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Dolor muscular: Causas comunes y como aliviarlo

El dolor muscular es una molestia frecuente que puede afectar a personas de todas las edades, independientemente de su nivel de actividad física. Desde quienes pasan largas horas frente al ordenador hasta deportistas y trabajadores manuales, nadie está exento de experimentar esta sensación incómoda que puede limitar el movimiento y afectar la calidad de vida.

Los músculos pueden doler por diversas razones: una sobrecarga tras el ejercicio, una mala postura mantenida durante horas o incluso el estrés diario, que genera tensión en determinadas zonas del cuerpo. En algunos casos, el dolor es temporal y se resuelve con descanso y cuidados básicos, pero en otros puede volverse persistente y requerir atención especializada.

En este artículo, te explicaremos las principales causas del dolor muscular y cómo aliviarlo de manera efectiva. Además, conocerás cuándo es recomendable acudir a un fisioterapeuta para evitar que estas molestias afecten tu bienestar y rendimiento diario.

causas del dolor muscular

DOLOR MUSCULAR, ¿QUÉ ES?

El dolor muscular, también conocido como mialgia, es una molestia que afecta uno o varios músculos del cuerpo y puede presentarse de forma localizada o generalizada. En algunos casos, se debe a factores externos como el ejercicio intenso o el mantenimiento de una misma postura durante largos períodos, mientras que en otros puede ser síntoma de una afección subyacente más compleja.

Las personas que trabajan frente al ordenador durante horas, por ejemplo, suelen experimentar tensión en la espalda y el cuello debido a una postura inadecuada. Del mismo modo, quienes realizan esfuerzos físicos repetitivos pueden desarrollar sobrecargas musculares. En muchos casos, la mialgia también está relacionada con el estrés y la tensión emocional, lo que provoca rigidez y sensación de fatiga muscular sin una causa física evidente.

Los síntomas del dolor muscular pueden incluir rigidez, debilidad y sensibilidad al tacto, afectando la movilidad y el bienestar general. Aunque en la mayoría de los casos es temporal y se resuelve con medidas simples, identificar su origen es clave para un tratamiento adecuado. Entender por qué aparece el dolor muscular es el primer paso para aliviarlo y evitar que se convierta en un problema recurrente.

El dolor muscular puede tener diversas causas, pero dos de las más comunes son la fatiga muscular y la contractura, dos condiciones que, aunque pueden parecer similares, tienen orígenes y tratamientos diferentes.

DIFERENCIAS ENTRE FATIGA MUSCULAR Y CONTRACTURA MUSCULAR

Aunque la fatiga muscular y la contractura pueden estar relacionadas, no son lo mismo y es importante diferenciarlas para aplicar el tratamiento adecuado.

  • Fatiga muscular: Se trata de una sensación de cansancio, debilidad o falta de fuerza en el músculo después de un esfuerzo prolongado. Ocurre cuando el músculo ha trabajado intensamente y sus reservas de energía se han agotado, lo que puede generar molestias temporales. Sin embargo, la fatiga desaparece con el descanso y la recuperación adecuada.
  • Contractura muscular: A diferencia de la fatiga, la contractura es una contracción involuntaria y sostenida de un músculo o grupo muscular que no se relaja correctamente. Esto genera dolor localizado, rigidez y, en algunos casos, limita la movilidad. No se alivia solo con descanso y suele requerir tratamiento fisioterapéutico para su recuperación.

En resumen, mientras que la fatiga muscular es una respuesta temporal al esfuerzo y se resuelve con reposo, la contractura es un problema más persistente que requiere intervención para aliviar la tensión acumulada y restaurar la función del músculo afectado.

FATIGA MUSCULAR

La fatiga muscular es una afección común que afecta tanto a personas físicamente activas como a aquellas que, por diferentes razones, experimentan debilidad y cansancio en sus músculos. Se caracteriza por la disminución de la capacidad de generar fuerza, lo que provoca sensación de agotamiento y bajo rendimiento físico. Existen dos tipos principales de fatiga muscular:

  • La fatiga neural está relacionada con el sistema nervioso y ocurre cuando hay alteraciones en los neurotransmisores, afectando la contracción muscular.
  • La fatiga metabólica se produce cuando el músculo agota sus reservas energéticas y no puede mantener su actividad.

Las causas de la fatiga muscular son variadas. Puede deberse a un esfuerzo físico excesivo, el envejecimiento o ser un síntoma de enfermedades como artritis, fibromialgia, anemia o síndrome de fatiga crónica. También pueden influir factores como la falta de sueño, el estrés, la obesidad o incluso la exposición a bajas temperaturas. Los síntomas más comunes incluyen debilidad, dolor muscular, calambres, hinchazón y, en algunos casos, dificultades para realizar movimientos simples como agarrar objetos o mantener el equilibrio.

fatiga muscular causas

El diagnóstico de la fatiga muscular se basa en una evaluación clínica en la que el médico o fisioterapeuta examina la función muscular, revisa los reflejos y analiza la historia médica del paciente. En algunos casos, pueden ser necesarias pruebas complementarias como análisis de sangre o estudios por imágenes.

Para tratar y prevenir la fatiga muscular, es fundamental mantener una alimentación equilibrada, una correcta hidratación y un descanso adecuado. Además, la fisioterapia puede ayudar a mejorar la resistencia y la recuperación muscular mediante ejercicios específicos, masajes terapéuticos y técnicas de relajación. Adaptar la actividad física y evitar sobrecargas también es clave para reducir el riesgo de fatiga y mantener un buen rendimiento muscular.

CONTRACTURA, LA MÁS COMÚN

Una contractura muscular es una contracción involuntaria y sostenida de un músculo o grupo muscular que impide su relajación normal. Esto provoca rigidez, dolor y, en muchos casos, una disminución de la movilidad en la zona afectada. Aunque puede aparecer en cualquier parte del cuerpo, es especialmente común en la espalda, el cuello y los hombros, debido a malas posturas o esfuerzos repetitivos.

Las contracturas suelen producirse cuando un músculo se somete a un sobreesfuerzo o a una actividad inadecuada sin un calentamiento previo o sin el descanso necesario. También pueden originarse por estrés, fatiga o incluso por la falta de hidratación y nutrientes esenciales para el tejido muscular.

Si no se trata a tiempo, una contractura puede derivar en molestias persistentes e incluso afectar a otros músculos, ya que el cuerpo tiende a compensar la tensión adoptando posturas incorrectas. Afortunadamente, con técnicas adecuadas de fisioterapia, masajes terapéuticos y ejercicios específicos, es posible aliviar la contractura y prevenir su reaparición. Identificar la causa y aplicar el tratamiento correcto es clave para recuperar la movilidad y el bienestar muscular.

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¿CÓMO SE PRODUCE UNA CONTRACTURA?

Las contracturas musculares ocurren debido a una alteración en el tono del músculo, lo que genera su acortamiento y una reducción en el flujo sanguíneo de la zona. Como consecuencia, el músculo no recibe los nutrientes ni el oxígeno necesarios para su correcto funcionamiento, lo que lleva a una acumulación de sustancias de desecho. Este proceso puede irritar el sistema nervioso, provocando rigidez, tensión, inflamación y dolor persistente.

TIPOS DE CONTRACTURAS

  • Contracturas durante el esfuerzo: Se producen cuando el músculo, tras una actividad intensa, no puede eliminar correctamente las sustancias de desecho generadas por el metabolismo. Esto provoca inflamación, dolor y la imposibilidad de relajar la musculatura afectada.
  • Contracturas posteriores al esfuerzo: Surgen como consecuencia de una fatiga excesiva después del ejercicio. En este caso, el músculo no logra recuperarse de la carga de trabajo realizada y permanece en un estado de contracción prolongada.
  • Contracturas residuales: Aparecen después de una lesión más grave, como una rotura de fibras, una fractura, un esguince o un traumatismo. En estos casos, el cuerpo responde con una contracción involuntaria de los músculos cercanos a la lesión como un mecanismo de defensa para proteger la zona afectada.

FACTORES QUE INFLUYEN EN LA APARICION DE CONTRACTURAS

  • Estrés, ansiedad o tensión emocional: La acumulación de estrés provoca un aumento en la tensión muscular, favoreciendo la aparición de contracturas, especialmente en la zona del cuello y la espalda.
  • Deshidratación: La falta de líquidos en el organismo afecta la función muscular, dificultando su relajación y aumentando el riesgo de espasmos y contracturas.
  • Cambios en el ambiente (frío): Las bajas temperaturas pueden causar una contracción involuntaria de los músculos, reduciendo su flexibilidad y favoreciendo la rigidez y el dolor.
  • Fatiga en los músculos por malas posturas: Mantener una postura inadecuada durante largos periodos genera sobrecarga en ciertos grupos musculares, lo que puede derivar en contracturas persistentes.

contractura por mala postura

  • Mala alimentación: Un déficit de minerales esenciales como el magnesio y el potasio puede afectar la función muscular, predisponiendo a la aparición de contracturas.
  • Reflejo visceral: Algunas enfermedades o problemas en órganos internos pueden generar una respuesta refleja en la musculatura cercana, provocando tensión y contracturas en determinadas zonas del cuerpo.

TRATAMIENTO Y CONSEJOS PARA PREVENIR

La fisioterapia es una de las herramientas más efectivas para tratar las contracturas musculares y acelerar la recuperación del paciente. El tratamiento se basa en diversas técnicas terapéuticas, como la aplicación de agentes físicos (electroterapia y termoterapia) para reducir el dolor y mejorar la circulación sanguínea. Además, el uso de punción seca y liberación miofascial ayuda a desactivar los puntos gatillo responsables de la rigidez muscular.

Asimismo, la terapia manual y los masajes descontracturante son fundamentales para relajar la musculatura afectada y restaurar su movilidad. Los estiramientos guiados permiten mejorar la flexibilidad y reducir la tensión, mientras que la reeducación postural es clave para corregir hábitos que pueden estar favoreciendo la aparición de contracturas.

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Para lograr una recuperación efectiva y evitar recaídas, es esencial que el paciente siga las indicaciones del fisioterapeuta y adopte medidas preventivas. Realizar estiramientos regularmente, mantener una buena higiene postural, utilizar un colchón y una almohada adecuados, cuidar la alimentación y la hidratación, y evitar el exceso de ejercicio o cargas pesadas son estrategias clave para prevenir futuras contracturas.

Desde la fisioterapia, no solo se trabaja en aliviar el dolor, sino en educar al paciente para que incorpore hábitos saludables que le permitan mantener una musculatura equilibrada y libre de tensiones.

BIBLIOGRAFÍA

MIRÓ-RODRÍGUEZ, Francisco; CONDE-RUIZ, Clara; MARTÍNEZ-GALISTEO, Alfonso. La fisioterapia: un medio efectivo en el tratamiento conservador de la.

LOZANO, A. Hidalgo, et al. Dolor y estrés en fisioterapia: algometría de presión. Revista Iberoamericana de Fisioterapia y Kinesiología, 2006, vol. 9, no 1, p. 3-10.

DEL MORAL, O. Mayoral. Fisioterapia invasiva del síndrome de dolor miofascial. Fisioterapia, 2005, vol. 27, no 2, p. 69-75.

Etiquetas: contractura, dolor muscular, fatiga muscular

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