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Todo lo que tienes que saber sobre cervicalgia, mareos y vértigos

La cervicalgia es el nombre técnico que se da al dolor de la región cervical de la columna vertebral. Este dolor puede extenderse desde la cabeza y el cuello, hasta los hombros y la columna dorsal. También se caracteriza por producir una fuerte limitación de los movimientos del cuello, principalmente las rotaciones y flexiones laterales. Otros síntomas muy comunes de las cervicalgias son los mareos y los vértigos. De todo esto hablaremos más adelante, pero antes veo necesario repasar la anatomía y funciones del pilar de nuestro cuerpo, la columna vertebral.

¿Qué es la columna vertebral y cuáles son sus funciones?

La columna vertebral es un conjunto de huesos que parten desde la base del cráneo y llegan a la pelvis. La de un recién nacido cuenta con 33 huesos individuales (vértebras), que con el paso del tiempo pasan a ser 26, por la fusión ósea que se produce en la zona del sacro en las etapas de crecimiento.

Se divide en diferentes partes: la zona cervical, que comprende la zona del cuello y cuenta con 7 vértebras; la zona dorsal, que engloba las 12 vértebras que se unen a las costillas; la zona lumbar, que cuenta con 5 grandes vértebras que deben soportar gran cantidad de peso y parten desde la zona glútea, hasta las últimas costillas; el sacro, formado por 5 vértebras fusionadas que forman un triángulo y permanece ubicado entre los huesos de la pelvis, acabando en el coxis. 

Las principales funciones de la columna vertebral son:

  • Protección a la médula espinal.
  • Principal elemento de sostén estático y dinámico del cuerpo.
  • Transmitir y amortiguar cargas.

¿Qué posibilidades tengo de padecer una cervicalgia?

Pues realmente muchas, se estima que la prevalencia de cursar una cervicalgia a lo largo de la vida es del 70%, es decir, 7 de cada 10 personas tienen, han tenido o tendrán, como mínimo, un episodio de dolor de cuello. Se estima que entre el 11% y el 14% de las bajas laborales son provocadas por esta lesión.

¿Hay algún factor que predisponga a tener una cervicalgia?

Hay muchos factores que aumentan las posibilidades de tener un dolor en el cuello. El principal es la edad. A partir de los 40 años se disparan esas posibilidades de tener esta lesión. Otros factores importantes son haber cursado previamente una lumbalgia o dolor de cabeza, un dolor cervical provocado por un traumatismo, tener un dolor irradiado u hormigueo hacia los brazos o las manos, problemas psicosociales relacionados con el estrés…

¿Cuáles son los síntomas de una cervicalgia?

Los síntomas que producen una mayor incapacidad son: dolor en la zona de la nuca, el cuello o la parte superior de los hombros al realizar algún movimiento del cuello, en reposo o simplemente al tocar la zona; rigidez y dificultad para realizar los distintos movimientos del cuello (flexión, extensión, lateroflexiones y rotaciones); mareos que suelen estar presentes en el síndrome de insuficiencia vertebro basilar; vértigos, al haber alguna afectación en el oído medio, vista o el sistema encargado de la propiocepción (hablaremos de ello más adelante); parestesias o sensación de hormigueo de los brazos o las manos, que pueden ir acompañado de falta de fuerza o disminución de la sensibilidad.

¿Cuánto duran los síntomas de una cervicalgia?

Diversos estudios nos muestran que en 3 de cada 4 personas los síntomas permanecen hasta 1 año después del inicio, aunque la mitad de los casos reducen de forma clara su dolor y discapacidad en menos de 10 semanas.

¿Cuáles son las causas de una cervicalgia?

Para diferenciar las distintas causas por las que puede estar provocada una cervicalgia realizaremos la primera clasificación de la publicación. Distinguiremos entre cervicalgias mecánicas y cervicalgias no mecánicas.

Las cervicalgias mecánicas corresponden al 80% de las cervicalgias y son aquellas en las que están dañados algún tejido íntimamente relacionado con el cuello, como la musculatura, los huesos, los nervios, los ligamentos o las articulaciones. Estas cervicalgias pueden estar provocadas por traumatismos, como un latigazo cervical al tener un accidente de coche, o por infinidad de situaciones que no proceden de un traumatismo como puede ser un daño degenerativo que puede estar provocado por la edad (artrosis cervical, discopatías…), la tensión muscular, un déficit de control neuromuscular de la musculatura profunda del cuello, la postura… Estas cervicalgias que no proceden de traumatismos se consideran cervicalgias inespecíficas por su dificultad diagnóstica.

Las cervicalgias no mecánicas son la causa del 20% de los dolores de cuello. Se dividen en dolor cervical inflamatorio y dolor cervical referido. El dolor cervical inflamatorio engloba aquellas cervicalgias provocadas por: enfermedades reumáticas, como artritis reumatoide, fibromialgia, espondilitis anquilosante, poliomiositis o polimialgia reumática; tumores, principalmente de pulmón, tiroides, riñón y mama; infecciones como el Herpes Zoster, meningitis, osteomielitis o discitis. El dolor cervical referido procede de otras estructuras por enfermedades como una cardiopatía isquémica, aneurisma de la aorta, insuficiencia vertebro basilar, patología de la articulación temporomandibular y acromioclavicular, o el síndrome del desfiladero torácico.

¿Qué tipos de cervicalgia hay?

Existen diversos tipos de clasificaciones para la cervicalgia, pero personalmente me quedo con la clasificación Task Force, realizada en 2008, que establece una división por funcionalidad y daño producido en las estructuras.

CLASIFICACIÓN TASK FORCE

GRADO

1

No hay signos de patología estructural y ninguna o ligera interferencia en las actividades de la vida diaria (AVD)

2

No hay signos de patología estructural, pero importante interferencia en las AVD

3

No hay afectación estructural, pero con afectación neurológica

4

Afectación estructural

Los pacientes que se encuentran en los grupos 1 y 2 serán la mayoría que nos encontremos. Son pacientes que normalmente tienen un buen pronóstico al no tener patología neurológica ni afectación estructural grave.

Grados 3 y 4

Los pacientes con grado 3 presentan las siguientes características que se corresponden con una afectación neurológica: alteración sensitiva o motora, parestesias o entumecimiento y/o disminución de la fuerza de los brazos o las manos. Para diferenciar entre los pacientes de grado 1 y 2, y el grado 3, aparte de los datos recogidos en la historia clínica, se recomiendan los siguientes test ortopédicos: Test de tensión del miembro superior para el nervio mediano, Test de Spurling y Test de tracción y de distracción. Recordamos que los test ortopédicos por sí solos no pueden usarse para diagnosticar, pero si varios de estos salen positivos, y coinciden con las características recogidas en la historia clínica, estaremos con probablemente ante una afectación neurológica, probablemente por un daño en algún nervio del plexo braquial.

En el grado 4, signos con afectación estructural, son aquellos que nos harían derivar al paciente directamente a urgencias (las conocidas banderas rojas en fisioterapia). Estos signos son fractura vertebral, afectación de la médula espinal, infección, neoplasia o enfermedades sistémicas.

¿Cuál es la diferencia entre mareos y vértigos?

El mareo es un síntoma bastante común que produce una sensación de pérdida de equilibrio, estabilidad o desorientación en el espacio. Los principales sistemas que se encargan de preservar nuestro equilibrio son tres, el sistema ocular (los ojos), el vestibular (el oído medio) y el sistema musculo esquelético (todo el sistema propioceptivo que tenemos a lo largo del cuerpo). La suma de estos tres sistemas nos ayuda a orientarnos en el espacio a través de la posición de cada parte de nuestro cuerpo y la información que nos llega del exterior.

Como hemos visto, el mareo es una pérdida de estabilidad que incluso nos puede dar sensación de desmayarnos en cualquier momento, sin embargo, el vértigo es una sensación de que giramos alrededor de nuestro entorno, o que éste gira alrededor nuestro. 

Los vértigos se producen habitualmente por un trastorno en el sistema vestibular, concretamente afectando al oído medio. Si quieres leer más sobre el origen de los vértigos, sus posibles causas o los tipos que existen y su tratamiento, tienes disponible una noticia muy completa pinchando AQUÍ.

Mareo cervicogénico ¿qué es?

Si el mareo tiene un origen cervical se denomina mareo cervicogénico. La causa principal por la que se produce un mareo cervicogénico es un trastorno en la propiocepción del cuello. Las altas exigencias de movilidad y estabilidad obligan a la columna cervical y su musculatura a tener un sistema propioceptivo bien desarrollado. En este tipo de pacientes, solemos encontrarnos un patrón similar, donde la musculatura profunda del cuello no realiza una de sus funciones principales, la estabilización, produciendo que la musculatura superficial tenga mucho más trabajo del que debería, teniendo de esta manera una excesiva tensión muscular, limitando la calidad de los movimientos del cuello. Otras de las causas más comunes son la artrosis cervical, el latigazo cervical, una rectificación cervical o una afectación nerviosa provocada por una hernia discal.

Este tipo de mareos suele ir acompañado por dolor de cabeza y cuello que puede producirse en reposo, al movimiento o a la palpación, además de una limitación de la movilidad con sensación de excesiva rigidez, principalmente al realizar los movimientos de flexión lateral (llevar la oreja hacia el hombro) y rotaciones de cuello. 

Posible tratamiento

El tratamiento para afrontar esta lesión tan habitual parte de realizar una buena valoración y diagnóstico diferencial para asegurarnos que nos encontramos ante este problema. Una vez que estamos seguros de ello, se realizará un tratamiento combinado de terapia manual y ejercicio terapéutico personalizado y bien pautado. Con la terapia manual conseguiremos aumentar la movilidad de cuello con técnicas articulares y estiramientos, reducir la sensación de dolor y relajar la musculatura implicada en la cervicalgia, centrándonos principalmente en trapecio, escalenos, ECOM y suboccipitales, sin olvidarnos de la musculatura periescapular, para garantizar una buena movilidad de los hombros (la movilidad limitada en hombros hace que el cuello tenga unas mayores exigencias y realice un trabajo extra, aumentando la tensión muscular en la zona). El ejercicio terapéutico se basará en mejorar la estabilidad y el control motor de la musculatura profunda del cuello.

3 EJERCICIOS para aliviar el DOLOR de CUELLO y cervical

Por último, recomiendo que se realicen en casa ejercicios isométricos de cuello y estiramientos para aumentar la movilidad y disminuir el dolor. Os dejo un par de vídeos donde mis compañeros os muestran cómo realizarlos paso a paso:

Isometria cervical, ejercicios para eliminar dolor cervical

ESTIRAMIENTOS CUELLO y CERVICALES – RUTINA DIARIA

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Etiquetas: cervicalgia, dolor de cuello, mareos, vertigos

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