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Psico-Educación, padres que logran fortalecer la autoestima de sus hijos

 “El objetivo principal de educación es crear personas capaces de hacer cosas nuevas y no simplemente repetir lo que otras generaciones hicieron”.

Piaget, Jean William Fritz (1896-1980)

Todos queremos lo mejor para nuestros hijos. Queremos que sean buenos, que tengan éxito, que sean felices, que tengan amigos, que utilicen sus capacidades, que aprovechen las oportunidades que se les presentan en la vida…

Seguro que de todo esto hemos oído hablar, sin embargo se escucha muy poco hablar sobre la tarea más importante de la paternidad: desarrollar en nuestros hijos una fuerte autoestima. Pues un niño con niveles adecuados de autoestima será un adulto con todas las características anteriores.

Para todos los seres humanos, las personas que han ejercido mayor importancia en sus vidas, para bien o para mal, son sus padres. La autoestima del adulto está impresa de todas las voces que oyó en su niñez: sus miedos, sus límites, sus sentimientos de desamparo… traducidos a la vida adulta.

El bebé en las primeras etapas va recibiendo lecciones de autoestima: de tu sonrisa recibe aprecio, de tus caricias recibe seguridad, de tu respuesta a su llanto aprende lo  importante que es… Más adelante, otras personas van reforzando esas creencias de valía, pero siempre volverá la vista a la bondad, seguridad e importancia que le dieron sus padres.

¿Qué tipo de padres consiguen reforzar la autoestima en sus hijos?

Sabemos que los niños son un reflejo de los propios adultos. Es importante que los padres trabajen la seguridad y confianza en ellos mismos para que así llegue a sus propios hijos, pero también es necesario desarrollar un estilo de comunicación que genere estos sentimientos. Para lograrlo, os propongo los siguientes ejercicios:

  1. Fíjate en lo positivo de tu hijo. Haz una lista de las capacidades que tiene tu hijo y encuentra la ocasión para hacérselo saber. Es importante generar contextos que le den la oportunidad de demostrar esos talentos o intereses.
  2. Afrontar lo negativo. Cuando el niño se expresa de forma negativa, desea satisfacer una necesidad pero no encuentra la manera. Piensa qué necesidad está tratando de solventar y ayúdale a que lo exprese de otra manera. Por último, intenta extraer alguna cualidad positiva de esa conducta.
  3. Escucha a tu hijo. Para que el niño se sienta importante y podamos conocer sus verdaderos intereses hay que escucharles a conciencia. Escucharles no significa resolverles sus asuntos, deben aprender ellos a hacerlo, escucharles implica encontrar espacios y momentos sin distracciones y que sientan que atendemos y respondemos a sus sentimientos.
  4. Expresa tus sentimientos negativos y preocupaciones. Al ser modelo de referencia para ellos, resulta muy positivo expresarle situaciones similares a las vividas y maneras de afrontarlo. Se siente entendido y le mostramos la manera de expresar al otro los sentimientos negativos.
  5. No compares. La mejor manera de que se supere a sí mismo es recordarle los logros que ha ido alcanzando. Cuando lo comparamos con los otros niños, le enseñas que el camino es buscar la referencia en el exterior. Pero debe aprender a superarse a sí mismo, sus propias limitaciones y a buscar sus propias motivaciones intrínsecas de logro.
  6. Deja que cometa errores. Esta es una de las pautas más difíciles a la hora de ponerlas en práctica. Pero, aún así es la única manera de que desarrolle estrategias internas de afrontamiento y seguridad en sus propias capacidades. Transmitirle que los errores también nos enseñan, si aprendemos a aceptarlos y superarlos.
  7. 50% Cariño 50% Disciplina. La receta básica para un estilo educativo que genere vínculos estables y seguros. El niño necesita aprender límites que estructuren su personalidad en un futuro. Pase lo que pase, el adulto le aceptará y querrá sin condiciones.

En ocasiones, se considera como un ideal de padre el autosacrificado que vive por y para los hijos. Sin embargo, padres hiperestresados y con gran carga de trabajo suelen mostrarse irritables, resentidos, deprimidos…

Se recomienda cuidar de uno mismo. Y para eso es importante tener sesiones en pareja, grupo o individuales que puedan devolver la energía, el interés, la paciencia. Si consideras que has ensayado muchas de estas técnicas y siguen sin funcionarte, es importante que acudas a un especialista de terapia familiar, infantil o individual que te ayude a cambiar estos sentimientos tan arraigados que te están haciendo sufrir.

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