Las costillas son una zona de protección de la caja torácica que sufre bastante con los esfuerzos y los impactos. A veces, se producen inflamaciones que dan lugar a dolor de pecho, hinchazón, dolor al tacto o con la ropa… Y, a veces, se hace difícil saber el motivo por el cual se ha producido.
¿Tienes dolor de pecho? ¿Te molesta el pecho al respirar profundamente o al toser? ¿Te duele cuando te mueves o te tocas? ¿No puedes ponerte el sujetador porque te duele la presión contra las costillas? Quizá puedas padecer costocondritis. Vamos a ver qué es, qué síntomas tiene y cómo podemos remediarla.
COSTOCONDRITIS
La costocondritis es una inflamación del cartílago que conecta una costilla con el esternón (articulación costocondral). Esta condición puede causar dolor en el pecho, que a menudo puede confundirse con un ataque cardíaco u otras afecciones cardíacas.
El cuerpo humano está dotado de una caja torácica, compuesta por diversos huesos, cartílagos, músculos, ligamentos y tendones que funcionan de manera coordinada en la respiración y facilitan protección a los órganos en su interior (corazón, pulmones, estómago…)
La caja torácica se compone, esencialmente, de:
- Esternón. Hueso plano situado en la parte central del pecho, al que se unen las costillas por su parte anterior.
- Hay 12 pares de costillas, que podemos dividir en tres categorías:
- Verdaderas – de la primera a la séptima. Se unen directamente al esternón mediante los cartílagos costales.
- Falsas – de la octava a la doceava. Se unen al esternón indirectamente, a través de un cartílago común con el séptimo par de costillas.
- Flotantes – las dos últimas. No se unen al esternón.
- Articulación costovertebral – la unión que se produce entre costillas y su respectiva vértebra en la parte posterior de la caja torácica.
- Articulación costocondral – es la articulación formada por las costillas y los cartílagos costales, que luego se unen al esternón. Se trata de una articulación cartilaginosa, en concreto de cartílago hialino (no permite movimiento significativo, pues su función es proporcionar estabilidad y protección al tórax, pero dejando cierto margen de movilidad y flexibilidad para los movimientos propios del tórax y adyacentes).
Cuando se produce una inflamación de esta articulación costocondral, es decir, de los cartílagos costales – que unen la costilla con el esternón – se denomina costocondritis.
SÍGNOS Y SÍNTOMAS
- Dolor en el pecho. Es el síntoma principal. Suele localizarse en la zona del esternón, o muy cercana a él, donde las costillas se unen a través del cartílago costocondral a él. Es más común en el lado izquierdo del pecho, pero puede ocurrir en ambos lados.
Se caracteriza por ser un dolor agudo y punzante, o una molestia sorda y constante. La intensidad puede variar según la persona y la severidad de la lesión.
- Sensibilidad en la zona. La zona afectada es sensible al tacto y a la presión, por lo que es normal si el uso de prendas apretadas (como el sujetador en las mujeres) o la presión sobre el esternón al recostarnos o apoyarnos sobre él, nos produce dolor o un aumento del mismo.
- Dolor con el movimiento. Hay movimientos que pueden implicar al tronco, como levantar los brazos, girar el torso, coger pesos o realizar actividad física intensa, que puede exacerbar o provocar el dolor.
- Dolor con la respiración profunda. Respiraciones profundas, toser o estornudar pueden producir un aumento del dolor, debido a la expansión y contracción del tórax. Por supuesto, se puede ver agravado al realizar actividad aeróbica intensa, la cual es muy demandante para el tórax y puede provocar aumento del dolor.
- Dolor referido. En algunos casos, el dolor puede expandirse hacia la espalda, el abdomen o los brazos, lo que puede aumentar la confusión con otras condiciones, como pueden ser los problemas cardíacos.
- Dolor
- En algunos casos, el dolor no es constante, sino que va y viene, pudiendo variar de intensidad a lo largo del día.
- Empeoramiento con ciertas actividades y posturas, con alivio en reposo.
CAUSAS
- Traumatismos o lesiones en el pecho:
- Golpes directos. Un golpe en el pecho, como sucede en accidentes automovilísticos, caídas o deportes de contacto, puede dañar el cartílago costocondral y provocar su inflamación.
- Esfuerzos físicos. Levantar objetos pesados, hacer ejercicios extenuantes o movimientos repetitivos que afectan el pecho, con la tracción constante de la musculatura, pueden provocar inflamación en el cartílago.
- Infecciones:
- Infecciones respiratorias. Algunas infecciones respiratorias, virales o bacterianas, pueden extenderse al cartílago costocondral y causar inflamación. No es la causa más habitual de esta patología.
- Infección postquirúrgica. Aunque también es raro, después de una cirugía en el pecho, puede ocurrir una infección en el área del cartílago costocondral que provoque dolor e inflamación.
- Artritis y enfermedades inflamatorias:
- Artritis Reumatoide. Esta enfermedad inflamatoria crónica puede afectar también el cartílago costocondral, provocando costocondritis.
- Espondilitis Anquilosante. Es una forma de artritis que afecta principalmente a la columna vertebral, pero que puede causar inflamación en otras articulaciones, incluido el cartílago costocondral.
- Otras enfermedades inflamatorias. Enfermedades como el lupus pueden también estar asociadas con la costocondritis.
- Estrés mecánico:
- Tos Crónica. Una tos persistente y severa, tras un catarro fuerte (por ejemplo), puede poner tensión en el cartílago costocondral y causar inflamación. Se trata de movimientos bruscos, explosivos y repetitivos que pueden hacer sufrir la articulación, inflamándola.
- Actividades que Requieren Movimiento Repetitivo. Trabajos o actividades que implican movimientos repetitivos del pecho y los brazos pueden ser un factor de riesgo para causar esta inflamación.
- Factores degenerativos. Envejecimiento. El desgaste natural del cartílago con la edad puede hacer que sea más susceptible a la inflamación y el dolor, en general.
FACTORES DE RIESGO
- Edad: Aunque puede afectar a personas de cualquier edad, la costocondritis es más común en adultos jóvenes y de mediana edad.
- Sexo: Las mujeres son más propensas a desarrollar costocondritis que los hombres.
- Actividades Físicas: Personas que realizan actividades físicas intensas o deportes de contacto pueden tener un mayor riesgo.
- Debilidad muscular. Aquellas personas cuya musculatura es ineficaz e ineficiente en su contracción, tienen más probabilidades de sufrir costocondritis, ya que la tensión generada en la articulación puede ser mucho mayor. Ojo con el diafragma muchas veces.
- Pacientes con enfermedades respiratorias. Pacientes con EPOC, asma, alergia, tos crónica, hábito tabáquico, etc.… tienen una mayor probabilidad de sufrir esta condición.
DIAGNÓSTICO
El diagnóstico de costocondritis se basa principalmente en una buena historia clínica, y un buen examen físico. Los médicos suelen buscar dolor y sensibilidad en las uniones costocondrales durante el examen físico, para establecer un diagnóstico.
En algunos casos, además, pueden realizarse pruebas adicionales como radiografías, tomografías computarizadas (TC) o resonancias magnéticas (RM) para descartar otras afecciones.
HISTORIA CLÍNICA
- Síntomas
- Dolor en el pecho. El paciente describe dolor en el pecho que puede ser agudo o sordo.
- Localización. El dolor suele estar localizado en la zona del esternón, donde las costillas se unen al cartílago costocondral, generalmente en las costillas superiores.
- Factores desencadenantes. Preguntar sobre actividades físicas recientes, movimientos repetitivos, traumatismos en el pecho o infecciones respiratorias.
- Características del dolor
- Se indaga cuándo comenzó el dolor y si ha sido progresivo o repentino.
- Duración. Se pregunta cuánto tiempo ha durado el dolor.
- Evaluar la intensidad del dolor, por ejemplo, utilizando una escala de dolor del 1 al 10.
- Factores agravantes y/o de alivio Preguntar si el dolor empeora con ciertos movimientos, respiraciones profundas, tos, o presión sobre el pecho, y si se alivia con reposo o ciertos medicamentos.
EXAMEN FÍSICO
- Palpación. El especialista presionará suavemente las articulaciones costocondrales y el esternón para identificar áreas de dolor. La presencia de dolor a la palpación es un signo característico de la costocondritis.
- Evaluación del movimiento y dolor con el movimiento. Se pedirá al paciente que realice ciertos movimientos del tronco y los brazos para ver si estos provocan o agravan el dolor.
PRUEBAS COMPLEMENTARIAS
Aunque el diagnóstico de costocondritis es básicamente clínico, pueden utilizarse algunas pruebas adicionales para descartar otras causas de dolor en el pecho.
- Radiografías de tórax. Ayudan a descartar otras condiciones, como pueden ser una fractura costal, enfermedades pulmonares o afecciones cardíacas.
- Resonancia magnética (RM) o Tomografía computarizada (TC). Utilizadas si hay sospecha de otras enfermedades, como infecciones, tumores o enfermedades inflamatorias de la pared torácica.
- Electrocardiograma (ECG). Para descartar problemas cardíacos, especialmente si el dolor en el pecho es un síntoma predominante.
- Análisis de Sangre. Para descartar infecciones o enfermedades inflamatorias sistémicas.
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
Como veíamos anteriormente, a veces es necesario realizar pruebas complementarias para descartar otras afecciones. Para realizar un correcto tratamiento, es importante diferenciar la costocondritis de otras condiciones que causan dolor en el pecho, como pueden ser:
- Síndrome de Tietze. Comparte sintomatología con la osteocondritis, a diferencia de hinchazón visible y palpable sobra las articulaciones costocondrales afectadas.
- Fractura costal. Normalmente se produce tras un traumatismo evidente, pero algunas veces también puede ir asociado a toses bruscas o estornudos muy bruscos, si hay una debilidad ósea característica como ocurre en la osteoporosis (donde se presenta fragilidad ósea).
- Problemas Cardíacos. El dolor de origen cardíaco puede asociarse a otros síntomas añadidos como falta de aire (disnea), sudoración, náuseas, dolor irradiado al brazo, la mandíbula o el cuello.
- Enfermedades Pulmonares. Algunas patologías como pueden ser la neumonía, un tromboembolismo pulmonar o la pleuritis, también pueden dar dolor en el pecho; pero, a menudo, suelen venir acompañadas de otros síntomas respiratorios que son clave para descartar.
- Enfermedades Gastrointestinales. Muchas veces, el reflujo gastroesofágico – entre otras condiciones – pueden causar dolor torácico o alrededor del mismo; sin embargo, suele relacionarse posterior a la comida y tienen otra sintomatología adicional, como la acidez estomacal.
- Neuralgia intercostal. Suele dar un dolor fácilmente confundible con el de una costocondritis, e irradia desde las costillas hacia el pecho, pero se siente más eléctrico.
TRATAMIENTO PARA LA COSTOCONDRITIS
- Medicamentos para el dolor – siempre recomendados y recetados por un especialista. No os automediquéis, y consultad siempre con vuestro médico o farmacéutico.
- Analgésicos. Ibuprofeno, paracetamol o naproxeno pueden ayudar a aliviar el dolor.
- Los AINEs (antiinflamatorios no esteroideos) son útiles para reducir la inflamación.
- Compresas – prueba el que mejor te convenga o te funcione.
- Compresas frías. Aplicar hielo en la zona afectada durante 15-20 minutos, varias veces al día, puede ayudar a reducir la inflamación y el dolor.
- Compresas calientes. El calor también puede ser útil, especialmente para relajar los músculos tensos alrededor de la zona afectada.
- Evitar realizar actividades que provoquen o reagudicen el dolor, para evitar que los síntomas empeoren, hasta que el dolor disminuya considerablemente o el especialista te indique lo contrario.
- Fisioterapia
- Ejercicios de estiramiento y fortalecimiento. El fisioterapeuta te recomendará ejercicios específicos para mejorar la flexibilidad y fortalecer los músculos alrededor del esternón y las costillas.
- Técnicas de respiración. También te proporcionará técnicas para aprender a respirar de tal forma que el dolor sea mínimo, y técnicas para proteger la zona durante estornudos o toses, así como ejercicios para aliviar el dolor, favorecer la movilidad de la caja torácica y mejorar la ventilación durante la respiración.
- Corticoesteroides. En casos severos, y siempre recomendado, pautado y aplicado por un especialista; las inyecciones de corticoesteroides en la articulación afectan, pueden ayudar a reducir la inflamación y el dolor. Sin embargo, es recomendable probar con tratamientos más conservadores previamente.
- Cambios en el estilo de vida
- Postura adecuada. Mantener una buena postura puede ayudar a reducir la tensión en el pecho, especialmente si ya sufres costocondritis.
- Estrés. Reducir el estrés y practicar técnicas de relajación pueden ser beneficiosos, ya que el estrés puede exacerbar el dolor.
- Ropa cómoda. Evitar prendas y complementos que puedan exacerbar el dolor y favorecer aquellos que lo alivie.
CUÁNDO CONSULTAR CON EL ESPECIALISTA
Será de vital importancia consultar con tu médico si el dolor en el pecho es severo, persistente o si hay preocupación de que pueda estar relacionado con problemas cardíacos.
Además, si los tratamientos en el hogar no alivian el dolor, o hay síntomas adicionales como fiebre, dificultad para respirar, o dolor que se irradia a la mandíbula, cuello, hombros o brazos, se debe buscar atención médica de inmediato.
En caso de haber sufrido un traumatismo fuerte o haber oído un fuerte crujido acompañado de dolor durante un movimiento brusco o contracción explosiva, también debes acudir a tu especialista.
PRONÓSTICO
La costocondritis tiene solución y, generalmente, mejorará con el tiempo y tratamiento adecuado.
Sin embargo, en algunos casos, puede durar varios meses o más. El seguimiento con un especialista es importante para asegurar que el tratamiento sea efectivo y para descartar otras posibles causas del dolor en el pecho.
TRATAMIENTO DE FISIOTERAPIA
Ya hemos hablado de los diferentes abordajes que se pueden llevar a cabo, dándote pinceladas de lo que los fisioterapeutas podemos contribuir a mejorar tu dolor de pecho; pero ahora vamos a entrar en detalle, para que comprendas que la fisioterapia puede ser una solución rápida y eficaz para tu dolor. Porque es innecesario vivir con dolor y hay medios para ponerle fin.
- Ejercicios de estiramiento – mantendremos la posición durante 30-45 segundos, y repetiremos 3-5 veces con cada lado. No debe existir dolor, sólo tirantez suave, durante la realización.
- Estiramiento de pectoral. Con el brazo en un marco de la puerta, a 90 grados de flexión, giraremos nuestro torso sin despegarlo de la puerta hacia el lado contrario.
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- Estiramiento del serrato anterior. Extiende el brazo hacia delante mientras empujas la escápula hacia fuera. Es decir, como si sacaras chepa, llenaras tu tórax de aire por detrás y quisieras separar tus escápulas.
- Estiramiento de la parte anterior del tórax. Siéntate en una silla, con las manos detrás de la cabeza y arquea la espalda hacia atrás, mientras miras hacia el techo.
- Ejercicios de fortalecimiento – realizaremos 3 series de 10 a 15 repeticiones de cada ejercicio. Algunos ejemplos:
- Puente glúteo – para contribuir a mejorar el soporte a la caja torácica, mediante el trabajo de la espalda baja, además de estirar la parte anterior del tórax. Colócate boca arriba, con las rodillas dobladas y los pies apoyados en el suelo. Desde esa posición, eleva los glúteos y caderas hacia el techo y mantén la posición durante 5-10 segundos.
- Elevación lateral de brazo – para mejorar la movilidad del pecho y fortalecer la musculatura de los hombros. Nos colocaremos de pie, con los brazos a los lados sujetando una pesa o una mancuerna, si lo necesitas. Elevaremos los brazos lateralmente hasta llegar a la altura de los hombros y volveremos lentamente a la posición inicial.
- Serratos – nos colocaremos boca arriba, con el hombro elevado a 90 grados, de tal forma que nuestra mano quede encima de él con el codo estirado. Sujetaremos en nuestra mano una pesa, o pondremos resistencia con una banda elástica, y realizaremos protracciones y retracciones.
- Es decir, intentaremos llevar desde la posición inicial la pesa o la banda hacia el techo, manteniendo el codo recto en todo momento. Notaremos que se despega nuestro omoplato de la esterilla. Después volveremos a la posición inicial, volviendo a recuperar el contacto de la escápula con el suelo, sin perder la extensión de codo.
- Terapia manual
- Masaje terapéutico. Realizado por la fisioterapia, en la zona afectada y la espalda, para aliviar la tensión muscular y mejorar la circulación y el drenaje de la zona.
- Movilizaciones articulares. Realizando técnicas suaves para movilizar las articulaciones de la caja torácica, el esternón y las estructuras adyacentes que puedan verse afectadas.
- Terapia respiratoria
- Respiración diafragmática. Túmbate boca arriba, con una mano en el pecho y la otra en el abdomen. Respira profundamente por la nariz, permitiendo que el abdomen se expanda (debes notar que la mano inferior sube) y expulsa el aire lentamente por la boca. Repite de 15 a 20 veces para promover una respiración eficiente y reducir la tensión en la musculatura implicada.
- Respiración controlada. Siéntate en una silla tranquilamente, relaja tu musculatura y ponte cómodo. Respira lenta y profundamente, contando hasta 4 al inhalar, reteniendo la respiración durante 4 segundos, y exhalando durante 4 segundos. Repite de 15 a 20 veces para reducir el estrés y la tensión muscular de la zona.
- Estilo de vida
- Te enseñaremos técnicas y tips para mantener una buena postura y evitar aquellas que provoquen dolor, para reducir las tensiones que puedan afectar a la zona dolorida.
- Ergonomía del movimiento y levantamiento de peso. Te ayudaremos a identificar y modificar aquellas actividades y movimientos que agraven los síntomas, y a realizarlas de manera menos dolorosa y más eficiente posible.
- Diatermia – se trata de una técnica no invasiva altamente eficaz y recomendable para el tratamiento de la inflamación. Se transfiere una corriente de alta intensidad, que provoca un aumento de temperatura en la zona de forma específica, llegando al tejido diana que queremos tratar.
- Neuromodulación – para la reducción del dolor, mediante una técnica invasiva que interviene sobre el sistema nervioso central y periférico.
- Kinesiotape
- Electroterapia: TENS, onda corta, microonda…
- Bomba diamagnética – un novedoso tratamiento del que disponemos actualmente en nuestras clínicas de Montecarmelo y Paseo de la Habana, con el que podrás reducir la inflamación en un tiempo récord. Se trata de un procedimiento que utiliza un campo magnético de alta intensidad para actuar sobre el agua presente en los tejidos biológicos (en caso de la inflamación, se produce un aumento de ese líquido, que nos interesa remover y drenar).
- Elimina el dolor.
- Acelera la recuperación.
- Regeneración rápida del tejido.
- Reduce la inflamación y el edema – este último característico si posees síndrome de Tietze, como hemos hablado anteriormente.
- Mejora la movilidad de la zona tratada.
Si sufres dolor de pecho y no sabes identificar su causa, no dudes en pedir cita con nuestros especialistas para ayudarte a resolver esas dudas y aliviar tu dolor. Además, ahora que conoces los novedosos tratamientos que tenemos en clínica, no dudes en pasarte a probarlos y acabar rápidamente con ese dolor de pecho que no te permite hacer tu vida normal.
Y, por si te ha parecido poco, te dejo un vídeo con ejercicios que – aunque el título esté destinado a otra patología – nos sirven para mejorar y tratar ese dolor de pecho causado por tu costocondritis.
¡Nos leemos en la siguiente noticia!
BIBLIOGRAFÍA
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