La lumbalgia mecánica es un dolor lumbar no irradiado que suele ser de inicio brusco, después de un esfuerzo, que aumenta con los movimientos o las cargas y mejora con el reposo y el calor local es de corta duración, no más de 3 meses.
Esta patología afecta tanto a personas jóvenes, como adultas y mayores y aparece tanto en trabajos sedentarios, como en aquellos que implican un gran esfuerzo físico.
Aproximadamente el 80 por ciento de la población ha tenido o tendrá alguna lumbalgia durante su vida y hasta el 70 por ciento de los jóvenes antes de cumplir los 16 años han experimentado este dolor de espalda
¿Cuáles son los síntomas de una lumbalgia mecánica?
En la mayoría de los casos no se puede llegar a averiguar la causa inicial que lo desencadena, y se atribuye a dolor por contractura o sobrecarga muscular.
Las causas más frecuentes son las de origen mecánico:
- Alteración de la estática vertebral (escoliosis).
- Contracturas musculares (por sobrecarga mecánica o tensional).
- Problemas degenerativos del disco intervertebral o de las articulaciones posteriores vertebrales.
- Fracturas por osteoporosis o traumatismos violentos.
Otras causas menos frecuentes son las enfermedades inflamatorias de las estructuras vertebrales como la espondilitis anquilosante.
En la actualidad, no existe una clasificación específica de la lumbalgia. No obstante, muchos especialistas distinguen dos categorías:
- Lumbalgia específica: en este tipo se incluyen los diagnósticos de lumbalgia con causa conocida, aproximadamente el 20 por ciento de los casos.
- Lumbalgia inespecífica: supone el 80 por ciento restante e incluye todos los casos en los que no se conoce la causa específica que provoca el dolor.
El dolor puede ser muy intenso, incapacitante, y puede condicionar la marcha. Notaremos cierta rigidez matutina y dolor al movimiento. Este aparecerá en la parte inferior de la espalda, región lateral o glúteos.
¿Cuál es su tratamiento?
En el período agudo reposo, pero este no debería superar nunca los 4 días, si el dolor obliga a guardarlo, debe ser lo más corto posible. Los estudios realizados demuestran que esta medida retrasa la recuperación y que debe mantener el mayor grado de actividad que le sea posible e intentar normalizar tan pronto como pueda.
Está aconsejada la analgesia (farmacológica y en ocasiones infiltraciones) para la inflamación y los dolores.
También podríamos realizar movilizaciones de articulaciones vecinas, ejercicios respiratorios , técnicas de relajación.
En el período subagudo, termoterapia superficial (Infrarrojos o manta eléctrica de calor) y profunda (Onda corta y microondas) y tratamiento manual del síndrome del dolor miofascial.
Una vez que la inflamación y el dolor hayan cesado empezaremos hacer ejercicios de tonificación y elastificación, de báscula pélvica.
Higiene postural: evitar la sobrecarga de la espalda, con buenas posturas. Adoptar posturas y realizar movimientos o esfuerzos, de manera que la espalda soporte la menor carga posible y la musculatura reduzca su trabajo. Eso permite que, si en un momento dado el paciente tiene que hacer un esfuerzo, sepa cómo hacerlo reduciendo el riesgo de sobrepasar sus posibilidades.
Tratamiento farmacológico
Se aplica en tres fases:
- Fase 1: al principio y especialmente si el dolor no es muy intenso y solo afecta a la espalda y no hay dolor irradiado a brazo o pierna se recomienda usar analgésicos.
- Fase 2: si los analgésicos no son eficaces se debe valorar su sustitución por antiinflamatorios no esteroideos. En general, no se recomienda su uso más de 14 días seguidos.
- Fase 3: si no es suficiente para controlar el dolor, el especialista deberá valorar añadir una tanda corta de relajante muscular, durante menos de una semana.
Ejercicios de flexibilización de la columna:
Explicaremos algunos ejemplos:
- Isométricos abdominales y paravertebrales: Realizamos una inspiración profunda por la nariz y a continuación espiramos lentamente por la boca, de forma que vayamos presionando la zona lumbar contra la camilla o suelo (RESPIRACIÓN DIAFRAGMÁTICA). Mantener 5-7 segundos la contracción y al inspirar relajar la postura.
- Abdominales: En este ejercicio, colocaremos las manos en la nuca, sobreponiendo una mano encima de la otra. Se levantará la columna cervical como una tabla.
- Lomo de gato: Partiendo en cuadrupedia (apoyado sobre las manos y rodillas y con la columna en posición recta) al coger el aire redondearemos la espalda tirando de la columna hacia arriba. Volvemos a la posición de partida y realizaremos el ejercicio a la inversa, es decir, hundiremos la espalda intentando llevar la columna hacia abajo. Tenemos que dibujar con la columna una convexidad y luego una concavidad.
En Fisiolution, clínica de fisioterapia Las Tablas, tenemos un personal cualificado que trabaja diariamente con este tipo de lesiones, así que no dudes en ponerte en nuestras manos.
Referencias
- Potvin JR and Brown SHM. An equation to calculate individual muscle contributions to joint stability. J Biomech 38: 973–980, 2005.
- A. Ekstrom, R.A. Donatelli, K.C. Carp. Electromyographic analysis of Core trunk, hip and thigh muscles during 9 rehabilitation exercise. Journal of Orthopaedic & Sports Physical Therapy, 2007.
- McGill. Core Training: Evidence Translating to Better Performance and Injury Prevention. Strength and Conditioning Journal NSCA, 2010.
- McGill SM. Low Back Disorders: Evidence Based Prevention and Rehabilitation (2nd ed). Champaign, IL: Human Kinetics Publishers, 2007.
- Weimin Huang, MD, Zhiwei Han, PhD, Jiang Liu, PhD, Lili Yu, MD, and Xiuchun Yu, MD. Risk Factors for Recurrent Lumbar Disc Herniation. A Systematic Review and Meta-Analysis. Medicine Journal, Volume 95, Number 2, January 2016.