Ahora que se va acercando la temporada de calor y el verano, los problemas de mala circulación se ponen más de manifiesto durante esta temporada, ¿verdad? La circulación empeora durante el verano y el clima cálido, para aquellos con problemas de mala circulación de base especialmente.
Con la llegada del calor, las paredes de nuestros conductos circulatorios se dilatan, debido a un mecanismo adaptativo de regulación de la temperatura corporal. Esto provoca que, además del presente efecto de la gravedad, cuando estamos mucho tiempo de pie o sentados en una misma posición, se dificulte el viaje de regreso de la sangre venosa hacia el corazón y haya más retención de líquidos.
Con la subida de las temperaturas, muchas personas sufren estos problemas de mala circulación: pesadez de piernas, hinchazón, acumulación de líquido en los tobillos, varices o marcas en la piel, etc. ¿Te suena? Pronto vamos a conocer por qué ocurre esto, pero antes debemos entender cómo funciona el sistema circulatorio.
¿Cómo funciona el sistema circulatorio?
El sistema circulatorio se encarga de funciones cruciales para la vida, como el transporte y eliminación de diversas sustancias; pero también juega un papel muy importante en la regulación de la temperatura corporal (con su capacidad de dilatación y vasoconstricción), así como en la homeostasis del pH (mantenimiento del equilibrio interno, pese a las variaciones externas del organismo) y para el sistema inmune.
Se trata de un sistema formado por el corazón (que sirve de bomba de impulso para la sangre), los vasos sanguíneos (arterias, venas y capilares, por los que discurre la sangre desde el corazón hasta el resto del cuerpo), la sangre (tejido formado por partes líquidas y sólidas indispensable para el sistema circulatorio y nuestro funcionamiento) y el sistema linfático.
En el cuerpo humano existen dos sistemas que funcionan en estrecha colaboración y de manera paralela entre ambos: sistema cardiovascular y sistema linfático.
- SISTEMA CARDIOVASCULAR. El que todos conocemos como principal, encargado de transporte principalmente de nutrientes y oxígeno, así como de otros desechos metabólicos, hormonas y demás sustancias por todo el cuerpo, gracias a la acción del corazón, los vasos sanguíneos y la sangre.
Se trata de un circuito cerrado, a través del cual circula la sangre continuamente. El corazón bombea la sangre hacia los pulmones para oxigenarla, y luego la vuelve a recoger oxigenada para distribuirla, mediante las arterias, al resto del organismo. Después, la sangre desoxigenada regresa a través de las venas, para repetir nuevamente el ciclo.
- CORAZÓN – órgano central del sistema circulatorio. Es un músculo que actúa como bomba para llevar a cabo ese correcto transporte. Situado en la cavidad torácica izquierda (por lo general), se compone de cuatro cámaras: dos aurículas (en la parte superior) y dos ventrículos (en la parte inferior). De esta manera, la sangre que llega de los diferentes tejidos del cuerpo, sin oxígeno, entra por la aurícula derecha y se bombea al ventrículo derecho, para ser expulsada hacia los pulmones, donde se oxigena. Una vez oxigenada, esta sangre pasa a la aurícula izquierda, se envía al ventrículo izquierdo, y se bombea al resto del cuerpo, para hacer el reparto en los diferentes tejidos.
- VASOS SANGUÍNEOS – son los conductos por los que se transporta la sangre a todo el cuerpo.
- Arterias – transportan la sangre con oxígeno, desde el corazón hasta los tejidos del cuerpo. Se dividen en arteriolas y luego en capilares.
- Capilares – son los vasos sanguíneos de menor calibre, casi microscópicos, donde se produce el intercambio de nutrientes, oxígeno y desechos, entre la sangre y las células de los tejidos.
- Venas – son los vasos que recogen la sangre desoxigenada y la llevan de nuevo al corazón. Éstas son las que realizan el retorno venoso, tan importante para una buena circulación, porque tienen válvulas. Estas válvulas evitan que el contenido vuelva hacia atrás, gracias a su capacidad de bombeo y contracción.
- SANGRE – es el medio de transporte dentro del sistema circulatorio. Se compone de una parte líquida (plasmas) y otra sólida (células sanguíneas: glóbulos rojos, blancos y plaquetas).
- SISTEMA LINFÁTICO. Es una red compleja formada por órganos, tejidos y vasos que cumple una función crucial en la defensa inmunológica del cuerpo, el drenaje de líquidos y la absorción de las grasas en el cuerpo humano. Trabaja en estrecha relación con el sistema cardiovascular, para mantener el equilibrio interno del cuerpo.
Es importante mencionar al sistema linfático, ya que los vasos linfáticos son los encargados de recoger el exceso de líquido, proteínas y otras moléculas de los tejidos para llevarlas de nuevo al torrente sanguíneo. Es importantísimo en la regulación del equilibrio de fluidos y la prevención de acumulación de líquidos en los tejidos.
Está formado por:
- LINFA – líquido transparente que se encuentra en los vasos linfáticos. Compuesto por agua, glóbulos blancos, proteínas, lípidos, electrolitos y otros elementos…
- VASOS LINFÁTICOS – red de conductos similares y paralelos a las venas, que transportan la linfa.
- GANGLIOS LINFÁTICOS – pequeños órganos que actúan como filtro de la linfa, para atrapar y eliminar bacterias, virus, células cancerosas y otros materiales extraños de la linfa, antes de devolverlos a la circulación sanguínea.
- ÓRGANOS LINFÁTICOS – primarios (timo y médula ósea) y secundarios (bazo, amígdalas…)
¿Qué es la mala circulación? Retorno venoso
Cuando hablamos de mala circulación nos estamos refiriendo a problemas con el sistema circulatorio que rige nuestro cuerpo: pesadez, hinchazón, retención de líquidos, aparición de varices o arañas vasculares…
Estos problemas principalmente se deben a una incapacidad del retorno venoso o del sistema linfático para el transporte de líquidos del cuerpo.
Cuando las venas, que se encargan de devolver la sangre desoxigenada y con sustancias de desecho hacia el corazón, fracasan en su misión, se dificulta el retorno de la sangre al corazón, acumulando líquido y produciendo diferentes signos y síntomas.
Normalmente, los problemas suelen ocurrir en las zonas distales del cuerpo, especialmente en las piernas, donde el efecto de la gravedad juega en contra de este retorno venoso. Las válvulas de las venas, con capacidad de contracción para controlar e impulsar ese retorno, funcionan mal o están defectuosas (pierden elasticidad o se dilatan).
Además, puede ocurrir una insuficiencia muscular (bomba muscular), ya que muchas veces este retorno venoso se ve favorecido por la contracción muscular de los grupos musculares situados a su alrededor, en especial los de los miembros inferiores (condicionada por la falta de movimiento y ejercicio físico).
Sin embargo, también puede verse favorecido por una mala gestión del sistema linfático, que se ve incapaz de realizar su función de drenaje de líquidos correctamente, provocando hinchazón y acumulación de líquido por un bloqueo, ausencia o daño en los vasos linfáticos o en los ganglios.
Causas y factores predisponentes de mala circulación
Cuando los mecanismos de retorno venoso y el sistema linfático fallan, se produce una acumulación de líquidos en el sistema, que no son capaces de eliminarse o reabsorberse de manera correcta.
Con frecuencia, las causas o factores que predisponen a una mala circulación son:
- Tabaco y alcohol.
- Hipertensión arterial
- Hipercolesterolemia
- Obesidad y sobrepeso
- Factores hereditarios
- Embarazo
- Alteraciones venosas
- Mala alimentación
- Medicación
- Inactividad
- Mala hidratación
- Estar sentado o de pie mucho tiempo
- Patologías cardiovasculares
- Patologías del sistema linfático
- Diabetes
- Problemas renales
- Factores hormonales
- La temperatura
Síntomas de una mala circulación
Los problemas de mala circulación sanguínea pueden manifestarse de diversas formas, pero algunas de las más comunes incluyen:
- Sensación de frío en las extremidades. Seguro que si eres una persona que tiene siempre los pies y las manos frías, has oído esta frase alguna vez. Las manos y los pies pueden perder temperatura si el flujo sanguíneo no llega adecuadamente a estas áreas.
- Entumecimiento u hormigueo. Especialmente en manos y pies, por una falta o déficit de riego sanguíneo de los nervios en estas áreas.
- Piel pálida. Palidez en la piel o tonalidad azulada (cianótica) si hay falta de oxígeno que esté llegando correctamente a la superficie de la piel.
- Hinchazón. El que aparece con frecuencia en piernas, tobillos y pies. Se debe a la acumulación de líquido dada la acción deficiente del sistema de retorno venoso o del drenaje del sistema linfático.
- Fatiga o debilidad muscular. Debido a la falta de correcto riego sanguíneo y aporte de oxígeno y nutrientes a las fibras musculares, podemos tener bajo rendimiento del sistema muscular, especialmente a la hora de realizar actividad física.
- Dolor o calambres. Sobre todo, cuando caminamos o a la hora de realizar deporte, como falta de aporte de oxígeno.
- Ralentización en la cicatrización de heridas. Por la falta de aporte de nutrientes y oxígeno.
- Problemas de memoria y concentración. Puede aparecer en los casos más severos de mala circulación, ya que falta oxígeno y aporte de nutrientes en el cerebro, para garantizar la correcta función cognitiva.
- Problemas digestivos. Estreñimiento, dolor de estómago, calambres, diarreas o sangre en las heces.
- Varices y arañas vasculares.
Diagnóstico
Como siempre os indicamos, es importante que el diagnóstico lo haga un profesional de la salud; en este caso, un médico. A través de un exhaustivo examen físico, una correcta historia clínica y pruebas adicionales que considere necesario.
¿Cómo prevenir la mala circulación?
Para prevenir la mala circulación, tendremos que prestar atención a los factores de riesgo y causas mencionados anteriormente, y contribuir en la medida de lo posible a adoptar medidas y hábitos contrarios. Es decir:
- Evitar o disminuir en la medida de lo posible el consumo de tabaco y alcohol.
- Llevar una dieta equilibrada, con un correcto aporte de nutrientes variados y de líquidos. Evitar consumos excesivos de azúcar y sal.
- Realizar actividad física, tanto de fuerza como cardiovascular, de manera frecuente.
- Mantenernos activos y evitar pasar periodos prolongados sentados o de pie.
- Podemos servirnos del uso de medias de compresión, en caso de que pasemos muchas horas al día de pie, para contribuir a la circulación (siempre bajo supervisión médica, asegurándonos de que no hay contraindicaciones al respecto, debido a alguna patología cardiovascular de base).
- Controlar el colesterol.
- Controlar la presión arterial.
- Tomar hábitos como baños de contraste, colocar piernas en alto (por encima de la línea media del corazón), llevar ropa holgada y cómoda, así como calzado ancho y evitar – si es posible – los tacones.
- Realizar masajes suaves, en sentido ascendente en las piernas, la planta de los pies y los tobillos para favorecer el retorno venoso. ¿No sabes cómo? Te lo vamos a explicar a continuación, no te preocupes.
- Medicación: realizar un buen ajuste de la medicación por parte del equipo médico, en caso de que no esté controlada, o sea necesario por alguna patología de base.
- Evitar, en la medida de lo posible, el calor o bañarnos con el agua a altas temperaturas, ya que se produce una vasodilatación de los vasos sanguíneos y podemos dificultar el retorno venoso y contribuir a la acumulación de líquidos. Por eso, es aconsejable terminar con agua fría nuestras duchas y baños, para producir el efecto contrario.
¿Cómo te puede ayudar la fisioterapia?
Como fisioterapeutas, tenemos un amplio abanico de herramientas con las que podemos contribuir a mejorar tus problemas de mala circulación.
- Fisioterapia cardiovascular. En primer lugar, y la más importante de todas, si tus problemas de mala circulación subyacen de una patología cardiovascular ya diagnosticada.
- Drenaje linfático manual (DLM). Se trata de una técnica terapéutica utilizada en fisioterapia para la mejora y estímulo del sistema linfático. Aporta beneficios como la reducción de la hinchazón, mejora de la circulación linfática, alivio del dolor y la inflamación, mejora del sistema inmunológico y ayuda a la relajación y bienestar general. Es importante destacar que el drenaje linfático manual debe ser realizado por un fisioterapeuta, ya que se requiere un conocimiento profundo de la técnica, la anatomía y la fisiología del sistema linfático, así como de las posibles patologías de este sistema, para una correcta evaluación y aplicación del tratamiento.
- Ejercicio terapéutico. Es una de las herramientas más potentes en fisioterapia, para todo tipo de patologías y, en especial, para la mala circulación. El ejercicio terapéutico va a contribuir a activar tu sistema cardiovascular, mejorando su flujo, así como tu sistema muscular, contribuyendo a un mejor retorno venoso por la acción de bombeo de la musculatura sobre éste.
- Diatermia. La diatermia o TECAR, es una máquina capaz de producir un calentamiento profundo de los tejidos (4-6cm aproximadamente de profundidad), estimulando los tejidos diana, según las frecuencias e intensidades que queramos utilizar. Su capacidad para permitirnos trabajar a nivel superficial puede producir grandes beneficios en nuestra circulación: incremento de la circulación arterial, gracias a la vasodilatación; incremento del drenaje venoso y disminución de edema en procesos inflamatorios; entre otras muchas funciones. Siempre aplicada por un profesional, que tenga en cuenta la situación del paciente y si es viable su aplicación o no, para cada caso en particular.
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- Kinesiotape. En casos concretos, como tratamiento complementario a otros principales.
- La movilización de los miembros puede contribuir a la mejora de la mala circulación, especialmente cuando se realiza de manera activa.
¿Cómo realizar un automasaje para la mala circulación?
Ahora que ya sabes todas las alternativas que tienes para ayudar a mejorar tus problemas de mala circulación, te vamos a dar unos tips para que puedas realizar un automasaje para la mala circulación.
- Lo primero a tener en cuenta es la dirección en la que vamos a realizar este automasaje. SIEMPRE desde la parte más alejada del cuerpo hacia la más cercana al corazón. Lo que queremos es acercar todos esos líquidos que se quedan estancados en las zonas distales, hacia el corazón nuevamente. Desde los dedos, pasando por el tobillo, la pierna, el muslo, y así hacia arriba.
- Lento, continuo e INDOLORO.
- Preferiblemente no utilizaremos crema ni aceite (si lo usamos, será más superficial la técnica), salvo que tengamos mucho vello en la zona, y utilicemos crema para minimizar el dolor y deslizar mejor.
- Comenzaremos con ejercicios de movilidad de la zona más distal del cuerpo, y partiremos de una posición sentada.
- Ejercicios de movilidad de dedos. Realizaremos una flexo-extensión de los dedos (hacia arriba y hacia abajo) unas 10 veces, siguiendo un ritmo lento y tratando de realizar la mayor amplitud posible. Lo podemos hacer de manera activa, o ayudándonos a hacerlo con las manos, es decir, de manera pasiva.
- Ejercicios de movilidad de tobillo.
- Realizaremos unos 10 giros de tobillo, lentos y con gran amplitud, hacia un lado y 10 giros hacia el contrario. De manera activa o pasiva, aunque siempre mejor de manera activa, ya que implica la musculatura y contribuirá a un mejor efecto.
- Realizaremos 10 flexo-extensiones de tobillo, lentas y con el mayor rango de movimiento que podamos, sin dolor; a ser posible, de manera activa. Podemos hacerlo con los pies en el aire, o apoyando las puntas en el suelo y levantando los talones del suelo.
- Compresiones del pie: cogeremos con las dos manos la punta del pie, y de manera intensa pero indolora, realizaremos compresiones desde la zona anterior hacia el talón. Podemos realizar 10 pasadas aproximadamente.
- Masaje de la fascia plantar. Colocaremos nuestros pulgares desde la zona de la almohadilla del pie, en la parte más pegada a los dedos, por la planta. Realizaremos pases con presión, lenta pero intensa e indolora, hacia el talón. Podemos realizar 10 o 15 pasadas.
- Bombeo de tobillo. Colocaremos nuestras manos rodeando nuestro tobillo, con una mano por la zona dorsal y el pulgar hacia la zona interna; y, con la otra mano, agarrando el talón y dejando también el pulgar hacia la zona interna. Nuestros pulgares tienen que enfrentarse en la zona interna del tobillo o maléolo interno. De esta manera, aplicando ligera presión y lentamente, abriremos nuestros codos hacia fuera y dirigiremos los pulgares hacia arriba (hacia la rodilla), haciendo 10-15 pasadas.
- Bombeo de pierna. Desde el tobillo hacia la rodilla.
- Primero realizaremos pasadas superficiales para activar el sistema linfático y el sistema venoso superficial. Haremos pasadas muy superficiales, con la profundidad de menos de medio centímetro, muy lentas pero constantes. Lo aplicaremos con la palma de la mano y las manos colocadas en forma de embudo. Siempre en dirección de tobillo hacia rodilla. A la vuelta, volveremos sin realizar ninguna presión, como una caricia. Repetiremos 10-15 veces, o 1 minuto.
- Después realizaremos pasadas un poco más profundas (en caso de patología circulatoria, preguntar al profesional si podemos realizar esta fase profunda). Realizaremos el mismo pase que antes, pero esta vez aplicaremos más presión desde la zona del tobillo hacia la rodilla. Volveremos a bajar al tobillo sin realizar presión. Repetimos las mismas veces.
- Zona poplítea. La zona posterior de la rodilla (lo que conocemos comúnmente como corva).
- Realizaremos 10 pasadas superficiales, como en el anterior bombeo de pierna.
- Realizaremos 10 pasadas más profundas, como en el anterior también, pero siempre teniendo en cuenta que no debe doler.
- Cuádriceps.
- Empezaremos con 10 pases superficiales, sin hacer casi fuerza o presión, desde la rodilla hasta la ingle, con las manos colocadas en forma de embudo.
- Continuaremos, después, con 10 pases profundos, aplicando presión, pero siempre indolora. Desde la rodilla hacia la ingle, apretando con los pulgares y palma de la mano.
- También podremos utilizar los nudillos, haciendo pases lineales desde la rodilla hacia la ingle. O podemos realizar círculos hacia arriba.
- Diez pasadas superficiales desde la zona de la corva hacia la parte inferior del glúteo.
- Diez pasadas profundas en el mismo sentido y dirección.
- También podemos usar nudillos o masaje nudillar en círculos, como en el anterior caso.
Generalmente, realizaremos este automasaje en el miembro inferior, ya que es donde suelen acusarse más los problemas de mala circulación. Sin embargo, siguiendo las mismas pautas anteriores, es decir, desde la zona más lejana y hacia el corazón, podremos aplicarlo también en las extremidades superiores. Desde los dedos hacia la axila.
¡Para verlo más claro, sigue los pasos de este vídeo en el que te enseñamos cómo realizarlo correctamente! ¡Y a circular, chic@s!
Bibliografía
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