¿Tienes dolor en la zona glútea? ¿Es un dolor profundo que, a veces, llega a descender por la pierna, como si tuvieras ciática? No te preocupes si en tu cabeza resuena eso de la ciática; a veces tenemos un síndrome impostor, denominado síndrome del piramidal o piriforme, que puede actuar como una ciática, sin llegar a serlo. Aquí en Fisiolution, tenemos todas las claves para ayudarte a mejorar tu dolor, así que ¡Quédate leyendo este post para saber cómo diferenciar ese dolor y qué hacer para solucionarlo y recuperar tus actividades diarias!
¿Dónde se localiza el músculo piramidal y qué funciones tiene?
El músculo piramidal, o también llamado piriforme, es un músculo situado en la parte posterior de la cadera.
Se trata de un músculo plano, con forma triangular, situado debajo de la musculatura glútea, por eso el dolor de este músculo se siente tan profundo. Nace del sacro, concretamente en su cara anterior, entre S2 y S4; de ahí se dirige a través del agujero ciático mayor hasta llegar al trocánter mayor del fémur, en el que se inserta.
Su función principal es la rotación externa de la cadera, aunque también colabora en la abducción y extensión de la misma – pero dependiendo de la posición de flexión de la cadera, puede ser tener función de rotación interna también. Su función es muy importante para la estabilidad de la cadera y tiene una íntima relación con el nervio ciático que, cuando se comprime por este músculo, ocasiona síntomas muy parecidos al de una ciática verdadera.
¿Por qué hablo de ciática verdadera? Porque no es lo mismo hablar de ciática, que de pseudociática. En el caso de la ciática, el problema tiene su origen en la raíz nerviosa, ya sea por daño nervioso directo o por pinzamiento articular (hernia, protusión, estenosis, degeneración articular…). Sin embargo, cuando hablamos de una pseudociática, los síntomas son parecidos, pero su origen es diferente. En una pseudociática lo que se produce es un atrapamiento del nervio ciático, que se ve oprimido a su paso por el músculo piramidal, la mayoría de las veces – aunque también deberemos distinguirlo con el síndrome del glúteo profundo.
Como ves, aparentemente es un rotador externo (su función principal), pero a veces también se comporta como interno. Además, a veces nos quiere tomar el pelo, asustándonos y haciéndonos creer que podemos sufrir una ciática; por eso cuando hablo con mis pacientes de este músculo le llamo el músculo del engaño.
Por aquí te dejo un short de vídeo con las claves para diferenciar si has sido engañado por tu piramidal, o si tienes un dolor de ciática real:
Además, si quieres saber más acerca de este músculo y sus curiosidades, puedes leer la noticia que hicimos hace un tiempo con curiosidades que seguro no sabías de este músculo. Entra en ella para conocerle mejor, y ¡Que el piramidal no te engañe nunca más!
Síntomas que da el dolor piramidal
Si también has sufrido ciática alguna vez, verás que los síntomas pueden confundirse fácilmente. Entre la sintomatología que refiere este complicado músculo, encontramos:
- Dolor glúteo, que puede llegar a repercutir en la zona posterior y externa de la pierna. Siempre sin llegar a describir un patrón bien definido y sin sobrepasar la rodilla.
Es el síntoma principal, que se puede desencadenar como una sensación de sobrecarga, latigazo, quemazón, e incluso como un dolor sordo en la zona glútea.
- Dolor al estiramiento, generalmente en su acción contraria: rotación interna. Aunque, ya sabes, dependerá de la posición de la cadera en flexión o extensión.
- Dolor que empeora con la actividad, y al mantener posiciones prolongadas en el tiempo, ya sea mucho tiempo de pie, caminando o mucho tiempo sentado. Suele agravarse mientras estamos sentados, al subir escaleras, al cruzar las piernas, con la actividad física, o al levantarnos o cambiar de posición tras haber pasado un periodo en reposo.
- Dolor a la presión y palpación del piramidal. Notaremos tensión, abultamiento al paso de los dedos por la zona, e incluso un salto muscular al tocarlo.
- Hormigueo, adormecimiento o entumecimiento de la pierna, generalmente la misma cuyo piramidal está afectado, siendo infrecuente su paso más allá de la rodilla.
- Limitación en la movilidad, sobre todo encontraremos dificultad para cruzarnos de piernas.
- Sensación de tener que cambiar de posición frecuentemente.
- Acortamiento de la pierna afectada, al estar tumbados.
Etiología y mecanismos de lesión
- Actividad física: falta de descanso, entrenamientos con cargas inadecuadas, mala técnica de ejecución, contracciones excéntricas forzadas o repetitivas, falta de calentamiento previo, falta de estiramiento posterior, falta de movilidad de la cadera durante el ejercicio, realizar deporte de impacto sobre suelo duro, o en actividades con presión continua sobre el músculo. También hablamos de actividades como correr, jugar al tenis o pádel, ciclistas, y profesionales que recorren largas distancias (maratonianos, marchistas…), suelen sufrir dolor piramidal frecuentemente.
Generalmente, estas causas anteriores, derivan en sobrecargas o puntos gatillo en la musculatura.
- Alteraciones biomecánicas que ocasionan compensaciones para mantener la estabilidad de la pelvis: hiperlordosis lumbar, dismetría de extremidades inferiores, valgo de rodillas…
- Alteraciones de la pisada: especialmente la hiperpronación del pie.
- Alteraciones del suelo pélvico pueden derivar en una sobrecarga del músculo.
- Debilidad de la musculatura. Tanto de la musculatura piramidal, como de la musculatura adyacente (glúteos, obturadores, géminos, isquiotibiales, musculatura lumbar y de CORE).
- Alteraciones de la postura: sentarse durante periodos prolongados (actividades de oficina, conducción, especialmente) o hacer sobreesfuerzos reiterados, cruzarse de piernas…
- Alteraciones de la estructura del músculo.
- Traumatismos y microtraumatismos. Ocasionados por accidentes de tráfico, caídas, golpes, o por actividades de repetición.
- Patologías secundarias: sacroileitis infecciosa, enfermedad inflamatoria pélvica crónica, artrosis de cadera, artroplastia de cadera… también afectan al piramidal.
Diagnóstico
El diagnóstico es fundamentalmente clínico, basado en la sintomatología y el examen físico del paciente, buscando provocar dolor en el músculo piramidal y la diferenciación con otras causas de dolor en la región, incluyendo la ciática.
Es de vital importancia incluir en la evaluación física otras estructuras adyacentes como la cadera, la columna lumbar y las extremidades inferiores.
- Historia clínica:
Si acudes a una sesión de fisioterapia, el fisioterapeuta te realizará varias preguntas para encontrar la causa y solución a tu dolor, además de realizar un diagnóstico diferencial, en relación a la ciática, con la que comparte mucha sintomatología.
Deberás responder a preguntas sobre tu dolor y cómo está afectando a tu día a día; conocer acerca de tu profesión, tu actividad física, posiciones que emporen o mejoren tu sintomatología, lesiones anteriores o alguna actividad que haya podido desencadenar este dolor, cómo comenzó y cómo se comporta.
También es importante conocer acerca de tu descanso, tu situación nutricional, tu situación emocional y otra información que, a priori puede parecer que no tiene qué ver, pero realmente nos aporta muchísima información para resolver tu problema y brindarte la mejor propuesta de tratamiento.
- Examen físico:
El profesional al que acudas deberá realizar una evaluación física guiada por la información que has aportado anteriormente, entre la que se incluirá valoración de la postura, la marcha, la ejecución técnica de algunos ejercicios (sobre todo si haces algún deporte), la movilidad, la elasticidad, la fuerza, la sensibilidad y los reflejos.
Generalmente, y a diferencia de una ciática verdadera, en el dolor causado por el piramidal solemos encontrar fuerza, sensibilidad y reflejos conservados.
Además, podemos ayudarnos de una serie de baterías de test clínicos, para completar este examen.
- Test FAIR – paciente boca arriba con la cadera flexionada a 90 grados, aducción y rotación interna. Será positivo si desencadena dolor en la región piramidal.
- Test de Pace – la abducción y rotación externa contra resistencia, con el paciente sentado, reproduce el dolor y debilidad, indicando positividad del test.
- Test de Beatty – El paciente se coloca de lado, sobre el lado sano, y con la cadera flexionada del lado afecto, se realiza una abducción mantenida del muslo, también contrarresistencia. Es positivo si reproduce dolor en la zona piramidal.
- Maniobra de Freiberg – paciente colocado boca arriba, con la pierna extendida, presenta dolor al realizar una rotación interna forzada de la cadera, siendo positivo.
- Otros test – maniobra de Heel Contralateral knee (HCLK) o maniobra de Mirkin.
- Diagnóstico diferencial
Como ya hemos dicho en algún momento anterior dentro de este post, siempre os presento este músculo como el “músculo del engaño”, así que es muy importante hacer una buena historia clínica y exploración física previas, para intentar acotar el diagnóstico fisioterapéutico, y hacer diferenciación con respecto a otras patologías que pueden confundirnos. Las más importantes son:
- Ciática – la principal y gran confundida cuando hay un dolor piramidal, que desencadena un síndrome piramidal o una pseudociática. Podemos ayudarnos de pruebas de imagen, para ello, como radiografías, resonancias o TAC. Sin embargo, también hay signos clínicos que nos ayudan a diferenciar una de otra. Puedes averiguar más pinchando aquí.
- Bursitis Isquioglútea – reproduce un dolor parecido, hacia la zona glútea, y es común que aparezca en pacientes con actividades en sedestación prolongada. Se caracteriza por dolor a la presión en la tuberosidad isquiática, o alrededores.
- Bursitis trocantérea – dolor en la cara lateral de la cadera, pero también puede desencadenar dolor hacia la extremidad inferior. También existe dolor con la abducción y aducción pasiva y resistida.
- Trocanteritis
- Síndrome de isquiotibiales – cursa con dolor en al parte posterior del muslo desde la parte inferior del glúteo hasta detrás de la rodilla.
- Tendinopatías del glúteo
- Dolores procedentes de la articulación sacroilíaca
- Radiculopatías – alteración de la sensibilidad, reflejos y fuerza, acompañada de dolor lumbar e irradiado hacia otros territorios comunes a la raíz afectada.
Tratamiento
Como siempre queremos destacar, es importante que el tratamiento del dolor se lleve a cabo por un profesional sanitario. No dudes en contactar con tu fisioterapeuta para aliviar tu dolor, puesto que él es el único capaz de idear el mejor tratamiento en base a la historia clínica, exploración física y test realizados.
¿Cómo podemos ayudarte desde la fisioterapia?
- Masoterapia o terapia manual – para relajar la musculatura afecta, la adyacente (glúteos, lumbar, isquiotibiales…) y los puntos gatillo que puedan estar causando dolor referido a otras zonas
- Estiramientos pasivos, activos, asistidos o postisométricos.
- Electroterapia: TENS, onda corta, microonda, Láser…
- Diatermia
- Estudio biomecánico de la pisada – en caso de que tus problemas relacionados con el músculo piramidal estén relacionados con un problema de la pisada.
- Neurodinamia – para favorecer la movilidad del nervio y disminuir las adherencias y restricciones del ciático, que puede quedar atrapado por el músculo piramidal.
- Neuromodulación
- Movilidad articular – especialmente de cadera, lumbar, rodilla, y pie.
- Kinesiotape
- Ejercicio terapéutico – control motor, fortalecimiento del CORE, fortalecimiento del miembro inferior y de la cadera, pilates…
- Punción seca – tratamiento invasivo mediante la inserción de una aguja por un profesional fisioterapeuta, para inhibir los puntos gatillo del músculo, que pueden desencadenar dolor.
- ¿Frío o calor? Mejor te lo responde Víctor, en menos de un minuto, a través de este short:
¿Qué puedo hacer para aliviar mi dolor del piramidal?
- Aplicación de frío o calor: como hemos aprendido en el vídeo anterior, dependerá de tu estado de dolor. Si no sabes qué aplicarte, ¿A qué esperas para ver lo que tiene que contarte Víctor acerca de la aplicación de frío o calor?
- Estiramiento de la musculatura piramidal
- Siéntate y coloca la pierna afecta sobre la rodilla de la pierna contraria, de tal forma que el tobillo de la pierna afecta quede en contacto con la rodilla contraria.
- A continuación, relaja la cadera todo lo posible, para que la rodilla que queda encima caiga lo máximo posible.
- Coloca las manos en la cintura y deja caer tu peso hacia delante, manteniendo la posición anterior.
- Aguanta esta posición entre 15 y 20 segundos y repítela 10 veces.
- Ejercicio de rotadores externos
- Nos colocamos sobre una esterilla, tumbados de lado sobre el lado sano, con las rodillas flexionadas y los talones juntos, apoyados uno sobre otro.
- Manteniendo los talones juntos, separaremos las rodillas lo máximo posible y mantendremos la posición arriba unos 5 segundos.
- Al finalizar, volveremos a juntar las rodillas y repetiremos dicho ejercicio 10-15 veces, y realizaremos de 2 a 3 series.
- Intenta mantener la columna recta y un hombro sobre el colocado debajo, no te inclines muy hacia delante ni muy hacia atrás.
- Si lo quieres complicar, puedes añadir una banda elástica atada a tus rodillas (un poco por encima de ellas), para realizar mayor esfuerzo.
- Ejercicio de neurodinamia para el ciático
- Nos colocamos sentados, con los pies apoyados en el suelo, y realizaremos una flexión de toda la columna vertebral para provocar tensión neural. Primero llevaremos el mentón hacia dentro y abajo, después doblaremos el cuello hacia nuestro pecho, doblaremos nuestra columna dorsal hacia delante – como si nos enrolláramos sobre nosotros – y después la columna lumbar. La sensación es como si nos derrumbáramos.
- A continuación, realizaremos una flexión de cadera, una extensión de la pierna afectada y una flexión dorsal de tobillo. En este punto notaremos bastante tensión ya en toda la columna, y provocaremos tensión en el nervio ciático.
- Para movilizar el nervio, partiendo de esta posición, entonces realizaremos una flexión de cuello a la vez que la acompañamos de una flexión plantar de tobillo.
- Después haremos el movimiento contrario y haremos una extensión de cuello, acompañada de una flexión dorsal de tobillo.
- Repetimos la secuencia durante 1 o 2 minutos.
Para hacerlo correctamente, pincha en el título para ver un vídeo sobre neurodinamia.
- Automasaje:
- Si todo lo anterior no te ha funcionado o sigues teniendo molestias, lo mejor que puedes hacer es ACUDIR A NUESTRA CLÍNICA, donde serás valorado por un profesional que te planteará y aplicará el mejor tratamiento adaptado a tu situación concreta.
Bibliografía
- Kirschner JS, Foye PM, Cole JL. Piriformis syndrome, diagnosis and treatment. Muscle Nerve. 2009 Jul;40(1):10-8. doi: 10.1002/mus.21318. PMID: 19466717.
- Huber HM. Das Piriformissyndrom–eine mögliche Ursache für Ischialgien . Schweiz Rundsch Med Prax. 1990 Feb 27;79(9):235-6. German. PMID: 2333450.
- Byrd JW. Síndrome piriforme. Ópera. Tecnología. Medicina deportiva. 2005; 13: 71–79.