La cresta ilíaca es una prominencia ósea que podemos encontrar en la parte superior del hueso ilíaco o coxal, uno de los tres huesos que conforman la pelvis. En la noticia de hoy, venimos a repasar un poco la anatomía que algunos ya tienen olvidada de hace años, y venimos a hablar de este hueso tan importante para la pelvis, donde se originan e insertan muchos músculos y ligamentos – siendo un punto de referencia anatómico importantísimo, pero también mucho más que eso. ¡Quédate a descubrirlo con nosotros!
Anatomía
La cintura pélvica, o lo que comúnmente denominamos pelvis, es un anillo esquelético conformado por un par de huesos ilíacos (también llamados coxales), unidos por cada lado al sacro, con el que se articulan. Dejan entre medias una cavidad en la que se albergan importantes órganos.
El hueso ilíaco o coxal está formado por tres componentes: el ilion, el isquion y el pubis. Estos tres comparten una estructura central, una superficie denominada acetábulo, en forma de copa profunda, que se articula con la cabeza del fémur – conformando la articulación de la cadera.
Además, isquion y pubis forman, en su parte inferior, un agujero obturador, por el que discurren numerosas estructuras importantes hacia los miembros inferiores.
En la parte superior del hueso ilion (llamado así por soportar el flanco) encontramos una superficie curvada que conforma la cresta iliaca, siendo un punto importante de inserción y origen de musculatura y otras estructuras.
El ilion, es el hueso más grande y superior de los tres que componen el hueso coxal o pelvis, y tiene cuatro extremos: uno anterior superior, denominado espina ilíaca anterosuperior (EIAS); otro anterior inferior, denominado espina ilíaca anteroinferior (EIAI); otro posterior superior, denominado espina ilíaca posterosuperior (EIPS) y un último extremo posterior e inferior, denominado espina ilíaca posteroinferior (EIPI).
La cresta ilíaca se extiende desde la espina ilíaca anterior y superior, hasta la espina ilíaca posterior y superior. Disponiendo un labio externo (lateral, palpable desde fuera), y un labio interno (medial), que da a la cavidad de la pelvis por dentro (no palpable).
La EIAS es palpable, en el extremo lateral del pliegue inguinal. Es el hueso que nos sobresale anteriormente a los lados de las caderas, cuando tenemos un porcentaje graso bajo, o tenemos una espina muy protuída o marcada. Sin embargo, la EIPS no es palpable, pero muchas veces se puede intuir su presencia por unos hoyuelos posteriores, por encima de la región glútea, a los laterales de la columna.
IMPORTANCIA DE LA CRESTA ILÍACA
La relevancia biomecánica de esta prominencia ósea se manifiesta en su papel crucial para el movimiento, así como la estabilidad de la pelvis y la columna vertebral, mucho más allá de ser un punto de inserción para musculatura importante como el oblicuo mayor del abdomen o el tensor de la fascia lata (TFL).
Pero su importancia no sólo queda ahí, sino que su identificación sirve de mapa para la localización de otros órganos y estructuras internas, tomándola de referencia para lograr hallar su posición.
Además, ¿Sabías que la cresta ilíaca es uno de los lugares de referencia para la biopsia de la médula ósea? Dada la abundante riqueza en médula ósea de este hueso, al ser un hueso con gran superficie, es una de las estructuras elegidas para realizar este tipo de intervenciones.
La biopsia de médula ósea se realiza para ver los estadios madurativos de las células sanguíneas, en casos de diagnóstico o evaluación de un tratamiento por cáncer, especialmente. A través de una punción, se toma una muestra de tejido óseo y de sangre medular de la cresta ilíaca y se analiza en laboratorio, posteriormente.
¿CÓMO PODEMOS LOCALIZAR NUESTRA CRESTA ILÍACA?
Para identificar dónde se localiza nuestra cresta ilíaca, especialmente si no es visible de primeras, colocaremos nuestras manos alrededor de la cadera, como si quisiéramos poner los brazos en jarra. Los pulgares los colocaremos hacia la espalda y los dedos hacia delante.
Buscaremos una superficie dura con nuestros dedos, de tal forma que la parte anterior del hueso coxal y la cresta ilíaca, la palparemos con nuestros dedos segundo a quinto; y la parte posterior de la cresta, la encontraremos con el pulgar. El resto de la comisura de la mano, marcará el recorrido de la misma.
Esta palpación, especialmente si es dolorosa, evidenciamos inflamación o irregularidades en su estructura ósea, nos puede servir de gran ayuda para el diagnóstico.
FUNCIONES DE LA CRESTA ILÍACA
Como ya hemos adelantado anteriormente, la cresta ilíaca tiene diversas funciones dentro del funcionamiento del cuerpo humano, lo que la hace una parte esencial para el correcto desempeño de nuestra actividad diaria.
- INSERCIÓN MUSCULAR. En primer lugar, y como punto de anclaje anatómico, su principal función consiste en ser punto de inserción para musculatura esencial del denominado CORE (oblicuos externo e interno, transverso del abdomen, recto anterior, multífidos y erectores espinales de la espalda, cuadrado lumbar, glúteos, suelo pélvico y diafragma).
- Oblicuo externo del abdomen – se origina en el labio externo de la cresta ilíaca. Participa en la flexión, flexión lateral, rotación del tronco, así como en la compresión del contenido abdominal, y en la estabilidad del tronco.
- Oblicuo interno – se origina en la línea intermedia de la cresta ilíaca. Como su compañero, el oblicuo externo; colabora en la flexión, flexión lateral, rotación del tronco y también en la compresión del abdomen y en la estabilidad del tronco.
- Transverso del abdomen – se origina en el labio interno de la cresta ilíaca. Contribuye a la estabilización del tronco y la pelvis, la compresión abdominal (funciones como toser, estornudar o levantamiento de objetos pesados), soporte de órganos internos, mantenimiento de la postura y participa en la respiración durante la exhalación forzada.
- Dorsal ancho – algunas de sus fibras se insertan en la parte posterior de la cresta ilíaca. Involucrado en los movimientos de aducción, extensión y rotación interna del hombro, así como en su estabilidad mediante la depresión de la escápula.
- Cuadrado lumbar – se origina en el labio interno y la parte posterior de la cresta ilíaca. Ayuda en la flexión lateral de la columna, la elevación de la pelvis, la estabilización de la columna y su extensión.
- Músculo glúteo medio – se origina en la superficie lateral del ílion, cerca de la cresta ilíaca. Participa en la abducción de cadera y rotación del muslo, además de estabilizar en la marcha o en los apoyos monopodales.
- Tensor de la fascia lata – se origina en la espina ilíaca anterosuperior. Implicado en la abducción de cadera, la flexión, la rotación interna, la estabilización de la pelvis y la rodilla, así como la tensión de la banda iliotibial.
- Sartorio – se inserta en la espina ilíaca anterosuperior. Su función es la flexión, rotación externa y abducción de la pierna; principalmente se le conoce por ser el encargado de cruzar la pierna por encima de la otra, cuando estamos sentados.
- Músculo ilíaco – a menudo conocido por su relación con su hermano el psoas. Tiene puntos de origen también en el labio interno de la cresta ilíaca. Se encarga de la flexión de cadera, la estabilización de la columna lumbar, participa en movimientos íntimos de la pelvis, colabora en la postura y la respiración, al ser parte del diafragma pélvico.
- PROTECCIÓN Y SOPORTE
- Proporciona protección a los órganos internos alojados en la cavidad abdominal y pélvica.
- Ofrece soporte estructural a la pelvis y contribuye a la estabilidad de la cadera, tronco y la distribución de cargas a miembros inferiores.
- MOVIMIENTO Y POSTURA.
- Facilita mantener la postura erguida y el movimiento, ya que los músculos que se insertan en ella son cruciales para la flexión, extensión y rotación del tronco y las caderas.
- Juega un papel importante en la marcha y las actividades físicas que requieren la movilidad y estabilidad de los miembros inferiores.
- IMPORTANCIA CLÍNICA.
- Punto de referencia anatómico – como decíamos al principio, se trata de un punto de referencia para procedimientos clínicos, quirúrgicos y de palpación de otras estructuras orgánicas.
- Donación de injertos óseos – por su fácil accesibilidad y cantidad de hueso disponible.
- Fracturas y lesiones – las fracturas de la cresta ilíaca pueden ocurrir por traumatismos directos, como por ejemplo accidentes de tráfico, y suelen ser muy relevantes para el diagnóstico de lesiones pélvicas.
- Punción médula ósea – como avanzábamos, se trata de uno de los puntos estructurales de importancia para la extracción de médula ósea y su posterior análisis, generalmente con fines oncológicos.
DOLOR EN LA CRESTA ILÍACA ¿POR QUÉ PUEDE SER?
La aparición de dolor en la cresta ilíaca puede estar relacionada con diversas condiciones: problemas de origen muscular, de origen óseo, traumatismos u otras patologías más complejas.
- Síndrome de la banda iliotibial – Se trata de una inflamación o irritación de la banda iliotibial, que puede causar dolor en la región de la cresta ilíaca donde se origina su tensor, el músculo tensor de la fascia lata.
El músculo TFL (tensor de la fascia lata) se trata de un músculo pequeño, pero de gran importancia, situado en la región lateral de la cadera y muslo, cuya función está muy relacionada con la estabilidad y el movimiento de la cadera y rodilla, como explicábamos antes. Al insertarse en la espina ilíaca anterosuperior (EIAS), cuando éste se tensa o se sobrecarga, puede producir tracción de su inserción, provocando dolor de justo en esta región.
Los síntomas principales son: dolor en la parte externa del muslo, dolor en el lateral de la rodilla o dolor en la parte externa de la cadera, especialmente durante actividades como correr o al caminar.
- Tendinopatía – la inflamación de los tendones que se insertan en la cresta ilíaca, como pueden ser los tendones del glúteo medio o el anterior, el tensor de la fascia lata, pueden causar dolor y sensibilidad en la cresta ilíaca, empeorando con el movimiento.
- Problemas musculares – tensión, desgarros, espasmos o sobrecargas musculares de los músculos que se insertan en la cresta ilíaca, pudiendo ocasionar dolor agudo (o crónico con el paso del tiempo), rigidez y posible inflamación de la zona, impidiendo el correcto movimiento de la misma.
- Fracturas por estrés – pequeñas fracturas en la cresta ilíaca causadas por sobrecarga o traumatismos de repetición, pueden ocasionar dolor localizado, especialmente con el movimiento y la palpación.
- Fractura por traumatismos – especialmente tras un accidente de tráfico o en caídas, pueden ocasionar la fractura de esta estructura ósea.
- Bursitis trocantérea – aunque no se sitúa en la cresta ilíaca, su localización cercana puede contribuir a sufrir dolor en esta zona.
- Problemas en la columna vertebral – condiciones como la hernia discal, la espondilosis lumbar o síndromes facetarios, por ejemplo, pueden dar dolores referidos a la zona de la cresta ilíaca.
- Condiciones inflamatorias y/o degenerativas – en enfermedades como la artritis reumatoide, la artrosis o la espondilitis anquilosante, se puede causar inflamación y dolor en las articulaciones, produciendo dolor persistente, rigidez matutina e inflamación en la región.
- Pinzamiento nervioso – la compresión de los nervios que pasan cerca de la cresta ilíaca, como el iliohipogástrico o en nervio inguinal, pueden producir dolor agudo, ardor o sensación de hormigueo en la cadera y la parte baja del abdomen.
DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO
Para un correcto diagnóstico y poder establecer un plan de tratamiento eficaz y personalizado, es necesario realizar una completa evaluación clínica, a través de una historia clínica detallada y un examen físico completo, siguiendo las respuestas del paciente a nuestras preguntas.
Además, podremos ayudarnos de pruebas de imagen, como la radiografía, la resonancia, o la tomografía computarizada, para detectar fracturas, problemas del tejido blando o condiciones inflamatorias.
También pueden requerirse pruebas de laboratorio, como análisis de sangre, para detectar marcadores inflamatorios tras la sospecha de algunas condiciones sistémicas, como la artritis reumatoide.
En cuanto al tratamiento, dependerá de cada condición en particular, tras haber realizado un correcto diagnóstico, pero, en condiciones generales, suele conllevar:
- Modificación de la actividad – ya sea de la vida diaria o deportiva, siguiendo siempre las instrucciones del especialista sanitario.
- Fisioterapia – incluyendo ejercicios específicos de fortalecimiento, estiramiento y control motor de la musculatura de alrededor de la cadera y la pelvis, además de tratamientos antiinflamatorios, terapia manual, educación en la patología y consejos para el manejo del dolor.
- Medicación – antiinflamatorios para reducir la inflamación y el dolor, y en casos más severos, inyecciones de corticoesteroides.
- Terapias complementarias – acupuntura, estudio de la pisada y la marcha, nutrición para el manejo de la inflamación….
- Cirugía – en casos severos, o en casos de fracturas conminutas o complicadas.
BIBLIOGRAFÍA
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- Standring, S. (Ed.). (2020). Gray’s Anatomy: The Anatomical Basis of Clinical Practice.
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- Moore, K. L., Dalley, A. F., & Agur, A. M. R. (2017). Clinically Oriented Anatomy