Valiente et. al, 2020), y también en los profesionales sanitarios, que se han visto en riesgo de ser contagiados debido a su trabajo. Estos, además, se han visto obligados a aislarse y separarse de sus seres queridos para protegerlos, han tenido que superar dilemas éticos con relación a la asignación de recursos escasos, etc. (Muchos de ellos presentan también el Síndrome de Burnout) (Ramírez-Ortiz et. al, 2020).

Así mismo, vivir con niños y el aumento del consumo de sustancias durante el confinamiento constituyen un factor de riesgo para el desarrollo del TEPT. (Valiente et. al, 2020)

Otros

Se han encontrado muchos casos también de personas que padecen de (Ramírez-Ortiz et. al, 2020):

  • Trastornos de adaptación: ha aumentado mucho los niveles de estrés y la dificultad para adaptarse a la nueva situación debido a la incertidumbre existente, a que los planes que teníamos se han visto cambiados drásticamente, a la separación social brusca, etc.
  • Trastornos de pánico: donde las personas sufren de ataques de pánico, miedo exacerbado, sin que aparezca ningún peligro directo.
  • Agorafobia: Miedo a los lugares o situaciones donde puede pasar algo malo y no pueda controlar. Los individuos que lo padecen suelen evitar esos sitios y quedarse encerrados en casa.
  • Fobia social: La persona siente ansiedad ante situaciones en las que tiene que interactuar con los demás. 

Recomendaciones

Para una buena salud física y mental recomendamos, tanto para las personas que se sienten bien como para los que sienten malestar psicológico, realizar las siguientes pautas:

  • Organizar una rutina con tiempos de descanso y, en la medida de lo posible, con las actividades habituales.
  • Realizar ejercicio
  • Realizar ejercicios de relajación, pues ayuda a disminuir la ansiedad y frenar pensamientos negativos
  • Evitar sustancias tóxicas (drogas y alcohol)
  • Mantenerse en contacto con familiares y amigos, fortalecer las relaciones interfamiliares
  • Expresar sentimientos con personas de confianza, ya sea con familiares o amigos.
  • Si tienes niños, explicarles la situación utilizando un lenguaje que entiendan, y abriendo un espacio de comunicación para expresar y compartir las emociones sentidas.
  • No saturarse de información sobre la pandemia, mirar con ojo crítico y desmentir aquellas noticias que son falsas
  • Contactar con el servicio de psicólogos.

Si estás interesado, nuestra clínica de Fisiolution ofrece servicios con profesionales de la salud mental, con la posibilidad de atender en consulta online.

 

Bibliografía

Pakpour A. y Griffiths M. (2020). The fear of COVID-19 and its role in preventive behaviors. Journal of Concurrent Disorders.

Quezada-Scholz V. (2020). Miedo y psicopatología: la amenaza que oculta el COVID-19. Cuadernos de Neuropsicología / Panamerican Journal of Neuropsychology. 14 (1).

Ramírez-Ortiz J., Castro-Quintero D., Lerma-Córdoba C., Yela-Ceballos F. y Escobar-Córdoba F. (2020). Consecuencias de la Pandemia COVID-19 en la Salud Mental Asociadas al Aislamiento Social. Universidad Nacional de Colombia. Facultad de medicina.

Valiente C., Vázquez C., Peinado V., Contreras A., Trucharte A., Bentall R. y Martínez A. (2020). Estudio nacional representativo de las respuestas de los ciudadanos de España ante la crisis de Covid-19: respuestas psicológicas. Universidad Complutense de Madrid, Facultad de Psicología, y Universidad de Sheffield.

Vela M., Sánchez J., Jofré M., Ragone F., Quiero A., Mesa Z., Lucero J., Rossi D., Maschi C. y Belamate C. (2020). Perceived relaxation and its role as a protective factor against phobic anxiety during the course of preventive and compulsory social isolation due to COVID-19 in population of Mendoza.

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