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Tipos de dolor de espalda: Identificación y cuidados específicos

Seguramente todas las personas hayan experimentado dolor de espalda alguna vez a lo largo de su vida. Hay varios tipos de dolores de espalda y cada uno puede tener su origen en una estructura diferente de nuestro cuerpo.

En este artículo nos vamos a centrar en la región dorsal y lumbar de nuestra espalda y es importante destacar desde un principio que el mayor porcentaje de los dolores de espalda en la región lumbar son inespecíficos, lo que quiere decir que, tras realizar los test específicos o pruebas complementarias, estas no nos dan una correlación del dolor con el tejido, este es el caso de un 90% de los dolores lumbares. Por el contrario, cuando el componente específico de la lesión (pato anatómico) sí justifica el mayor porcentaje de dolor del paciente se trata de un dolor específico y suponen entre un 5-10 % de los dolores a nivel lumbar. Cabe destacar también que existirá un porcentaje entre el 1-2% de dolores que se justifiquen a través de una patología grave o sistémica como puede ser una espondilitis anquilosante, artritis reumatoide, osteosarcoma o fracturas entre otras, por lo que es esencial la realización de un buen examen clínico y anamnesis por parte de un profesional sanitario para descartar cualquier bandera roja.

Centrándonos en el dolor inespecífico, la clave de una buena recuperación será analizar las causas que pueden estar contribuyendo a que la señal de alarma del dolor perdure, esto puede ir derivado de una mala función de otras estructuras como veremos más adelante o si puede venir más de nuestra rutina diaria (actividad laboral, tiempo en sedestación prolongado, sedentarismo…)

DOLOR DE ESPALDA – DOLOR LUMBAR

En primer lugar, existen una serie de factores de riesgo para desarrollar dolores de espalda de tipo lumbar que es importante mencionar ya que, tenerlos en cuenta va a ser una de las estrategias tanto de tratarlo como de prevenir que aparezca en un futuro. En dolor lumbar los que tienen una correlación más directa son el sobrepeso, la falta de control motor, véase un déficit de sinergia entre los elementos pasivos (ligamento, cápsula, hueso…) y los activos (músculos) y una pérdida de la movilidad de la articulación de la cadera.

Para que nuestro tratamiento de la espalda sea efectivo debemos diferenciar el tipo de dolor lumbar según el tejido que más nos afecta, en este caso el origen del dolor puede ser: articular, muscular o neural. En dolores inespecíficos el origen no será único si no que habrá un porcentaje mixto de ellos por lo que no deberemos olvidar el resto.

Si el dolor es más de tipo articular debemos saber de qué nivel puede estar proviniendo, ya que según el lugar serán efectivas unas técnicas u otras. Los posibles orígenes del dolor articular en la lumbar son los siguientes:

Discogénico: Es un dolor de tipo central en la columna, profundo, que suele incrementarse con gestos de rotación lumbar, flexión o con incrementos de la presión intraabdominal. Entra dentro del tipo de dolor “ciático” en el que este se puede extender hacia el miembro inferior a través de un trayecto continuo, fino, que puede o no atravesar la rodilla, pudiendo llegar a ser de tipo ardiente o quemante. En lumbares es más común que en dorsales dónde apenas hay hernias debido a que el disco es contenido en su totalidad por el ligamento común posterior, cosa que no pasa en las lumbares dónde la anchura del disco es mayor.

Facetario; Es el clásico dolor en banda o cinturón en la región lumbar, es el dolor que sentimos cuando llevamos un rato conduciendo, puede afectar tan solo a un lado o a los dos. Es discontinuo, es decir no suele doler el glúteo si no que puede saltar directamente a la zona del muslo o del gemelo, pero no es quemante o ardiente como el anterior. Se suele desencadenar más habitualmente en situaciones de extensión

Sacroilíaco: Este dolor posee 3 posibles presentaciones; 1. Localizado en la articulación pero que baja un poco a glúteo e incluso al trocánter, 2. Además, dolor inguinal en misma pierna o contraria (pueden coexistir o preceder uno al otro) el dolor sacroilíaco casi nunca suele ser aislado, sino que guarda mucha relación con la cadera, 3. Sensación bilateral en las dos sacroilíacas, suele verse en mujeres de edad avanzada, muy asociado a cambios hormonales de la cápsula. El dolor sacroilíaco se incrementa al flexionar hacia delante el tronco, al ponernos de pie y con la marcha y subir y bajar escaleras.

Para estos tipos de dolores, una vez identificados el tratamiento irá enfocado en devolver la función normal de la articulación afectada, en este caso a través de movilizaciones tanto globales como analíticas, manipulaciones y ejercicio terapéutico.

Existen una serie de patologías lumbares identificables a través de pruebas de imagen como una radiografía o una resonancia tales como la espondilólisis dónde se llega a fracturar la lámina de la vértebra o una espondilolistesis dónde desplaza una vértebra con respecto a la inferior. En la mayoría de los casos el tratamiento es conservador a través de terapia manual, estiramientos y fortalecimiento de la faja abdomino-lumbar, solo en los casos más severos se prescribe la cirugía.

Por el contrario, si el dolor es más de tipo muscular el origen puede ser la musculatura paravertebral, se tratan de 3 músculos que discurren longitudinales a toda la columna y que se encuentran justo a ambos lados de ella (iliocostal, longísimo y espinoso). También el músculo cuadrado lumbar puede estar produciéndonos dolor y lo podemos localizar un poco más lateral a estos primeros, justo por encima de nuestras crestas iliacas. Por último, el psoas mayor que a través de su inserción en las vértebras lumbares puede estar desencadenando dolor lumbar. Para solventarlo existen técnicas manuales de presión, presión con movimiento, masaje, punción seca y ejercicio terapéutico, todo bajo la instrucción de un profesional.

anatomia de la espalda

La última estructura que nos queda por presentar es el tejido neural, es decir, propiamente el nervio. En la mayoría de los casos viene descrito como un atrapamiento del nervio ciático a causa de una hernia de disco o protusión. También puede producirse una pseudociática a través de un punto gatillo muscular siendo el más común en el piramidal (zona media glútea). En estos casos el dolor puede ser más de tipo látigo o ráfaga que se puede llegar a extender por todo el miembro inferior llegando incluso hasta el pie y puede producirnos sensaciones “anómalas” como hormigueos, descargas eléctricas, quemazón, pérdida de sensibilidad o incluso de fuerza en todo el recorrido del nervio. Este dolor puede venir derivado de una hernia, de una estenosis o cierre del canal medular con su consiguiente atrapamiento o como hemos explicado, a través de un atrapamiento del piramidal.

dolor ciatico por pinzamiento del nervio

Factores de riesgo de estenosis lumbar:

  1. Reducida la movilidad de cadera – Ángulo coxofemoral
  2. Sobrepeso – acumulación de tejido adiposo en el músculo y este no contrae correctamente
  3. Control motor – sinergia entre elementos pasivos y activos

Existe un test muy extendido para detectar un posible dolor ciático y que a su vez nos puede servir como tratamiento realizandolo de la manera adecuada y con las dosis marcadas por el terapeuta, se trata del slump test y a continuación os dejamos una forma de hacerlo para aliviar los síntomas.

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DOLOR DE ESPALDA – DOLOR DORSAL

Ante un dolor de tipo dorsal lo primero sería al igual que en lumbar descartar posibles banderas rojas, dolor persistente que no cede en reposo ni ante ningún tratamiento médico o farmacológico, que aumenta por la noche e incluso despierta al paciente y vigilar siempre pérdidas de peso repentinas.

En dolor dorsal cobra especial importancia la identificación de un posible origen visceral, estos son las principales características según el órgano afecto:

Duodeno: Dolor de tipo flato, también entre las escápulas, no dolor demasiado elevado, pero sí continuo en torno a las vértebras T4-T7 y de característica profunda.

Estómago: Dolor en la boca del estómago, con pesadez, de tipo cólico que cursa con sensaciones de reflujo a nivel esternal y dolor en cuello por zona de trapecio.

Vesícula Biliar: Dolor en el flanco derecho del abdomen a veces acompañado de dolor en hombro del mismo lado, suele amplificarse después de las comidas especialmente grasas.

Corazón: Dolor en el pecho, incluso mandíbula por todo el brazo izquierdo hacia la mano

Pulmonar: Dolor retroesternal en el pecho y también en la zona torácica

Riñón: Dolor posterior, lumbar

Uréter: sobre todo en hombres más pronunciado, suelen irse a urgencias

Una vez descartado un origen visceral del dolor, debemos diferenciar la estructura (articulación, músculo o tejido nervioso) que reproduce los síntomas del paciente; En el caso de dolor de tipo articular debemos entender que la parte dorsal de la espalda es diferente a la lumbar, es menos móvil porque alberga más vísceras, a las cuales debe proteger también a través de las costillas que conectan por la parte posterior con las vértebras a este nivel, por lo tanto si el dolor que sufrimos es de un solo lado, es posible que la costilla o la articulación que une la costilla con la vértebra o la propia vértebra estén afectados, para ello es imprescindible un diagnóstico diferencial por parte de un fisioterapeuta. En este caso el tratamiento consistirá en devolver la funcionalidad a la articulación a través de sobre todo movilizaciones específicas vertebrales o de la costilla, además de la parte activa por parte del paciente. Si por el contrario el dolor es más hacia la zona escapular deberemos identificar si duelen o están afectadas otras estructuras como el hombro, codo muñeca para darnos más información acerca de la patología.

Si el tejido afectado es muscular, existe un tipo de dolor sobre todo de un lado y entre la zona de las costillas que a veces dificulta o duele al respirar y se trata de la musculatura intercostal, fácilmente palpable e identificable entre una costilla y otra. Si el dolor es localizado muy cercano a la columna como una banda tensa que reproduce nuestro dolor, lo más probable esque se trate de la musculatura paravertebral. Si, por el contrario, el dolor es más hacia la parte central de uno de los lados entre la escápula y la columna podría tratarse de trapecio medio o inferior o musculo romboides. Si nos encontramos justo por encima de la escápula, músculo infraespinoso y si nos vamos más lateral a esta hacia el costado podrían estar afectados los redondos, el dorsal ancho o incluso el subescapular. Cada musculatura es abordable de una manera diferente por lo que vuelve a ser imprescindible la valoración por parte de un fisioterapeuta. En este caso técnicas de punto gatillo como presiones, masaje, punción seca y ejercicio terapéutico.

 

musculos de la espalda para explicar dolor lumbar

Por último, si el tejido diana es el nervio, hablaremos de una posible neuritis intercostal, en el que el dolor es similar al de la contractura intercostal, pero algo más incapacitante pudiendo llegar a experimentar incluso síntomas de irradiación hacia la parte de delante o sensaciones anómalas de quemazón o descargas eléctricas siempre propias de un dolor de tipo nervioso. Algo menos común pero que también podría ocurrir es una alteración del nervio escapular o si el dolor irradia hacia los brazos podría tratarse de una alteración del plexo braquial pudiendo llegar a dormirse incluso alguno de los dedos. Este tipo de patrón de dolor se trata también con movilizaciones articulares y dando un especial interés a las movilizaciones neurales dónde buscaremos deslizar el nervio a través de todo su recorrido. A continuación, dejamos un ejemplo de movilización neural del plexo braquial, en este caso del nervio mediano.

 

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Ahora que hemos aprendido a identificar bien nuestro dolor y la estructura o estructuras que pueden estar afectadas, podemos entender un poco mejor las causas que lo producen y los factores de riesgo intrínsecos y extrínsecos para poder actuar sobre ellos con el objetivo no solo de rehabilitar sino de prevenir la aparición de las patologías previamente explicadas.

La mejor manera de prevenir este tipo de dolores es tener un cuerpo sano, un control del peso en caso de que sea necesario, una buena alimentación e higiene y calidad del sueño es la base para la prevención de cualquier tipo de patología, ya que el sueño está estudiado que influye enormemente en cualquier proceso de este tipo, si no dormimos, no reparamos. Por último, dentro de este primer apartado, debemos darle vital importancia a la higiene postural, especialmente en el trabajo, dónde muchas personas pasan sentadas muchas horas del día y hace mella en su espalda, hacer descansos para caminar, evitar “desmoronarnos” mucho tiempo, adelantar la cabeza o ascender los hombros, adaptar nuestro puesto de trabajo (pantallas, sillas, ratón…)

Una vez controlados esos factores, sigue siendo imprescindible llevar una vida activa, caminar, hacer alguna actividad aeróbica o de impacto (habrá casos en los que habrá que controlar más este impacto) y por supuesto una buena rutina de ejercicio; Aquí podemos encontrar diferentes modalidades y el pilates es una de ellas debido a su alto enfoque en la postura y en la activación de zonas profundas normalmente inhibidas y que como hemos visto constituyen un factor de riesgo para presentar dolor de espalda. Por último, el ejercicio de fuerza sigue estando a la vanguardia de las investigaciones científicas a modo de prevenir y rehabilitar estructuras, es la forma más eficaz de producir cambios en los tejidos y que estos perduren en el tiempo.

BIBLIOGRAFÍA

Quevedo, A., Alonso, A., & Alonso, J. L. (2022). Terapia manual ortopédica en el tratamiento del dolor. Elsevier.

Etiquetas: ciática, dolor de espalda, dolor dorsal, dolor lumbar

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