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Síndrome compartimental: Síntomas y tratamientos para la compresión muscular

En la noticia de hoy vamos a abordar un síndrome desconocido para muchos de vosotros, pero de gran importancia, y del que no está de más saber más para aprender a identificar y manejar evitando posibles complicaciones derivadas: el síndrome compartimental.

Seguro que a muchos os suena a chino, ¿verdad? Vamos a conocer un poquito más acerca de este síndrome, los síntomas que tiene y vamos a aprender qué pasos debemos seguir para manejarlo.

¿QUÉ ES EL SÍNDROME COMPARTIMENTAL?

El síndrome compartimental es una afección grave, que involucra al sistema vascular y nervioso, que ocurre cuando la presión dentro de un compartimento muscular aumenta por encima de los niveles abordables por este compartimento, llegando a ser peligroso. ¿Por qué esto puede ser peligroso? Cuando esto ocurre, el flujo sanguíneo puede verse disminuido, lo que impide la llegada de oxígeno y nutrientes a las células nerviosas y musculares, provocando la muerte de éstas: necrosis.

Anatomía

En el cuerpo existen ciertas zonas, como la parte anterior de la tibia o en el antebrazo, cuyas estructuras se encuentran relacionadas muy íntimamente dentro de una cavidad prácticamente inexpansible, de tal forma que cualquier aumento de presión o de contenido, puede ser peligroso. Estas estructuras están contenidas dentro de la cavidad en una especie de “sacos” o “muros”, para que nos entendamos, que denominamos fascias.

Las fascias son láminas o bandas de tejido conectivo fibroso que envuelven, separan y sostienen a los músculos, órganos y otras estructuras dentro del cuerpo humano. Los compartimentos que delimitan son espacios anatómicos específicos dentro de las extremidades, conteniendo músculos, nervios y vasos sanguíneos. Cada compartimento es funcionalmente distinto y está separado de los otros por estas fascias inextensibles.

fascias y compartimentos musculares

 

¿Qué compartimentos tenemos en el cuerpo?

Estas fascias y compartimentos son de vital importancia para el cuerpo humano, pues sirven para realizar la separación de funciones entre los diferentes músculos, permitiendo el control neuromuscular y la coordinación. Además, sirven de soporte y protección de los músculos y las estructuras internas, contribuyen a la transmisión de fuerzas generadas por la contracción muscular hacia los huesos y articulaciones, y sirven de vías de conducción para contener y proteger los nervios y vasos sanguíneos a su paso por los músculos y otras estructuras.

Sin embargo, todas estas características que nos aportan, son un perjuicio cuando se produce un aumento de la presión dentro del compartimento, pues se ven comprometidas todas estas funciones, especialmente la circulación y la función nerviosa.

  • BRAZO
    • Compartimento anterior: contiene los músculos flexores del brazo, como el bíceps braquial o el braquial anterior, por ejemplo.
    • Compartimento posterior: contiene los músculos extensores del brazo, como el tríceps braquial.
  • ANTEBRAZO
    • Anterior o volar: contiene los músculos flexores y pronadores del antebrazo, como el flexor superficial de los dedos o el pronador redondo, por ejemplo.
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    • Posterior o dorsal: contiene los músculos extensores y supinadores del antebrazo, como el extensor común de los dedos o el supinador.
    • Lateral: contiene el músculo braquiorradial, extensor radial largo y corto del carpo.
  • MANO
    • Tenar: contiene a los músculos del pulgar, como el abductor corto.
    • Hipotenar: contiene los músculos del meñique, como el abductor del meñique.
    • Central: contiene los músculos lumbricales.
    • Interóseo: contiene los músculos interóseos dorsales y palmares.
  • MUSLO
    • Anterior: contiene los músculos extensores de la rodilla, como el cuádriceps femoral.
    • Medial: contiene músculos aductores, como el aductor largo, corto o el mayor.
    • Posterior: contiene los músculos flexores de la rodilla, como el bíceps femoral, semitendinoso y semimembranoso.
  • PIERNA
    • Anterior: contiene músculos que se encargan de realizar la flexión dorsal del pie, como el tibial anterior o el extensor largo de los dedos.
    • Lateral: contiene músculos que se encargan de la eversión del pie, como los peroneos largo y corto.
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    • Posterior superficial: contiene musculatura que realiza la flexión plantar del pie, como los gastrocnemios y el sóleo.
    • Posterior profundo: también contiene músculos que realizan flexión plantar, pero están más profundos, como tibial posterior o el flexor largo de los dedos.
  • PIE
    • Similar a la mano, tiene varios compartimentos que contienen músculos específicos para los movimientos de los dedos del pie y la estabilidad del arco plantar.

 

MECANISMO FISIOPATOLÓGICO DEL SÍNDROME COMPARTIMENTAL

Como ya adelantábamos anteriormente, un compartimento muscular es una sección delimitada de una extremidad, encerrada por una fascia que es inextensible. ¿Cómo sucede ese aumento de la presión para que se dé el síndrome compartimental?

  1. Aumento de la presión intracompartimental – El desencadenante inicial del síndrome compartimental es un aumento de la presión dentro del compartimento; este aumento, como ya veremos a continuación, puede deberse a diferentes causas como un traumatismo directo, una consecuencia postquirúrgica o un edema, entre otros.
  2. Compromiso del flujo sanguíneo – a medida que aumenta la presión dentro del compartimento, los vasos sanguíneos que se encuentran irrigando dicho compartimento se comprimen:
  • Reducción del flujo arterial – disminuye el suministro de oxígeno y nutrientes a los tejidos.
  • Compromiso del retorno venoso – aumenta la presión capilar y contribuye al edema.
  • Isquemia tisular – la falta de oxígeno lleva a la disfunción y a la muerte celular: necrosis del tejido.
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  1. Ciclo vicioso de presión e isquemia – una vez que se inicia el proceso de aumento de la presión, se crea un círculo vicioso.
  • Isquemia e hipoxia – la falta de oxígeno provoca daño celular, liberación de mediadores inflamatorios y, por tanto, mayor permeabilidad capilar.
  • Edema secundario – el aumento de la permeabilidad capilar y la fuga de fluidos exacerban el edema.
  • Mayor aumento de la presión – el edema adicional aumenta aún más la presión intracompartimental.
  1. Daño a los tejidos – la prolongada isquemia e hipoxia conducen al daño irreversible de los tejidos:
  • Músculos – necrosis muscular y fibrosis
  • Nervios – daño nervioso que puede resultar en parestesia, debilidad y parálisis.
  • Piel y tejido subcutáneo – alteraciones cutáneas y perdida de la integridad de la piel.
  1. Posibles consecuencias sistémicas – si el síndrome compartimental no se trata de manera adecuada, pueden desarrollarse algunas complicaciones sistémicas, además de las tisulares anteriormente mencionadas, que más adelante desarrollaremos.

TIPOS DE SÍNDROME COMPARTIMENTAL

El síndrome compartimental puede ser agudo o crónico, y ambas formas tienen diferentes causas, formas de presentación y tratamiento.

  • SÍNDROME COMPARTIMENTAL AGUDO

Se trata de una emergencia médica que se desarrolla rápidamente, típicamente dentro de las primeras 48h después de una lesión. Suele estar causado por fracturas, lesiones por aplastamiento, vendajes o yesos demasiado apretados, quemaduras extensas o ejercicios extremos.

Se caracteriza por un dolor intenso, sensación de opresión, tensión y dureza en el compartimento afectado, paresetesias (hormigueo o adormecimiento), palidez, disminución del pulso distal y debilidad muscular.

Su tratamiento es la fasciotomía urgente, para aliviar la presión y restaurar el flujo sanguíneo.

  • SÍNDROME COMPARTIMENTAL CRÓNICO

Se desarrolla gradualmente y es recurrente, generalmente asociado a la actividad física repetitiva. Suelen sufrirlo atletas, corredores y ciclistas, por lo general.

Se caracteriza por dolor durante la actividad física, que se alivia con el reposo; sensación de hinchazón leve, rigidez y tensión; parestesias ocasionales y, en casos avanzados, puede haber debilidad muscular y pérdida de funcionalidad.

Su tratamiento habitual es modificar la actividad deportiva, el tratamiento fisioterapéutico y, en casos severos, la fasciotomía.

CAUSAS DEL SÍNDROME COMPARTIMENTAL

El síndrome compartimental puede ser causado por una variedad de factores, entre os cuales encontramos traumatismos, causas iatrogénicas (relacionadas con una intervención médica) o debido a algunas condiciones crónicas. Vamos a conocer más:

SÍNDROME COMPARTIMENTAL AGUDO

  • Fracturas – especialmente las de los huesos largos, como la tibia o el antebrazo, pueden causar sangrado e hinchazón dentro del compartimento muscular, aumentando la presión dentro del mismo. Además, los fragmentos óseos pueden dañar los vasos sanguíneos y los tejidos de alrededor, contribuyendo a la acumulación de líquidos que aumenten dicha presión.
  • Lesiones por aplastamiento – pueden dañar los músculos y los vasos sanguíneos, provocando una hemorragia y edema internos. Este tipo de lesiones también pueden causar una rápida inflamación de los tejidos, elevando la presión dentro del compartimento.
  • Luxaciones
  • Hemorragias y hematomas internos
  • Vendajes o yesos demasiado apretados – la aplicación de un vendaje o un yeso demasiado ajustado puede producir la restricción del flujo sanguíneo y linfático, aumentando la presión dentro del compartimento. Es especialmente común en el tratamiento de una fractura, cuando un yeso queda demasiado apretado e impide la correcta expansión de los tejidos cuando se inflaman.
    causa del síndrome compartimental por vendaje
  • Quemaduras extensas – las quemaduras pueden causar hinchazón y formación de escaras rígidas, que restringen la expansión de los tejidos que se encuentran subyacentes. La acumulación de líquidos, en respuesta a la quemadura, puede contribuir al aumento de la presión.
  • Intervenciones quirúrgicas – cirugías ortopédicas o vasculares, esencialmente, pueden provocar hemorragias internas o hinchazón postoperatoria. La manipulación de los tejidos durante una cirugía puede también causar gran inflamación, contribuyendo al aumento de la presión intracompartimental.
  • Inyecciones intraarteriales – la administración accidental de medicamentos u otro tipo de intervenciones  en una arteria, en lugar de una vena, puede causar daño vascular e inflamación, produciendo aumento de la presión intracompartimental.

SÍNDROME COMPARTIMENTAL CRÓNICO

  • Ejercicio repetitivo e intenso – actividades físicas repetitivas y de alta intensidad, como puede ser correr, pueden causar un aumento de la hinchazón gradualmente y aumento de la presión intracompartimental. también puede conllevar una presión excesiva.
  • Incremento de la masa muscular – el crecimiento significativo de la musculatura debido al entrenamiento de fuerza o el consumo de esteroides anabólicos puede superar la capacidad del compartimento de expansión. Esto es más común en atletas que experimentan facilidad para el aumento de la masa muscular.
  • Anomalías anatómicas – algunas personas pueden tener compartimentos musculares más pequeños de forma natural, o pueden tener una fascia menos flexible, lo que puede predisponerles al síndrome compartimental crónico.
  • Desbalances hormonales – algunas condiciones hormonales pueden afectar a la retención de líquidos y la inflamación, contribuyendo al aumento de la presión en los compartimentos musculares.

SÍNTOMAS DEL SÍNDROME COMPARTIMENTAL

La sintomatología, dependiendo del tipo de síndrome compartimental y de su etiología, pueden variar; sin embargo, los síntomas clave y a los que debemos prestar atención siempre son:

SÍNDROME COMPARTIMENTAL AGUDO

  • Dolor intenso – dolor severo que no se alivia con analgésicos y es desproporcionado con respecto al tipo de lesión, además que aumenta con la elevación del miembro afecto o al estiramiento del músculo involucrado.
  • Sensación de opresión – sensación de presión extrema en el área afectada, como si estuviera demasiado apretado.
  • Parestesias – hormigueo, adormecimiento o sensación de tener alfileres o agujas en la piel.
  • Palidez – pérdida de la coloración normal de la piel, volviéndose pálida.
  • Frialdad – sensación de frío en la extremidad afectada, a menudo debida a la disminución del flujo sanguíneo.
  • Debilidad muscular – dificultad para mover la zona afectada y que puede progresar a parálisis, si no se trata.
  • Pulso débil o ausencia de pulso – en casos avanzados, el pulso distal puede ser débil o no detectarse.

SÍNDROME COMPARTIMENTAL CRÓNICO

  • Dolor durante la actividad física – dolor y calambres musculares que comienzan durante el ejercicio y se alivian con el reposo.
  • Sensación de opresión y tensión – sensación de rigidez y tensión en la musculatura durante la actividad física.
  • Parestesias – hormigueo o adormecimiento de las extremidades afectadas, similar a los síntomas del síndrome agudo, pero generalmente menos severos.
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  • Debilidad muscular – disminución de la fuerza muscular durante el ejercicio.
  • Hinchazón visible – en algunos casos, se puede observar una ligera hinchazón en el área afecta.

 

DIAGNÓSTICO DEL SÍNDROME COMPARTIMENTAL

Reconocer de manera temprana este síndrome es crucial, especialmente en el síndrome compartimental agudo, ya que se trata de una emergencia médica que requiere intervención inmediata para evitar daño permanente a los tejidos.

Los síntomas que no mejoran o empeoran, especialmente después de una lesión o cirugía, deben ser evaluados por un profesional de la salud de inmediato.

El diagnóstico del síndrome compartimental se basa principalmente en la evaluación clínica de los síntomas y signos característicos, junto con la medición de la presión intracompartimental para confirmar el diagnóstico.

  • Evaluación clínica – prestando atención a los síntomas y a la historia clínica.
    • Signos claves. Las cinco P del Síndrome Compartimental:
      • Pain – dolor.
      • Pallor –
      • Paresthesia – parestesias.
      • Paralysis – parálisis.
      • Pulselessness – ausencia de pulso.
    • Medición de la presión intracompartimental – mediante diversas técnicas de medición. Una presión intracompartimental por encima de los 30mmHg es indicativa de necesidad de intervención.
      • Dispositivos de aguja – se inserta una aguja en el compartimento que mide la presión.
      • Catéteres intraarteriales – utilizados para monitorear continuamente, en casos graves, especialmente.
    • Pruebas de imagen – no sirven de diagnóstico directo para el síndrome compartimental, sólo de apoyo para identificar algunos signos y síntomas relacionados
      • RX
      • Ultrasonido
      • RM y TC
    • Otras evaluaciones
      • Niveles de CPK (creatina fosfoquinasa) – elevada en caso de rabdomiólisis, pero no específicos para su diagnóstico inicial.
      • Mioglobina sérica y urinaria – indicativas de daño muscular severo y riesgo de insuficiencia renal.
    • Diagnóstico diferencial – es crucial distinguir el síndrome compartimental de otras condiciones con síntomas similares, para establecer el correcto tratamiento de manera temprana:
      • TVP – trombosis venosa profunda.
      • Lesiones nerviosas
      • Infecciones (celulitis, por ejemplo).
      • Isquemia arterial aguda.

COMPLICACIONES DEL SÍNDROME COMPARTIMENTAL

Complicaciones locales:

  • Necrosis muscular – la falta de perfusión sanguínea adecuada provoca la muerte de las células musculares, desencadenando pérdida de función muscular y debilidad permanente en la extremidad afectada.
  • Contractura de Volkmann – específicamente en síndromes compartimentales del antebrazo, se da este tipo de contractura, en la que se produce una deformidad de la extremidad, de manera permanente, con pérdida significativa de la función, como resultado de la isquemia muscular prolongada.

contractura del volkmann síndrome compartimental

  • Parálisis nerviosa – compresión y daño de los nervios dentro del compartimento, con pérdida de la sensibilidad y movilidad en la zona inervada por los nervios afectados.
  • Infección – puede ocurrir después de la fasciotomía, o también debido a la necrosis tisular. Si no lo manejamos adecuadamente, podemos sufrir abscesos, celulitis y sepsis.

Complicaciones sistémicas:

  • Rabdomiólisis – destrucción del tejido muscular que libera mioglobina, que puede dañar los riñones, causar hiperpotasemia (arritmias cardíacas), hipocalcemia o hiperfosfatemia.
  • Insuficiencia renal aguda – secundaria a la rabdomiólisis.
  • Shock hipovolémico – debido a la pérdida de líquidos y electrolitos a través de los tejidos dañados.
  • Coagulación intravascular diseminada o CID – el daño tisular masivo y la inflamación pueden desencadenar la activación de la cascada de coagulación, llevando a sangrados incontrolables (hemorragias) o trombosis (formación de microtrombos en la circulación).
  • Sepsis – infección grave que se disemina a través del Torrente sanguíneo, provocando un síndrome de respuesta inflamatoria sistémica, choque séptico y, por último, un fallo multiorgánico.
  • Acidosis metabólica – la disminución de la perfusión a los tejidos y la muerte celular puede provocar la liberación de ácido láctico y otros metabolitos ácidos a la sangre.

Complicaciones crónicas:

  • Síndrome de dolor crónico – dolor persistente después de la resolución del síndrome compartimental agudo, produciendo discapacidad funcional prolongada y necesidad de manejo del dolor a largo plazo.
  • Amputación – en casos severos, con necrosis extensa e infección incontrolable, puede ser necesaria la amputación.
  • Pérdida funcional permanente – debido al daño muscular y nervioso irreversible.

 

TRATAMIENTO DEL SÍNDROME COMPARTIMENTAL

El tratamiento del síndrome compartimental varía según su estado: agudo o crónico; pero en ambos casos la meta principal es aliviar la presión dentro del compartimento afectado para restaurar el flujo sanguíneo y prevenir los daños tisulares posteriores. Un manejo más fácil o más complicado también dependerá de su etiología.

Tratamiento del síndrome compartimental agudo:

  • Retirar todo aquello que pueda provocar compresión (vendajes o yesos): si el síndrome compartimental es causado por vendajes o yesos demasiado apretados, estos deben ser retirados o aflojados de inmediato para reducir la presión.
  • Elevación de la extremidad (con precaución): mantener la extremidad ligeramente elevada por encima del nivel del corazón puede ayudar a reducir la hinchazón; sin embargo, no es conveniente elevarla demasiado, pues podría verse comprometido el flujo sanguíneo.

ejemplo de tratamiento del sindrome compartimental agudo

 

  • Fasciotomía: se trata de un procedimiento quirúrgico primario, en el que se realiza una o más incisiones largas en la piel y la fascia del compartimento afecto para aliviar la presión. Esto permite que el tejido hinchado se expanda sin compresión, aliviando y restaurando el flujo sanguíneo adecuado. Sin embargo, y como cualquier intervención quirúrgica, requiere unos cuidados postoperatorios específicos, entre los que encontramos:
    • Monitoreo intensivo – de los signos vitales y de la perfusión de la extremidad.
    • Manejo del dolor – evaluación regular del dolor, la función nerviosa, la circulación y administración de analgésicos para controlar el dolor.
    • Prevención de infecciones – mediante la cura y cuidado adecuado de la herida quirúrgica producida, para prevenir complicaciones.
    • Rehabilitación y fisioterapia – para restaurar la función muscular y la movilidad de la extremidad afecta, cuando los médicos den el visto bueno.
      • Recuperación de la movilidad – ejercicios de movilidad temprana para prevenir la rigidez articular y mantener el ROM.
      • Fortalecimiento progresivo – para recuperar la fuerza sin causar aumento excesivo de la presión.
      • Reeducación neuromuscular – técnicas para mejorar la coordinación y la funcionalidad muscular.
      • Tratamiento de las cicatrices – técnicas de masaje y movilización del tejido blando para mejorar la cicatrización y prevenir las adherencias.
      • Manejo del dolor
      • Readaptación a la actividad física – planificar el retorno seguro, gradual y controlado a la vida diaria y deportiva.

 

Tratamiento del síndrome compartimental crónico:

  • Modificación de la actividad física – de tal forma que se vean reducidos los síntomas desencadenados, mediante el manejo gradual de las mismas con periodos de descanso adecuados, o adaptaciones personalizadas.
  • Fisioterapia –
    • Ejercicios de movilidad y flexibilidadejercicios específicos de estiramiento y movilidad para aliviar la tensión de la musculatura y la fascia y mejorar la calidad de funcionamiento de los mismos.
    • Fortalecimiento muscular – fortalecer la musculatura adyacente para mejorar la estabilidad y reducir el estrés del compartimento afectado, así como adaptar progresivamente la estructura para mejorar su capacidad funcional sin sobrecargar el compartimento.
    • Técnicas de terapia manual y liberación miofascial – aplicar masaje terapéutico y técnicas miofasciales para reducir la tensión y rigidez de la musculatura y fascia, así como ayudar a mejorar la circulación y la eliminación de desechos metabólicos.
    • Educación y autogestión del síndrome – enseñar a los pacientes sobre la importancia de la autorregulación de la actividad física y proveer técnicas y estrategias para manejar los síntomas.
    • Compresión y enfriamiento – en algunas ocasiones, uso de vendajes compresivos o crioterapia, pueden ayudar a reducir la hinchazón y la inflamación producida después de la actividad física, siempre y cuando te lo haya recomendado tu profesional de confianza.
  • Fasciotomía programada – también puede realizarse si el tratamiento conservador no alivia los síntomas o no permite el correcto desempeño de la función muscular, sanguínea y/o nerviosa.

BIBLIOGRAFÍA

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Etiquetas: contractura de volkmann, fascia, fasciotomía, síndrome compartimental

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