El baloncesto es un deporte practicado a nivel mundial, que posiblemente después del fútbol sea el que más licencias deportivas tenga en el panorama mundial. Esto implica que a mayor cantidad de jugadores también mayor número de lesiones genera respecto a otros deportes. Es un deporte muy completo ya que se emplea todo el cuerpo, esto quiere decir que necesitamos fuerza, coordinación y estabilidad tanto en piernas, core y hombro para poder jugar en condiciones óptimas. Al verse involucradas tantas articulaciones, podemos afirmar que es una actividad deportiva con una incidencia lesional alta, lo que quiere decir que las lesiones en el baloncesto son relativamente frecuentes entre sus practicantes.
¿Por qué tiene una incidencia lesional alta?
Esto se debe a las características físicas que solicita dicho deporte, como todos sabemos es una cancha de 28 metros de largo y 15 metros de ancho, la línea de 3 puntos está a 6.75 metros y el tiro libre a 5.8 línea de fondo, 4,6 de la canasta la cual está a una altura de 3.05 metros. Esto supone un terreno de juego pequeño que esto conlleva a esfuerzos cortos, explosivos y repetitivos debido a la cantidad de cambios de dirección y saltos que se producen durante el juego. Esto supone tener una muy buena preparación física ya que requiere un buen rendimiento cardiopulmonar, de activación y fuerza muscular. Por todo ello, el cuerpo sufre esfuerzos de gran intensidad y estrés, lo que podría derivar de manera ocasional en una lesión muscular.
Además, al ser un juego de pelota con las manos y que requiere mucho salto (pliometría) estamos expuestos a sufrir traumatismos y esguinces por caídas o impactos directos. Por ejemplo; en un intento de tapón al contrario nosotros saltamos y en ese momento corremos el riesgo de luxación de los dedos de la mano por el impacto del balón e incluso pequeña fisura y al caer del salto la recepción es muy importante tanto a nivel de rodilla como de tobillo, ya que una mala recepción podría producirnos un esguince o incluso si caemos sobre el pie del rival (bastante frecuente).
¿Qué es una lesión deportiva?
Vamos a tomar como referencia la definición de National Athletic Injury Registration System (NAIRS) “Aquella que impide la participación deportiva (entrenamiento y/o competición) al menos en el día después de haberse producido”. También se puede considerar lesión deportiva aquellas que suceden durante la práctica deportiva independientemente del nivel. Estas lesiones aparecen de manera casual o a un mal uso del material o mala práctica del algún ejercicio.
También vamos a clasificarlas en función de su gravedad:
Nivel 1. L.D. leve: incapacita entre 1-7 días
Nivel 2. L.D. moderada: incapacita entre 8-21 días
Nivel 3. L.D. grave: incapacita más de 21 días o produce secuelas permanentes.
Incidencia lesional
La incidencia lesional recogida en diversos estudios es de unas 3 lesiones por cada 1000 horas de juego. Son mas frecuentes en mujeres y las mas habituales son las musculares o capsulo-ligamentosas. Este tipo de lesiones suelen aparecer con mas frecuencia en competición, ya que es cuando el deportista se esfuerza al 100% en todas sus acciones y sin periodo de descanso como pueda haber en un entrenamiento, además que la intensidad de ejecución en competición aumenta de por si siempre en un entorno competitivo. En relación con la prevalencia de lesiones se sitúa en un 2:1 en referencia a competición vs entrenamiento. Por lo tanto, se producen el doble de lesiones en los partidos que en los entrenamientos.
¿Qué puede ocasionar una lesión en el baloncesto?
Hay diversas causas que puede explicar por qué aparece una lesión:
- Preparación física deficiente o falta de entrenamiento.
- Problemas de salud previos.
- Mala alimentación.
- Calzado inadecuado.
- Malas condiciones del pavimento, de las instalaciones o medioambientales.
- Factores anatómicos, malformaciones, desviaciones como la escoliosis.
- Fatiga, agotamiento muscular, mal descanso.
- Desequilibrio entre los músculos agonistas y antagonistas.
- Rapidez en la realización del gesto deportivo.
- Esfuerzos repetitivos de alta intensidad.
- Mala praxis del gesto deportivo.
- Mucha variación en el tipo de entrenamiento.
- Choques o traumatismos con adversarios o materiales empleados en el deporte.
Las mas habituales suelen deberse por preparación ineficiente o por sobreesfuerzos. La primera de ella sucede cuando al cuerpo le pedimos mas intensidad o constancia en los esfuerzos de los que puede soportar la musculatura, aquí hay más riesgo de lesión articular y ligamentosa debido a la falta de estabilidad y fuerza que pueda requerir dicha articulación. Mientras que por sobreesfuerzos / sobreentrenamiento es lo contario, nos pasamos de actividad deportiva o realizamos poco descanso provocando una mala recuperación muscular que provoca que esta se fatigue antes y pueda aparecer una lesión, generalmente muscular.
Otras causas que también están a la orden del día son debido al gesto deportivo ya sea por repetición, mala ejecución o por gesto violento. Cuando se produce la lesión por repetición continuada del gesto la lesión tiende a ser tendinosa, por el continuo roce del tendón. Si hacemos el gesto mal la lesión puede ser articular, tendinosa o muscular y si es violenta generalmente es muscular, aunque también hay riesgo de subluxaciones o luxaciones.
En cuanto a la edad, choques, mal estado del campo de juego o material su incidencia es menor, aunque no por ello dejan de ser causas de lesiones.
Lesiones más frecuentes en la práctica del baloncesto
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Esguinces:
Los más frecuentes son los que afectan a la articulación del tobillo, aunque también son frecuentes los esguinces de dedos, de rodilla o de muñeca. Un esguince es la lesión de los ligamentos que estabilizan una articulación. El esguince de tobillo es muy habitual ya que en el baloncesto estamos continuamente saltando, por tanto, un mal apoyo en la caída suele provocar una torcedura y de ahí el esguince. En cuanto al de rodilla suele aparecer por impacto directo o por un cambio de dirección brusco. Mientras que el de muñeca o dedos suele ser por una mala recepción del balón en un pase o por torcedura en un intento de tapón o por impacto del rival al intentar defender nuestro lanzamiento.
Si aparece esta lesión, es importante saber que no se puede escayolar, perderíamos fuerza, tono muscular y movilidad, aunque si podríamos vendarnos. A nivel de fisioterapia aplicaríamos hielo los 2-3 primeros días y podemos realizar drenajes linfáticos para reducir el edema. Tras estos 3 días, aplicaríamos técnicas de movilidad pasivas, cyriax en el ligamento para mejorar dicho tejido. Una vez que recuperamos movilidad y el ligamento mejora al tiempo que el dolor disminuye, realizaremos ejercicios de propiocepción de manera progresiva y vigilando el dolor para volver a conseguir fuerza y estabilidad en la articulación afectada. Dependiendo del grado de afectación tardaremos mas o menos en recuperarnos. El grado 1 que es el mas leve en torno a 2-3 semanas podemos recuperarnos, un grado 2 entorno al mes, mes y medio y el grado 3 al menos 2 meses vamos a estar en rehabilitación, siempre y cuando que este empiece en el momento agudo de la lesión, si pasan semanas en medio sin tratarse, la recuperación será mas lenta y por tanto tardaremos mas en volver a la actividad.
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Ligamento cruzado anterior:
Se suele romper cuando generamos una torsión brusca y fuerte a nivel de la rodilla, suele ocurrir cuando se nos queda la rodilla clavada y giramos, entonces al pivotar sobre la rodilla ponemos en máxima tensión el ligamento cruzado y este se rompe. Esta lesión supone una intervención quirúrgica y un periodo de inactividad deportiva de mínimo 6 meses y además recuperar el nivel del que se disponía es bastante complicado. La cirugía no es complicada, pero si hay que tomar una decisión y es que ligamento nos van a colocar, la mejor opción es un aloinjerto, si no nos dan esta posibilidad podemos pedirla o si no recurrir a las otras 2 que es coger un poco del rotuliano o de los isquiotibiales. Cualquiera de estas dos opciones nos deja un poco mermadas esa zona y debemos fortalecerla mucho para evitar lesiones, ya que en esa zona “nos quitan una parte” por tanto genera debilidad, sobre todo respecto a la otra pierna.
La fisioterapia consiste en la recuperación de la movilidad total al tiempo que vamos ganando fuerza y estabilidad de manera conjunta. Es importante llegar a los 90º de flexión y 0º en extensión en torno al primer mes-mes y medio. A partir de ahí seguir ganando movilidad y fuerza especialmente del cuádriceps y mucha estabilidad de rodilla.
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Lesiones musculares:
Este tipo de lesiones suelen deberse a diversos factores o incluso al conjunto de varios de ellos. La causa más habitual suele ser por sobreentrenamiento y poco descanso, el poco descanso de la musculatura provoca que este siempre en tensión. Si acumulamos muchos entrenamientos y partidos y no tenemos un buen descanso ni recuperación muscular, la probabilidad de rotura muscular es alta, ya que realizar saltos o arrancadas con cambios de dirección o frenazos son actividades muy explosivas. Si el cuerpo está con fatiga, no responde igual al estimulo que ordenamos, pero aun así lo forzamos porque lo hacemos constantemente y es ahí cuando puede aparecer la famosa pedrada y tener que dejar la actividad de golpe por rotura muscular. Las más habituales son de gemelos e isquiosurales. También puede haber otras causas como impacto directo con un rival o una mala preparación física, que en este caso la musculatura no está acostumbrada a soportar tantos esfuerzos y a esa explosividad, por lo que es muy vulnerable a sufrir roturas.
Cuando aparecen estas lesiones, hay que colocar hielo en la zona lesionada y a los 3 días realizar una prueba diagnóstica (eco, resonancia) para ver el alcance de la lesión. En caso de rotura emplearíamos la diatermia para mejorar el tejido dañado, masaje suave por la zona y en cuanto vaya mejorando el paciente ir metiendo ejercicios para ir recuperando de nuevo la fuerza y el tono muscular.
En el caso de no haber rotura, pero si sobrecarga muscular, puntos gatillo, acortamiento muscular, la aplicación de calor, masaje y estiramientos suele ser una gran combinación para resolver este tipo de problema. Los músculos más afectados suelen ser el cuádriceps, los isquiosurales y los gemelos.
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Fracturas:
En el caso del baloncesto prácticamente todas son por un salto o caída en mala posición. Lo que provoca fracturas o fisuras que generalmente se encuentran en el tobillo, pie o en casos más graves tibia y/o peroné. Otras zonas del cuerpo son raras de ver este tipo de lesiones, pero puede suceder.
En caso de fractura o fisura, habrá una inmovilización marcada por el médico, aunque podría empezar a realizar magnetoterapia que ayuda a consolidar dicha fractura/fisura. Una vez que esta soldada, realizaremos fisioterapia que ira muy enfocada en recuperar movilidad lo primero y después fuerza y estabilidad en esa articulación además de eliminar el dolor y el edema inicial. En esta rehabilitación se emplea mucho la movilidad pasiva y activa y ejercicios, en este ámbito se emplea poco la electroterapia.
Habitualmente provocadas por impactos, las zonas más afectadas son los dedos y los hombros. En los dedos suele deberse a impactos directos como pueda ser el golpeo contra el balón de manera fortuita o en una caída seguido de un mal apoyo en la zona de la mano. Esta última razón también es aplicable al hombro, ya que una mala recepción de una caída puede provocar que el húmero salga hacia delante provocando una anteriorización del húmero, de ahí la famosa expresión “se me ha salido el hombro”. Este tipo de lesión es frecuente en personas laxas.
En este tipo de lesiones lo que buscamos en la rehabilitación es restaurar la movilidad completa sin dolor y conseguir una estabilidad de la articulación muy completa, donde se tienen en cuenta todos los movimientos y todos los grados de movilidad que dispone cada gesto. Todo ello con el fin de que no vuelva a suceder, ya que es algo bastante recurrente en las luxaciones, por ello se necesita un fortalecimiento exhaustivo para evitar luxaciones repetitivas. Si aun así existe luxación a pesar de todo el fortalecimiento, se opera para ponerle un tope artificial al húmero y que este no se desplace hacia delante.
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Tendinitis/Tenosinovitis:
La repetición de movimientos suele provocar irritación de los tendones y por tanto inflamación. En este deporte las zonas más habituales donde encontrar lesiones son los tendones de Aquiles y rotuliano. En el caso del baloncesto todo viene por acelerar, frenar y saltar. En el caso de saltar ambos tendones participan, pero el que más sufre es el rotuliano porque el cuádriceps trabaja en excéntrico y es el que amortigua la caída, por lo que realizado continuamente podría provocar una inflamación. El dolor se localiza justo debajo de la rótula, es fácil de palpar. En cambio, el tendón de Aquiles suele lesionarse por aceleraciones o frenazos muy explosivos. Este tendón es muy propenso a la lesión en una aceleración violenta y repentina, también podría pasar en un frenazo en seco, pero la probabilidad es menor. Esto nos puede generar una inflamación en el tendón o incluso en una rotura arcial o total del tendón que es un caso mucho mas grave. Si hay tendinopatía aplicaremos hielo, baños de contraste para reducir edema e inflamación. También emplearemos masaje para reducir el tono muscular y electroterapia para el dolor e inflamación, además de ejercicios en especial los excéntricos. En caso de rotura del tendón, tendremos que someternos a una cirugía y el proceso de recuperación girara entorno a 9-10 meses pudiendo llegar al año. Una recuperación que se basa en la recuperación de movilidad del pie, despegar la cicatriz, recuperar fuerza y tono muscular al tiempo que reducimos la inflamación del tendón post cirugía.
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