Hoy en día a nuestra clínica de fisioterapia tratamos diariamente personas con dolor lumbar, o personas que nos han dicho me he quedado doblado, ya sea haciendo un gesto de gimnasio, al levantarse de la silla o simplemente al levantarse de la cama. Hay estudios científicos que hablan que alrededor de un 40% de los niños entre 9 y 18 años sufren dolor lumbar, creo que es una cifra muy elevada para tratarse de niños, pero si la cifra de niños es elevada, os sorprenderá saber que alrededor de un 85% de adultos sufriremos dolor lumbar en algún momento de nuestra vida, prácticamente todos vamos a sufrir dolor en la zona lumbar. Además, un tercio de ese porcentaje tendrá una recaída durante el próximo año, nosotros siempre intentamos concienciar a nuestros pacientes que, si sufro este tipo de dolor por sedentarismo, malos gestos, etc., y no hacemos nada para prevenirlo, serán pacientes que estaremos viendo mensualmente, y la idea es prevenir al máximo esa posible recaída.
Hay mucha información por internet, y en el momento que sufrimos dolor en la zona lumbar, acudimos al buscador y ponemos nuestros síntomas, normalmente siempre pensamos en una ciática, en tener una protrusión, quizás tenga una hernia de disco, pero ¿qué pasa si solo tengo dolor en la zona lumbar que no irradia hacia glúteo y solo aparece el dolor en ciertas posturas o movimientos? Tenemos que tener en cuenta que el dolor lumbar no solo va a tener un único origen, sino que será producido por una causa multifactorial en el cual puede afectar factores psicosociales, sociales, biofísicos o mecanismo de procesamientos del dolor, pasa igual en el dolor cervical.
Factores predisponentes al dolor lumbar
Vamos a mencionar algunos factores a tener en cuenta
- Episodios anteriores de dolor lumbar: como hemos mencionado anteriormente un porcentaje sufre una recaída antes del año.
- Alteraciones posturales: malas posturas, posturas mantenidas, malos gestos, todo esto puede influir en sufrir un dolor en la zona lumbar
- Tabaco
- Actividad física: un mal gesto en la actividad física puede acabar condicionando el dolor lumbar, o incluso al carga excesiva en el entrenamiento de fuerza, no solo tenemos que controlar el gesto deportivo sino también la carga con lo que lo realizamos.
- Obesidad: al final esta enfermedad conlleva tener más peso en nuestro cuerpo y necesita de un mayor esfuerzo para movernos, y como hablamos anteriormente al hacer un ejercicio de nuestra vida diaria estaríamos haciéndolo con una carga excesiva.
- Miedo al movimiento: hay personas que si lo han pasado muy mal en episodios anteriores les da miedo volver a sufrir ese dolor y por tanto intenta mover lo menos posible esa zona, pero no mover la zona lumbar no es sinónimo de no tener dolor.
Tener dolor en la zona lumbar también puede perjudicar el movimiento, ya que, si sufrimos una experiencia dolorosa, el cuerpo es capaz de alterar el movimiento correcto y así perjudicar otras estructuras, y además esas alteraciones del movimiento pueden mantenerse, aunque el dolor haya desaparecido. Por lo que el dolor lumbar es un problema que tenemos que tener en cuenta y no vale eso de ya se me pasará.
¿Qué sucede en nuestro cuerpo cuando sufro dolor?
Con la aparición de dolor pueden pasar varios mecanismos en mi cuerpo, como pueden ser:
- Disminución de la fuerza.
- Disminución del rango articular.
- Disminución de la velocidad del movimiento.
- Retraso en la respuesta muscular.
- Disminución de la potencia.
- Alteraciones propioceptivas.
- Disminución de la resistencia.
Clasificación del dolor lumbar
Podemos clasificar el dolor lumbar en 3 grandes grupos.
- Dolor severo: Estaríamos hablando de fracturas, anomalías en la columna o tumores que comprometan la zona lumbar. Este tipo de patologías corresponde aproximadamente al 1% del dolor lumbar.
- Dolor radicular o radiculopatía: en ese grupo se engloba todos los problemas que comprometan la raíz nerviosa, podríamos hablar de patologías como protusiones o hernias, alrededor de un 5% de dolor lumbar corresponde a este grupo.
- Dolor no especifico: En este grupo meteremos todas las patologías lumbares que no podamos clasificar en los grupos anteriores, estaríamos hablando que la gran mayoría de dolor en la zona lumbar se trata de un dolor inespecífico, por lo que cuando tengamos dolor en esta zona no tenemos que estar pensando si tendré algún problema en el disco, una ciática, etc., sino que lo más probable es que sea un dolor inespecífico. aquí además haremos otra clasificación:
3.1. Dolor agudo cuando llevemos menos de 6 semanas con el dolor.
3.2. Dolor subagudo cuando llevemos entre 6 y 12 semanas con el dolor.
3.3. Dolor crónico cuando llevemos más de 12 semanas con el dolor.
Tratamiento fisioterapéutico
- Diatermia: Consiste en una técnica no invasiva que transmite una corriente de alta intensidad a la zona corporal que queremos tratar, provocando un aumento de la temperatura del tejido, ya sea músculo, tendón o ligamento.
- Electroterapia: Como puede ser onda corta o TENS, teniendo como objetivo crear analgesia y mejorar sintomatología, esto obviamente ayuda, pero solo con esto no vamos a solucionar el problema.
- Cinesiterapia: Son técnicas de fisioterapia cuyo principal objetivo es disminuir dolor y ganar rango articular. En primeras fases se puede trabajar pasivamente y acabar realizándolas activo asistido.
- Masoterapia: Utilizar técnicas de masaje sobre esta musculatura puede ayudar a mejorar nuestro dolor, trabajando toda la musculatura paravertebral, glútea, piramidal, zona dorsal baja, etc.
- Estiramientos: En una fase más aguda un estiramiento suave del músculo guiado por el fisioterapeuta puede conseguir relajar la zona e ir ganando más movilidad, siempre que realizamos un estiramiento nunca debe de aparecer dolor, tenemos que notar la zona que está estirando, pero nunca esa sensación dolorosa.
- Ejercicios de fortalecimiento: trabajando la fuerza de la musculatura implicado o de la zona afectada, en este caso sería la zona glútea, vamos a conseguir una mayor fuerza que puede hacer que no tengamos más recaídas sobre esta patología, obviamente estos ejercicios no los realizaremos en una fase aguda, ya que no podremos realizarlos correctamente y además puede provocar más dolor, pero sí podemos empezar a hacerlos en una fase más avanzado donde el dolor está desapareciendo.
Aunque mucha gente sigue creyendo que los fisioterapeutas solo dan masajes en la espalda, se puede hacer muchas más cosas en una sesión de Fisioterapia, el trabajo activo guiado por un especialista en dolor lumbar es fundamental, no solo para recuperarme de mi lesión sino también para intentar evitar una posible recaída.
Trabajo activo
- Trabajar el CORE: Parece muy lógico, pero la mayoría de pacientes no lo trabajan, al trabajar el Core vamos a conseguir más estabilidad en nuestra zona lumbar y por tanto poder realizar los ejercicios con mayor seguridad, y en caso de haber sufrido una alteración del movimiento a causa del dolor, con este tipo de ejercicios puedo volver a esa normalidad.
- Trabajo propioceptivo: Cuando hablamos de propiocepción a algunos se nos viene la cabeza esguince de tobillo, ya que es una estrategia muy utilizada en dicha lesión. Pero podemos trabajar a nivel propioceptivo todo nuestro cuerpo, y la zona lumbar no va a ser menos, al poder alterar esa posición de nuestra espalda por el dolor, tenemos que ser conscientes de como colocamos nuestra columna lumbar y como la movemos, para ello podemos realizar ejercicios de retroversión y anteversión pélvica, dejar la columna en posición neutra (entre las dos posiciones anteriores), reeducar el movimiento lumbar, disociar el movimiento lumbar, etc. Todos estos ejercicios serán trabajo del fisioterapeuta enseñárnoslos, pero será el trabajo del paciente el que podrá conseguir corregir esa postura. En las primeras repeticiones además de aprenderlo, el fisioterapeuta tendrá que estar continuamente corrigiendo la postura.
- Entrenamiento de fuerza: Muchas veces nuestro cuerpo no esta preparado para el movimiento o el esfuerzo que vamos a realizar y por ello necesitamos fortalecer nuestra musculatura, no solo basta con el abdomen, el glúteo mayor y glúteo medio han demostrado una gran relación con el dolor lumbar crónico, estas personas suelen tener mucha mas debilidad en estos músculos. Y al fortalecerlo también vamos a conseguir estabilidad en nuestra cadera.
- Ejercicios de movilidad tanto de la zona lumbar como de la cadera, ya que ambas zonas están muy relacionadas y se ha visto que personas con patología lumbar pueden sufrir algún tipo de la lesión a nivel de la cadera y viceversa.
Ejercicios de movilidad y estiramientos de la zona lumbar
Primer ejercicio: Paciente tumbado con piernas estiradas, y el paciente tiene que flexionar una cadera como si quisiera llevar la rodilla al pecho, siempre que realicemos el ejercicio no debe de aparecer dolor en la zona lumbar.
Segundo ejercicio: Seguimos en la misma posición, y ahora vamos a abrazar las dos rodillas y subimos todo lo que podamos sin dolor, levantando un poco la zona lumbar si podemos y si no nos duele.
Tercer ejercicio: Tumbado, flexionamos las piernas y apoyamos los pies, y sin mover los pies dejamos caer las rodillas hacia un lado y después hacia el otro. Como os estamos diciendo sin dolor.
Cuarto ejercicio: Aquí vamos a realizar un estiramiento del psoas iliaco, ya que este musculo es un importante flexor de cadera y no va a ayudar a tener mejor posición y le vamos a quitar tensión. Vamos a explicarlo con el paciente tumbado bocarriba, tiene que dejar la pierna que no va a estirar colgando de la cama, y la otra pierna se la lleva al pecho, y así estiraríamos la pierna que se queda colgando.
Quinto ejercicio: nos vamos a sentar encima de nuestros talones, y vamos a intentar llevar las manos lo más lejos posible, de esta forma vamos a estirar toda nuestra zona lumbar.
Sexto ejercicio: nos vamos a sentar, y vamos a colocar una pierna cruzada encima de la otra rodilla, levantamos ese mismo brazo de la pierna que tenemos apoyada y vamos inclinando hacia el otro lado hasta que lleguemos a apoyar el codo del otro lado sin levantar el culo de la camilla, estos tres últimos ejercicios debemos de notar el estiramiento, pero nunca puede aparecer dolor, y tenemos que aguantar la posición 30 o 40 segundos. (seria la posición de la imagen, pero con las pierna cruzada)
Séptimo ejercicio: paciente se pone a cuadrupedia, dejando las manos debajo de los hombros y las rodillas debajo de las rodillas, coloco la espalda recta, y cuando inspire o coja aire metemos un poco el mentón, redondeamos la espalda intentando dar máxima movilidad posible y al expirar volvemos a la posición de inicio, este ejercicio es comúnmente conocido como el gato.
Octavo ejercicio: es conocido como la esfinge, nos tumbamos bocabajo, desde ahí nos sentamos sobre los talones, y desde ahí pasamos a tumbarnos a la vez que estiramos los brazos, si alguien no puede estirar los brazos puede apoyar los antebrazos y subir un poco menos.
Noveno ejercicio: nos colocamos en posición de caballero, con una rodilla en el suelo y la otra recta apoyando el pie, desde ahí vamos a trabajar un poco la movilidad de cadera haciendo movimientos suaves hacia delante y hacia atrás, si nos quedamos todo lo que podamos hacia delante estaríamos estirando el psoas.
Decimo ejercicio: misma posición que antes, y lo que hacemos es con la mano contraria a la pierna que esta delante, rotamos todo lo que podamos para realizar una movilización en rotación de la columna, recordar que hay que hacerlo por ambos lados.
Undécimo ejercicio: seguimos trabajando movilidad en rotación, nos apoyamos en una pared para mantener el equilibrio, mantenemos la misma posición, dejando la pierna que esta arriba mas alejada de la pared, colocamos los brazos hacia delante y el brazo mas alejado de la pared tenemos que intentar que llegue hacia la pared por detrás rotando el cuerpo sin mover la cadera, sino llegamos nos quedamos hasta donde podamos e intentamos ir ganado movilidad poco a poco.
Bibliografía
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