Qué es un ictus o también llamado accidente cerebro-vascular (ACV). Es un episodio de aparición súbita causado por una alteración localizable en cualquier punto de nuestro sistema cardiovascular que provoca una reducción en el aporte de flujo sanguíneo, oxígeno y glucosa hacia una parte del cerebro, impidiendo el adecuado funcionamiento neuronal en el área afectada (Portellano, 2005)..
Dependiendo de la causa distinguimos entre dos tipos de ictus:
- Ictus hemorrágico: se produce cuando un vaso sanguíneo (vena o arteria) se rompe, provocando que la sangre se derrame directamente sobre el tejido cerebral. Suponen el 15% de los ACV aproximadamente.
- Ictus isquémico: se debe a una obstrucción de un vaso sanguíneo, impidiendo que continúe la circulación sanguínea hacia las regiones correspondientes. Este tipo de ictus son los de mayor prevalencia, constituyendo en torno al 85% de los casos.
¿Cómo puedo identificar que alguien está sufriendo un ictus?
Factores como la magnitud del área afectada y la duración del episodio van a determinar la gravedad de las secuelas cognitivas, físicas y emocionales en la persona y, por tanto, el impacto que éste ACV va a ocasionar sobre su vida cotidiana así como sobre la de sus seres queridos.
El tiempo es un factor crucial en el pronóstico y en la evolución tras un ACV. Es fundamental que se actúe de forma inmediata cuando la persona comienza a manifestar los primeros síntomas de estar sufriendo un ictus, así como comenzar con el proceso de rehabilitación física y neuropsicológica lo antes posible una vez que la persona se encuentra estabilizada.
En el primer caso, para identificar rápidamente si una persona está sufriendo un ACV, se pueden utilizar unas sencillas pautas que nos permitirán actuar en menos de un minuto.
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Un primer paso puede ser pedirle a la persona afectada que sonría
Durante un ictus es muy frecuente perder fuerza, sensibilidad y capacidad de generar movimientos voluntarios en uno de los lados del cuerpo. Así, si cuando sonríe vemos que solo se eleva la comisura de los labios en un lado de la cara y el otro queda inexpresivo o caído, estaremos ante un signo importante de alerta. Esta asimetría también puede observarse en la apertura del ojo.
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Otra pista podemos obtenerla pidiéndole al afectado que estire los dos brazos en posición horizontal delante del cuerpo
En caso de ictus, la persona elevará uno de ellos con escasa dificultad, mientras que el otro quedará caído, más pegado al resto del cuerpo.
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Por último, podemos pedirle a persona que nos diga una frase o que conteste a una pregunta sencilla
Si no puede articular una respuesta, lo hace de con un lenguaje incoherente o no comprende nuestras instrucciones, estamos ante otro signo de alerta.
Si además de alguna de las manifestaciones anteriores esta persona está experimentando un intenso y repentino dolor de cabeza, pérdida de visión en un ojo, dificultad para caminar o mantener el equilibrio, debemos llamar inmediatamente a los servicios de urgencias, para que comience el tratamiento lo antes posible y se acorte así el episodio.
¿Qué es un ictus y qué podemos hacer después sufrirlo?
Como ya apuntábamos más arriba, una vez estabilizado el episodio agudo es fundamental comenzar lo antes posible con la rehabilitación de las secuelas causadas por el ictus. Las físicas suelen ser las más evidentes, como dificultad para caminar, pérdida de fuerza o dificultad para articular palabras. En estos casos será imprescindible contar con fisioterapeutas y logopedas que ayuden a recuperar en lo posible estas funciones.
Sin embargo, aunque a veces pasan más desapercibidas, las secuelas cognitivas y emocionales pueden ser en el largo plazo las que mayor impacto ocasionen en la vida cotidiana del afectado y de su entorno. Entre ellas podríamos encontrar problemas de memoria, dificultad para organizar su agenda y rutinas en el día a día, alteraciones del sueño, mayor lentitud de respuesta ante lo que ocurre alrededor, ansiedad, apatía, depresión…
El tipo de secuelas cognitivas y emocionales que se pueden experimentar dependerá de la localización de la lesión cerebral y la extensión de la misma, además del tiempo transcurrido hasta que recibió la asistencia médica. Pero más allá de cuál sea la secuela específica que se ha manifestado, lo que es necesario para poder detectarla es realizar una buena valoración neuropsicológica para a partir de ahí comenzar lo antes posible con el proceso de rehabilitación y de apoyo psicológico en caso de que sea necesario.
Cuanto antes se comience más eficaz será este proceso, porque aprovecha la capacidad de nuestro cerebro para reorganizar sus funciones o para aprender a llevarlas a cabo por nuevas vías. Así el afectado aprenderá o reaprenderá más rápido y con más facilidad aquellas funciones o tareas cotidianas que necesita para desenvolverse de manera autónoma.
Cuando una persona sufre un ictus comienza su camino a lo largo de un proceso de reaprendizaje, aceptación y superación en todas las facetas de su vida. Por tanto, debemos proporcionar desde el primer momento todos los medios disponibles para que alcance el máximo nivel de recuperación que sea posible en todas ellas.
Carlota Sáenz de Urturi Gómez-Centurión, neuropsicóloga y psicóloga general sanitaria de Cognitiva Unidad de Memoria. Nº col. M-31299.
Referencias
- Lozano, J. V. (2018) ¿Qué es un código ictus? Valencia, España. Rithmi. Recuperado de: https://rithmi.com/que-es-un-codigo-ictus/
- Mayo Clinic Staff (2019) Stroke rehabilitation: What to expect as you recover. Recuperado de: https://www.mayoclinic.org/diseases- conditions/stroke/in-depth/stroke-rehabilitation/art-20045172
- Portellano, J. A. (2005) Introducción a la neuropsicología. Madrid: McGraw – Hill
- Winstein, C. J., Stein, J., Arena, R., Bates, B., Cherney, L. R., Cramer, S. ,… Zorowitz, R. D. (2016) Guidelines for Adult Stroke Rehabilitation and Recovery. Stroke, 47(6), e98 – e169.
