La aerosolterapia es un método de tratamiento mediante el cual se administra el medicamento en forma de aerosol por vía inhalada. Se utiliza tanto para tratar enfermedades respiratorias como el asma y la EPOC, como para tratar infecciones respiratorias como la bronquiolitis o neumonía.
Durante los últimos años se ha visto que el tratamiento con aerosoles ha demostrado progresos significativos en diversas enfermedades respiratorias, por lo que ha determinado que pase a ser el tratamiento más rápido, eficaz y seguro para dichas enfermedades.
Los medicamentos que se suministran a través de aerosoles son broncodilatadores para abrir las vías aéreas (Salbutamol, Clembuterol, Terbutalina), antiinflamatorios para disminuir la inflamación de la vía aérea (Budesonida, Fluticasona, Mometasona), mucolítcos para fluidificar las secreciones (Dornasa alfa) y antibióticos para disminuir la infección (Colistina).
En la aerosolterapia hay 3 tipos diferentes de inhaladores:
Inhaladores presurizados de dosis medida
Estos inhaladores liberan a presión una dosis fija de medicamento en cada activación. Se debe activar el inhalador durante la inspiración del paciente, por lo que es necesaria la colaboración del paciente.
Inhaladores presurizados de dosis medidas con cámara espaciadora
La cámara permite al paciente inhalar la medicación tranquilamente en varias respiraciones. Es la mejor opción para niños menores de 6-7 años puesto que no es necesario sincronizar la salida del fármaco con la inspiración. La cámara puede ser con máscara facial o con boquilla. En los lactantes y niños pequeños utilizaremos la máscara facial a pesar de que la respiración nasal disminuye considerablemente el depósito del fármaco en los pulmones. Por eso, en cuanto el niño sea capaz de inhalar por la boquilla, dejaremos de usar la mascarilla.
Inhaladores de polvo seco
En este caso, el medicamento está en polvo dentro del inhalador. Este fármaco se administra mediante la inhalación fuerte del paciente.
Las ventajas de utilizar este método de tratamiento son:
– Es posible utilizar dosis más bajas de medicamento.
– Se alcanzan niveles menores de toxicidad en sangre y menos efectos secundarios.
– Actúa de forma más rápida.
– El fármaco va directo a la zona que necesita el tratamiento. Esto evita la necesidad de utilizar la vía digestiva o parenteral.
Pero, a pesar de ser el método más efectivo para tratar las enfermedades pulmonares, existen una serie de desventajas, sobre todo en pediatría:
– En el caso de no utilizar cámara, se necesita total coordinación entre el accionamiento y la inspiración. Algo imposible en niños por debajo de los 6-7 años.
– En el caso de utilizar máscara facial, la falta de cierre hermético reduce la dosis inhalada.
– El uso incorrecto del inhalador reduce la dosis efectiva.
Siempre debes consultar a su pediatra o fisioterapeuta especialista en fisioterapia respiratoria ante cualquier duda sobre el uso del inhalador así como para evitar errores en el suministro del medicamento.