Lo primero que debemos hacer, antes de nada, es ubicarnos, entender y conocer la anatomía de la zona sobre la que vamos a hablar. En este caso, vamos a hablar de la región lumbar, que como ya sabemos forma parte de la columna vertebral.
1.- COLUMNA VERTEBRAL
La columna vertebral forma lo que comúnmente llamamos espalda. Esta región del cuerpo debemos cuidarla en el día a día ya que es muy propicia a sufrir lesiones musculares o articulares. Este tipo de lesión tiene una prevalencia bastante alta dentro de las lesiones musculares. Se estima que entre un 70-80% de la población mundial sufre alguna vez durante su vida un episodio de dolor lumbar. Además, las lesiones musculoesqueléticas suponen un 40% de las lesiones crónicas hoy existentes y gran parte de este elevado porcentaje se debe al dolor de espalda.
En España, las lumbalgias representan la enfermedad adulta con mayor prevalencia en personas mayores de 20 años. Estos datos los dividimos en lumbalgia puntual que representa un 14-15 % y un 7-8 % crónico en prevalencia. Además, se establece que entre un 15-20% de la población sufre este tipo de patología cada año. Dentro de estas lesiones predomina la ciática con un 40%, casi la mitad de la población con dolor lumbar es a causa de ello. Sobre todo, aparece entre los 35-50 años mientras que una lumbalgia es entre los 20-35 años. En cuanto a distinción entre sexos apenas existe, aunque es levemente mas frecuente en mujeres, sobre todo aquellas que realizan trabajos físicos.
Como hemos visto, estos datos reflejan que el dolor lumbar es una lesión frecuente, típica y que muchas veces se cronifica. Por eso es importante cuidarnos día a día para evitar este tipo de patología, ya no solo por el aspecto físico sino también por el psicológico. Cuando las lumbalgias se cronifican y nos limitan las actividades, suelen derivar en problemas psicosociales (desarrollo de ira, estrés, depresión, etc.). Por lo que una lesión de espalda puede afectar tanto física como psicológicamente, que se produce de una manera lenta y gradual.
Por ello debemos cuidar la espalda de manera diaria, aunque una minoría población lo realiza. La espalda tiene diferentes regiones y cada una de ellas tiene sus particularidades.
Sobre la espalda
La espalda está compuesta por la columna vertebral, que se subdivide en 5 (cervical, dorsal, lumbar, sacro y coxis). Las tres primeras regiones son las más susceptibles de sufrir alguna lesión, ya que son zonas de bastante movilidad y son las tres zonas en las que puede aparecer una hernia discal. Mientras por otro lado nos encontramos la zona sacra y coxis donde las lesiones suelen ser por un traumatismo directo en la zona. Por ello, siempre que nos referimos a dolor de espalda nos solemos centrar y focalizar en las tres zonas grandes de la columna.
Antes de focalizarnos en la zona lumbar vamos a hacer un breve recordatorio sobre la columna vertebral, la cual está formada por vértebras, que son los huesos encargados de proteger la médula espinal y vísceras, además de ser el apoyo estructural para la cabeza, tronco y costillas. Esto provoca que tenga una incidencia directa en dos aspectos fundamentales para el ser humano, el equilibrio y la distribución de las cargas. Para poder realizar estas funciones el cuerpo está muy bien diseñado ya que aumenta el tamaño y disminuye la movilidad de las vértebras según descendemos desde la cabeza (cervical) hasta la cadera (lumbosacro). Esto significa que la zona lumbar presenta unas vértebras más voluminosas, fuertes y pocos móviles respecto a las cervicales. Donde la región lumbar aborda más la estabilidad lumbosacra ayudado por el core mientras que la cervicales permiten un buen movimiento de la cabeza.
Además, debemos tener otro aspecto en cuanta en relación con la columna vertebral y es que no es una línea recta, presenta curvatura y esta cambia respecto a la zona en la que nos encontremos. Esta curvatura presenta lordosis (concavidades de la columna) en zona cervical y lumbar y cifosis (convexidades de la columna vertebral) en zona dorsal y sacra, que son las curvaturas naturales de la espalda. Cada zona vertebral tiene sus particularidades.
Cervical
Son la zona alta de la espalda, unen la cabeza con el cuerpo a través del cuello que está formado exactamente por siete vértebras pequeñas que aumentan de tamaño según bajamos hacia abajo. Estas vértebras nos permiten la rotación, lateroflexión (inclinación) y flexión y extensión de la cabeza. En esta región salen ocho nervios que irrigan la cabeza, cuello, miembros superiores y diafragma. Si tenemos alguna lesión a este nivel ya sea muscular o articular podemos tener mareos, dolor de cabeza, tinitus, problemas de movilidad u hormigueo en brazos como síntomas más habituales.
Dorsal
Es una región con menor movilidad, forma parte de la caja torácica y tiene como funciones principales: proteger los órganos y dar soporte a las costillas. Esta zona realiza flexión extensión y rotación, además de acompañar en el movimiento de respiración tanto en la inspiración como expiración que realiza la caja torácica. Al ser doce vértebras dorsales presenta el mismo número de costillas y de raíces nerviosas que irrigan toda la toda la caja torácica.
Lumbar
Forma la base de la columna junto con el sacro, lo que facilita la unión de los miembros inferiores con el resto del cuerpo. Es una región bastante fuerte, poco móvil y soporta el peso y carga del cuerpo. La columna lumbar está formado por cinco vertebras grandes que realizan flexión y extensión principalmente, aunque en menor medida pueden hacer lateroflexión y rotación. Salen cinco ramas nerviosas que inervan la zona de la cadera y el miembro inferior hasta los dedos del pie.
Por otro lado, nos interesa saber que esos discos vertebrales que hay entre cada una de las vértebras son fundamentales para la movilidad de la columna. Esta importancia se debe a que amortigua las cargas y permite el movimiento vertebral sin roces ni choques de carácter óseo. Esto supone que actúa como una pastilla de jabón, ya que según que movimiento hagamos el disco se desplaza para dar congruencia y naturalidad al movimiento. Por ejemplo, si nosotros hacemos flexión de tronco el disco se desliza hacia atrás, permitiendo el movimiento y evitando un pinzamiento sobre el propio disco entre las dos vertebras. El disco consta de dos partes, un anillo fibroso (parte externa) y el núcleo pulposo (parte interna).
Una vez nos hemos situado a nivel funcional y anatómico vamos a entrar en detalle con la zona lumbar.
Las lesiones lumbares son bastante frecuentes tanto que después de los resfriados y gripes suele estar esta patología, en 2 posición, en relación con la causa por la que acudimos al médico. La gran mayoría de las veces esta aparece de manera idiopática, es decir se desconoce por qué aparece.
2.- CAUSAS DEL DOLOR LUMBAR
Ya hemos comentado que la gran mayoría de las veces se desconoce, pero hay otras posibilidades como:
- La mala ergonomía sobre todo en el puesto de trabajo.
- Estar mucho tiempo seguido en bipedestación, provoca fatiga muscular.
- Levantar pesos, sobre todo aquellos que están en el suelo, ya que solemos doblar la espalda en vez de doblar las rodillas para bajar.
- Gestos bruscos y/o repetitivos, suele deberse a ejercicios o deportes de alta intensidad
- La sobrecarga de la espalda por obesidad o sedentarismo.
- Traumatismos directos.
- Enfermedades degenerativas como la osteoporosis.
- Desgarros y/o espasmos musculares.
- Hernia discal, escoliosis.
- Patología vertebral como espodilolistesis (desplazamiento entre dos vértebras), espondilitis (inflamación vertebral).
También puede deberse a desequilibrios musculares, aunque esta opción es la más habitual para explicar las lumbalgias idiopáticas. Ya que a través de esa diferencia muscular entre los agonistas y antagonistas puede generar compensaciones musculares y esto derivar en dolor y lesiones y esto es aplicable a cualquier nivel, no solo lumbar.
3.- FACTORES DE RIESGO
- Obesidad
- Edad
- Sedentarismo
- Falta de actividad deportiva
4.- TIPOS DE DOLOR LUMBAR
- Lumbalgia.
- Ciática (derivado de una hernia discal, provocando una irritación de la raíz nerviosa).
- Síndrome del piramidal (falsa ciática, se asemeja mucho a una ciática en cuanto a síntomas, pero es de carácter muscular y no articular).
- Estenosis del canal (estrechamiento del canal medular).
- Sacroileitis (inflamación de la región sacra).
- Síndrome facetario (inflamación de las facetas vertebrales, degeneración del cartílago entre 2 vértebras).
Dentro de las lumbalgias nos podemos encontrar las mecánicas (debido a posturas mantenidas o esfuerzos explosivos) o las inflamatorias (se deben a la artrosis, artritis, enfermedades o virus). Las lumbalgias se pueden clasificar en 3:
- Agudas: de 2 a 3 semanas de duración.
- Subagudas: de 3 semanas a 3 meses de duración.
- Crónicas: por encima de los 3 meses de duración.
5.- TRATAMIENTO
Dentro del tratamiento vamos a distinguirlo según la fase en la que nos encontremos, y debemos tener muy presente cuanto dolor tiene el paciente para ver cuál es el tratamiento idóneo. Ya que sobre el papel es relativamente sencillo marcar la pauta de tratamiento, después de una buena valoración, pero es la sintomatología las que nos va a marcar el camino a seguir. Ya que no es lo mismo tratar una lumbalgia a nivel local que aquella que produce dolor hacia la zona glútea, cadera o la que produce falta de movilidad. Para poder llevar a cabo el tratamiento correctamente es fundamental que exista una buena comunicación entre el paciente y el fisioterapeuta para marcar bien los objetivos ya que los marca el dolor y limitación del paciente.
Fase aguda: en esta fase el dolor suele ser muy intenso por ello se emplea:
- Masaje local suave (sin dolor).
- Movilizaciones lumbares de carácter analgésico.
- Electroterapia como microondas (antiinflamatorio), tens (analgésico), diatermia (bastante eficaz en procesos agudos).
- Aplicación de calor 2-3 veces al día durante 15-20 min.
- Seguir con la vida diaria, no se realiza reposo en cama.
- Ejercicios de estiramiento pasivos, pero NO se realiza escuela de espalda ni pilates en esta fase.
- Después de 7-10 días si el dolor se ha reducido, se podría empezar a realizar ejercicio suave y sin impacto, pero solo en ese caso.
Fase subaguda:
- Podemos emplear punción seca.
- Movilizaciones lumbares, buscamos mejora del rango articular.
- Electroterapia como microondas (antiinflamatorio), tens (analgésico).
- Aplicación de calor 2-3 veces al día durante 15-20 min.
- Ejercicios de estiramiento pasivos, podemos empezar con pilates.
- Fundamental empezar con ejercicios, gran parte de la recuperación pasa por estos ejercicios. Estos son de fortalecimiento del core y glúteo para conseguir una buena estabilidad lumbosacra.
Fase crónica:
- Masaje.
- Movilizaciones en el caso de que falte movilidad.
- Electroterapia como microondas (antiinflamatorio), diatermia. El tens deja de ser eficaz cuando la lesión ya lleva un largo periodo activo.
- El calor en casa también deja de ser eficaz, no es recomendable.
- Realización de ejercicios aeróbicos y de tonificación muscular, todo ellos bajo supervisión y sin superar el 5 de dolor sobre una escala de 10.
- Ejercicios de estiramiento pasivos, pilates, escuela de espalda, yoga.
También se pueden realizar tracciones lumbares y manipulaciones a través de un osteópata, en fases subagudas y crónicas, pero se debe acudir a un profesional con experiencia en este campo.
6.- RECOMENDACIONES
- Reducir el sobrepeso si existe.
- Evitar el reposo total.
- Ejercicio físico.
- Doblar las rodillas para coger los objetos del suelo.
- Dormir en buena posición (tener un buen colchón, evitar dormir boca abajo).
- Dejar de fumar.
- Buena ergonomía en el puesto de trabajo.
- Realizar estiramientos.
- No emplear fajas lumbares, provocan perdida de fuerza y tono muscular.
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