En la noticia de hoy nos vamos a centrar en una parte del cuerpo a la que no solemos hacer mucho caso, ya que es la zona más alejada de nuestra vista, pero que tiene una gran importancia y puede generar muchas patologías y lesiones que nos van a mermar la calidad de vida. Hoy hablamos de los pies, en especial de los dedos.
Los dedos de los pies son más importantes y complejos de lo que parecen, ya que están activamente implicados en la marcha y el equilibrio. Como todos sabemos, salvo excepciones especiales, los pies se componen cada uno de cinco dedos, que podríamos separar según su actividad y forma en primer dedo o dedo gordo, y el resto de dedos que llamaríamos dedos menores. Aquí nos vamos a centrar en los dedos menores (todos menos el dedo gordo del pie), que son los que pueden sufrir los problemas que vamos a desarrollar hoy, los famosos dedo martillo y dedo en garra.
Los dedos menores del pie tienen toda la misma anatomía, se componen de tres falanges (proximal, media y distal), ligamentos encargados de proporcionar estabilidad, y varios músculos que se insertan allí, y que tienen mucha importancia a la hora de dar el paso. Estos músculos son los flexores, extensores, interóseos y lumbricales.
Cómo diferenciar el dedo martillo del dedo en garra
Ambas son patologías de los dedos medios, más o menos similares, pero tienen una diferenciación clara en cuanto a posición del dedo y localización del dolor y las lesiones. En ambas lo que se desarrolla es una posición alterada de las articulaciones que componen los dedos (metatarsofalángicas, interfalángicas proximales e interfalángicas distales)
En el dedo martillo lo que se produce principalmente es una hiperextension de la articulación metatarsofalángica, y una flexión plantar de la interfalángica proximal. Es decir, la falange proximal se coloca en flexión dorsal, creándose una angulación que provoca que el dedo quede más acortado y que en cambio ocupe más espacio hacia arriba como vemos en la foto. Esta nueva posición es la que puede generar conflictos, como por ejemplo rozaduras, heridas o callos en la parte superior del dedo por el roce con el calzado.
En otros casos, resulta prácticamente imposible calzarse con normalidad debido a la posición que ya tienen estos dedos.
En el dedo en garra la característica principal será que la articulación interfalángica distal estará en flexión plantar, independientemente de que el resto de articulaciones se puedan colocar como en el dedo martillo o no. Aquí encontraremos que nuestro bulto o prominencia se colocará en la zona de la articulación más cercana a la uña. En este caso también se producirá este conflicto con el calzado, que provocará lesiones dérmicas como rozaduras, helomas o callosidades o heridas.
A parte de las lesiones locales que acabamos de nombrar, que se puedan producir por el roce directo con el calzado, este tipo de alteraciones estructurales suelen ir acompañadas de dolores y lesiones mecánicas, principalmente metatarsalgias, que es el dolor localizado en el hueso metatarsiano de ese dedo. Es decir, dolor en la zona de la almohadilla plantar a la hora de caminar, principalmente al ponernos de puntillas o con calzados de suela muy fina o mucho tacón.
¿Por qué se producen el dedo en garra y el dedo martillo?
La etiología de estas alteraciones suele ser multifactorial, es decir que suele haber varias causas que unidas en el tiempo provocan este problema. Las principales causas van a ser:
- Uso de calzado inadecuado. Esto es de cajón, aunque muchas veces no nos paremos a valorarlo. El pie tiene una forma y un contorno, si nosotros nos empeñamos en meter el pie en un calzado que no se adecúe a la forma que tiene nuestro pie, será el pie el que se tenga que adecuar al calzado, y esto el pie lo consigue deformándose, y generando patologías y alteraciones como estas que estamos comentando hoy. Estos zapatos que nos pueden generar problemas serán, tacones muy altos, puntas estrechas o triangulares, y calzados de menor talla de la que necesitamos.
- Alteraciones biomencánicas o de la pisada. Al final la base de estas alteraciones es un disbalance entre la musculatura de los dedos, es decir, unos músculos van a ejercer más fuerza de lo que deberían y otros menos, colocando el dedo en esas posiciones. Pues estos disbalances suelen venir provocados por pies con una alteración en su biomencánica, a la hora de caminar no se hace correctamente y toda la estructura muscular va variando en consecuencia a ese tipo de pisada.
- Otras causas que también tendremos en cuenta en este tipo de patologías pueden ser: hereditarias, dedos más largos de lo normal, yatrogenias quirúrgicas, amputaciones de dedos adyacentes…
¿Se pueden tratar los dedos martillo y en garra?
El tratamiento dependerá mucho del tiempo y del grado de desviación del dedo.
En casos en los que el dedo está muy estructurado, lo único que podremos hacer será corregirlo mediante cirugía, ya que esa posición del dedo no se puede recuperar de otra manera. Principalmente lo que se hará en estos casos es una cuña en el hueso para recuperar una posición más recta o resecciones y transferencias de los músculos.
Pero si lo cogemos a tiempo sí que tendremos más margen de maniobra:
- Fisioterapia para valorar la calidad de la función muscular de los dedos y mejorarla.
- Prótesis de silicona a medida, que impidan el desviamiento de los dedos.
- Plantillas a medida, encaminadas a corregir y proporcionar una pisada lo mejor posible, y que evite generar ese disbalance muscular que comentábamos anteriormente.
Por último, os dejaremos una serie de recomendaciones, con el fin de evitar en la medida de lo posible la formación de un dedo martillo.
- CONTROLA TU CALZADO. Es muy importante utilizar un calzado conveniente, que no comprima los dedos por ser corto o estrecho, y no seguir usándolo esperando a que “dé de sí”. El calzado tiene que ser cómodo desde la primera vez que lo ponemos.
- ANALIZA TU PISADA. Es imprescindible conocer si tenemos una forma de caminar correcta, ya que caminar mal provoca a la larga multitud de lesiones, como por ejemplo los dedos en martillo y en garra.
- VISITA REGULARMENTE UN FISIOTERAPEUTA Y UN PODÓLOGO. Aunque nos sintamos bien y no tengamos problemas, es conveniente realizarse chequeos por profesionales que puedan detectar a tiempo cualquier alteración que pueda generar problemas.
Bibliografia
- Núñez-Samper, L.F. Llanos Alcázar, R. Viladot. Técnicas quirúrgicas en cirugía del pie. Masson, (2003).
- Núñez-Samper. Complicaciones y secuelas de la cirugía del antepié. Rev Ortop Traumatol., 51 (2007), pp. 73-102.