En la noticia de hoy vamos a hablar de la tendinitis de codo, vamos a explicar qué tipos de tendinitis hay, la diferencia entre ellas, vamos a descubrir qué pasa en nuestro tendón cuando se inflama y por qué se inflama, y vamos a daros soluciones para vuestra tendinitis y una serie de ejercicios para que empecéis a trataros ya vuestro dolor de codo.
Pero recuerda: si tu dolor no mejora y te impide realizar actividades de la vida diaria, visítanos cuanto antes, para que podamos tratarte con la mejor tecnología y las técnicas más avanzadas y que puedas volver a tu vida normal cuanto antes, ¡NO LO DEJES PASAR!
Si tienes dolor de codo, y crees o te han dicho que tienes una tendinitis, sigue leyendo, que vamos a conocer más sobre ello.
TENDIDITIS DE CODO
La tendinitis de codo, también conocida como epicondilitis o epitrocleitis, es una patología bastante común – y más últimamente con la llegada y auge del pádel en nuestras vidas – que afecta los tendones del codo, debido a la inflamación de los mismos.
Por tanto, una tendinitis de codo no es otra cosa que una inflamación de los tendones del codo. Pero, aunque parezca muy simple, no lo es tanto – y los que os tratáis de esta condición, lo sabéis. Así que, antes de entrar en materia, vamos a conocer qué estructuras hay en el codo y cómo se relacionan entre sí, para entender mejor lo que ocurre cuando tenemos una tendinitis de codo.
Repaso anatómico
El codo está formado por tres huesos: húmero (brazo), cúbito y radio (antebrazo) y varios músculos, con sus respectivos tendones, entre los que destacan: bíceps (parte anterior del brazo), tríceps (parte posterior del brazo), musculatura flexora (parte anterior e interna del antebrazo) y musculatura extensora (parte posterior y externa del antebrazo).
Gracias a la interacción de estos tres huesos entre sí, podemos hablar de tres articulaciones, que dan movimiento al codo: húmero-cubital, húmero-radial y radio-cubital superior. Además, existe una cápsula articular, una sinovial y varios ligamentos que contribuyen a la estabilidad y al movimiento del codo.
Además, debemos recordar que todos los músculos de esta región se encuentran inervados por una serie de nervios que parten del plexo braquial (nervios que salen de los laterales de la columna cervical, en sus niveles C-5, C-6, C-7, C-8 y T-1) y permiten el movimiento y la sensibilidad de la región. De todos ellos, los principales son: nervio radial, mediano y cubital.
Ahora que sabemos todo esto, quiero que tengamos en cuenta dos zonas anatómicas en concreto: epicóndilo o epicóndilo lateral (situado en la región externa del codo), epitróclea o epicóndilo medial (situado en la región interna del codo), pues de ellas va a depender que tengamos una epicondilitis, o una epitrocleitis.
EPICONDILITIS Y EPITROCLEITIS
Las tendinitis, o también conocidas como tendinopatías, son aquellas que se producen por la inflamación del tejido que conecta la musculatura con el hueso: el tendón.
En este caso, puede producirse por una tendinitis (inflamación aguda del tendón), tendinosis (degeneración crónica del tendón, con mínima o ausencia de inflamación) o tenosinovitis (presencia de líquido sinovial en la vaina del tendón).
Suelen aparecer, predominantemente, en actividades que requieren movimientos repetitivos, como pueden ser las actividades deportivas que requieren uso de raqueta, palo de golf, pala de pádel o stick de hockey, por ejemplo.
Por ello, es habitual que estas patologías se nombren como “codo de tenista” (epincodilitis) si aparece en el lado externo del codo, o “codo de golfista” (epitrocleitis) si aparece en el lado interno; pero no son exclusivas de estos ámbitos deportivos, sino que también pueden darse en músicos, personas que trabajan con herramientas o trabajadores de oficina y gamers, asociado al uso del ratón y el teclado.
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EPICONDILITIS O CODO DE TENISTA
Se caracteriza por dolor en la zona externa del codo, denominada epicóndilo (o epicóndilo lateral), en la que se inserta la musculatura extensora y supinadora del antebrazo.
Puede aparecer de forma aguda y relacionarse con la presencia de microrroturas e inflamación, o de manera crónica y relacionada con una degeneración del tendón en su zona de inserción. También puedes oír hablar de esta patología como tendinitis de la musculatura extensora.
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EPITROCLEITIS O CODO DE GOLFISTA
También denominada tendinitis de los flexores, se relaciona con dolor en la zona interna del codo o epitróclea (también conocida como epicóndilo medial). En ella se inserta la musculatura flexora y pronadora del antebrazo y, de la misma forma que en la epicondilitis anteriormente descrita, puede aparecer de manera aguda o crónica, e ir asociada a inflamación (“-itis”) o degeneración tendinosa (“-osis”).
MECANISMO FISIOPATOLÓGICO DE LA TENDINITIS DEL CODO
Las tendinitis del codo, o tendinopatías del codo, involucran una serie de cambios fisiopatológicos en los tendones que conforman la articulación del codo (en este caso, tendones flexo-pronadores y extenso-supinadores del antebrazo), de tal forma que se produce:
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FACTOR CAUSANTE – INFLAMACIÓN AGUDA
Más tarde hablaremos de los distintos factores causantes de la tendinitis de codo, pero ahora nos vamos a centrar en la sobrecarga y el estrés repetitivo, que constituye el principal factor causante de la epicondilitis y epitrocleitis.
La sobrecarga y el estrés de repetición que sufren los tendones del codo, en actividades como el tenis, el golf, trabajos manuales o en el uso prolongado del teclado y el ratón; pueden provocar micro-traumas en los tendones, que se acumulan con el tiempo superando la capacidad de reparación del tejido tendinoso de manera autónoma, y produciendo inflamación aguda del tejido y dolor.
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DEGENERACIÓN TENDINOSA – INFLAMACIÓN CRÓNICA
Si la cosa queda en una inflamación aguda porque le ponemos solución temprana, puede que el tendón vuelva a recuperar su estructura normal sin pasar por el proceso de degeneración. Sin embargo, cuando esta inflamación perdura en el tiempo, el tendón comienza a realizar cambios degenerativos en su estructura para intentar resolver el problema, incluyendo:
- Microdesgarros – pequeños desgarros en las fibras colágenas del tendón.
- Degeneración mucoide – cambios en la matriz extracelular del tendón, con acumulación de sustancias mucoides.
- Desorganización de las fibras colágenas – pierden su alineación normal, volviéndose una maraña desorganizada.
- Hipervascularización – aumento de la cantidad de vasos sanguíneos en el área del tendón afectado, lo que supone una respuesta del cuerpo para intentar reparar el daño.
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MÁS INFLAMACIÓN Y RESPUESTA INMUNE
Aunque la inflamación no es la característica principal en una tendinopatía crónica (sí lo es en la etapa aguda), ahora predomina la degeneración tisular, aunque sigue habiendo cierta presencia inflamatoria que obliga al cuerpo seguir produciendo sustancias para resolver el problema:
- Liberación de mediadores inflamatorios – citocinas y prostaglandinas que promueven la inflamación.
- Infiltración de células inflamatorias – como macrófagos y linfocitos, que contribuyen a la degradación del tejido tendinoso dañado, para su posterior sustitución por tejido sano nuevo.
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CAMBIOS EN LA MATRIZ EXTRACELULAR
La matriz extracelular del tendón se ve alterada por cambios en su composición y organización del colágeno y los proteoglicanos que la forman.
- Aumento de sustancias mucoides – que pueden debilitar la estructura del tendón.
- Alteración de la síntesis de colágeno – predominando el colágeno tipo III, que es menos resistente que el colágeno tipo I, que es el predominante en los tendones sanos.
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APOPTOSIS Y NECROSIS CELULAR
La sobrecarga crónica y la degeneración del tejido pueden llevar a la apoptosis (muerte celular programada y controlada por el propio cuerpo) y necrosis de los tenocitos (células del tendón), contribuyendo a la degeneración general del tendón.
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CAMBIOS EN EL MECANISMO DE REPARACIÓN
En un tendón sano, los microtraumatismos sufridos se reparan rápidamente a través de la regeneración celular y la remodelación de su matriz; sin embargo, cuando hay una tendinopatía presente (ya se ha convertido en algo crónico), estos mecanismos de reparación (propios de la etapa aguda) fracasan, resultando una acumulación de daños y respuestas de reparación insuficientes, en los que el papel de la fisioterapia entra en juego para ayudar a tu cuerpo a resolver el problema que no es capaz de abordar.
CAUSAS DE LA TENDINITIS DE CODO
- Movimientos repetitivos – movimientos repetitivos del brazo, la muñeca y la mano son la causa más común de las tendinitis de codo. Estos movimientos, como explicábamos antes, generan un estrés continuo en los tendones y tejidos adyacentes, que pueden conllevar inflamación aguda y microdesgarros del tejido; y, con el tiempo si no hay remedio, a una tendinopatía (degeneración e inflamación crónica).
- Sobrecarga muscular – el uso excesivo y reiterado de la musculatura del antebrazo puede sobrecargar los tendones del codo, produciendo un aumento de la tensión y disminución de la funcionalidad de los mismos.
- Técnica incorrecta de ejecución – realizar actividades, especialmente laborales o deportivas, con una técnica incorrecta o ineficiente, puede aumentar el riesgo de desarrollar tendinitis de codo. En las actividades deportivas, como el tenis o el golf, una mala técnica reiterada puede someter a los tendones a un estrés anormal.
- Falta de acondicionamiento físico – la falta de fortalecimiento y estiramiento, como rutinas básicas del día a día, puede predisponer a sufrir una tendinitis de codo, ya que una musculatura débil o demasiado rígida, puede transferir mayor estrés al tendón durante la ejecución de las actividades.
- Edad – con el envejecimiento, como todo, los tendones tienden a perder elasticidad y resistencia, lo que los hace más susceptibles a lesiones y degeneración. Esto explica por qué las tendinitis de codo son más comunes en personas a partir de los 40 años; sin embargo, no por tener esta predisposición, significa que vayas a tener una tendinitis sí o sí.
- Factores laborales – ciertas ocupaciones tienen un mayor riesgo de sufrir tendinitis de codo, por algunos factores que hemos mencionado antes, como la sobrecarga o la repetición de movimientos. Este es el caso de trabajadores de la construcción, carpinteros, pintores, electricistas, personas que trabajen en líneas de ensamblaje o aquellas que desarrollen trabajos con ordenador.
- Lesiones directas – un traumatismo directo o una caída sobre el codo pueden causar daño inmediato en el tendón, o producir inflamación en el mismo, produciendo una tendinitis aguda.
- Desequilibrio muscular – además de la falta de acondicionamiento físico, cuando realizamos ejercicio, pero no realizamos una correcta rutina de ejercicios que recoja toda la musculatura por igual, puede haber desequilibrios entre la musculatura extensora y flexora, en este caso del codo, suponiendo un estrés adicional a los tendones.
- Factores genéticos – algunas personas tienen predisposición genética a problemas tendinosos, debido a la composición colágena de sus tendones, lo que puede hacerlos más susceptibles de sufrir una tendinitis.
- Enfermedades metabólicas y sistémicas – condiciones médicas como la diabetes o la artritis reumatoide pueden afectar a la salud de los tendones, haciéndolos más vulnerables.
SIGNOS Y SÍNTOMAS DE LA TENDINITIS
- Dolor – localizado en la parte exterior del codo (si se trata de una epicondilitis o codo de tenista) o en la parte interior del codo (si estamos ante una epitrocleitis o codo de golfista), que puede desplazarse hacia el antebrazo o muñeca, e incluso hacia el brazo; puede ser agudo, punzante o sordo, y suele empeorar con la actividad.
- Sensibilidad – sensibilidad al tacto de la zona afecta, especialmente en la inserción del tendón. Dolor a la palpación.
- Rigidez – se puede experimentar falta de movilidad, especialmente por la mañana o después de periodos de inactividad; así como dificultad para mover el codo completamente en todas las direcciones.
- Debilidad – pérdida de fuerza en el antebrazo o la muñeca, dificultando las actividades cotidianas como levantar una taza, girar una llave o abrir un tarro, por ejemplo. Muchos de vosotros, de hecho, experimentáis caídas de objetos cuando los intentáis agarrar, por esa falta de fuerza de agarre.
- Inflamación – especialmente en el periodo agudo en el que predomina, puede haber una ligera hinchazón alrededor de la zona afectada, así como sensación de calor e incluso ligero rubor.
- Aumento del dolor con la actividad – especialmente en acciones específicas que impliquen levantar, agarrar o giros con la mano, y en movimientos repetitivos del brazo y la muñeca.
- Fatiga – especialmente después de realizar actividades físicas y cotidianas, que anteriormente no te daban esa sensación.
- Chasquidos o crujidos – en algunas ocasiones, durante el movimiento, pueden ir asociadas a este tipo de ruidos, aunque es menos común.
DIAGNÓSTICO DE LA TENDIDITIS DE CODO
El diagnóstico de la tendinitis de codo implica una combinación de evaluación clínica, pruebas físicas y, en algunos casos, estudios de imagen para la confirmación del testado del tendón y la extensión de la afección. Recordad que siempre debe ser realizada por un profesional sanitario.
- Historia clínica – el diagnóstico comienza con una evaluación inicial de la historia clínica del paciente previa y actual, incluyendo síntomas, actividad deportiva y/o laboral, antecedentes médicos, etc.…
- Examen físico – mediante inspección de la zona afectada y la palpación del mismo para identificar puntos de dolor, sensibilidad, inflamación o cambios visibles en el aspecto o colocación. Además, podrá realizar pruebas para evaluar la fuerza y la función del mismo.
- Pruebas específicas – para evaluar el rango de movimiento y la presencia de dolor o respuesta ante ciertos movimientos indicativos de lesión.
- Maniobra de Cozen (epicondilitis) – el paciente extiende el brazo y el fisioterapeuta aplica resistencia mientras el paciente realiza una extensión de muñeca. El dolor en la región del epicóndilo es indicativo de epicondilitis.
- Prueba del golfista (epitrocleitis) – el paciente realiza una flexión de la muñeca mientras el examinador aplica resistencia. El dolor en la parte interna del codo indica presencia de epitrocleitis.
- Pruebas de imagen – si el diagnóstico clínico no es claro o se requiere una evaluación detallada:
- Ecografía – permite visualizar los tendones, su inserción y evaluar cambios inflamatorios, engrosamiento, desgarros o cambios en la disposición del tejido.
- Resonancia – proporciona una imagen detallada de los tejidos blandos, incluyendo el tendón.
- Diagnóstico diferencial – es importante diferenciar la presencia de tendinitis con otras afecciones del codo, que puedan causar sintomatología similar, como, por ejemplo:
- Artritis reumatoide o artrosis – pueden causar dolor y rigidez en el codo, también.
- Bursitis – inflamación de la bursa del codo, que puede causar dolor e hinchazón.
- Síndrome del nervio radial – dolor y debilidad que se puede confundir con una tendinitis aguda.
- Lesiones ligamentosas pueden presentar síntomas similares.
TRATAMIENTO DE LA TENDINITIS DE CODO
- Manejo del dolor y la inflamación – en las fases iniciales del tratamiento, lo primero que abordaremos es el dolor y la inflamación.
- Crioterapia – aplicación de hielo para reducir la inflamación y el dolor, durante 15-20 minutos, varias veces al día, aislado de la piel directamente.
- Electroterapia – el uso de TENS puede servirnos de ayuda para aliviar el dolor.
- Terapia manual – el masaje terapéutico puede servir para ayudar a reducir la tensión muscular, mejorar la circulación sanguínea y mejorar la disposición del tejido.
- Bomba diamagnética – conveniente para la reducción de la inflamación, especialmente en las primeras etapas de mucha inflamación.
- Diatermia – al principio -en estado agudo – en uso atérmico, puede ayudar a mejorar la circulación para disminuir la inflamación y mejorar el dolor. En procesos más crónicos, con uso térmico, favoreciendo la circulación sanguínea, la llegada de nutrientes, y favorecer la restauración del tejido colágeno de manera correcta.
- Cinesiterapia – para ayudar a mejorar la circulación, mediante la movilización de los tejidos, y colaborando a mejorar la rigidez y la disminución del rango articular, en caso de que se vea afectado, también.
- Kinesiotape
- Ejercicios
- Estiramiento – para mejorar la flexibilidad, el rango articular y reducir la tensión de los tendones.
- Extensores de muñeca – sentado, con el brazo extendido hacia adelante y la palma mirando hacia abajo, usamos la otra mano para doblar suavemente la muñeca hacia abajo, manteniendo el codo recto. Mantenemos durante 30 segundos y repetimos 2-3 veces durante varias veces al día. No debemos sentir dolor al realizarlo ni tensión máxima.
- Flexores de muñeca – sentado con el brazo extendido hacia adelante, pero con la palma mirando hacia arriba. Usamos la otra mano para doblar la muñeca suavemente hacia abajo, manteniendo el codo recto. Repetiremos 2-3 veces, varias veces al día, aguantando la posición durante 30 segundos.
- Fortalecimiento
- Isométricos – especialmente al principio, cuando hay mucho dolor e inflamación. Realizaremos ejercicio con contracción, pero sin movimiento articular.
- Extensores – con el brazo extendido y la palma hacia abajo, pondremos resistencia en el dorso o presionaremos contra una superficie resistente, manteniendo tensión hacia flexión dorsal, sin que haya movimiento. Mantendremos 5-10 segundos y después descansaremos. Realizaremos 10 repeticiones, 3 series.
- Flexores – de la misma forma que el anterior, con la palma mirando hacia arriba. Pondremos resistencia hacia la flexión palmar, sin que haya movimiento de la muñeca. Mantendremos 5-10 segundos y después descansaremos. Realizaremos 10 repeticiones, 3 series.
- Extensión de muñeca con pesas o banda elástica – sentado, con el antebrazo apoyado sobre una mesa y la muñeca colgando fuera del borde con la palma hacia abajo, sostenemos una pesa ligera. Levantamos lentamente la pesa usando solo la muñeca, hasta donde podamos, y después volveremos a la posición inicial de manera controlada. Realizaremos 10-15 repeticiones, 2-3 veces.
- Flexión de muñeca con pesas – sentado con el antebrazo apoyado sobre una mesa y la muñeca colgando por fuera del borde con la palma mirando hacia arriba, sostenemos una pesa. Levantaremos lentamente usando la muñeca y volveremos a la posición inicial de manera controlada. Realizaremos 10-15 repeticiones, 2-3 series.
- Pronación – sentado, con el brazo apoyado en una mesa, el codo a 90 grados y la mano sosteniendo una pesa con la palma hacia arriba. Giraremos el antebrazo de tal forma que movamos esa pesa hasta que la palma quede hacia abajo. Realizaremos 10-15 repeticiones, 2-3 series.
- Supinación – sentado con el brazo apoyado en una mesa, el codo a 90 grados y la mano sosteniendo una pesa con la mano hacia abajo. Giraremos el antebrazo de tal forma que movamos la pesa hasta que la palma quede hacia arriba. Realizaremos 10-15 repeticiones, 2-3 series.
- Isométricos – especialmente al principio, cuando hay mucho dolor e inflamación. Realizaremos ejercicio con contracción, pero sin movimiento articular.
- Ortesis – el uso de una férula o banda de soporte para el antebrazo, puede proporcionar alivio temporal de los síntomas, especialmente en las primeras etapas. Sin embargo, es conveniente no abusar de su uso, para que la estructura comience a recuperar su actividad cuanto antes. Siempre usado en combinación con ejercicios y otras terapias, nunca como una terapia en sí misma.
- Punción seca – aplicada sobre la musculatura extensora o flexora del antebrazo, puede producir mejoría de los síntomas y reducción de la tensión que produce el músculo sobre el tendón.
- Ondas de choque – normalmente, cuando el resto de tratamientos conservadores no funcionan, o el estado es crónico. Es una técnica efectiva para el manejo del dolor y la mejora de la función.
- Diatermia – como hemos hablado anteriormente, produce alivio del dolor, reduce la inflamación, mejora la elasticidad y la flexibilidad del tejido, así como estimula la curación del mismo. Su aplicación térmica está indicada en fases subagudas o crónicas.
- Bomba diamagnética – también mencionada en apartados anteriores, consiste en la utilización de campos magnéticos para mejorar la circulación, la oxigenación del tejido, así como la reducción del dolor y la inflamación. Ideal en etapas agudas y subagudas.
- EPI – electrólisis percutánea tisular – se trata de una técnica invasiva en la que se aplica una corriente galvánica con el objetivo de reparar el tejido dañado. Es ideal en procesos crónicos, en los que ya hay degeneración del tejido (tendinosis).
- Estiramiento – para mejorar la flexibilidad, el rango articular y reducir la tensión de los tendones.
TRATAMIENTO MÉDICO TENDIDITIS DE CODO
- Medicamentos – AINES (Antiinflamatorios no esteroideos) o relajantes musculares, normalmente. Siempre con recomendación del especialista. En casos más graves, en los que el dolor persiste, podrían recetarte opiáceos antiinflamatorios.
- Infiltración – En casos en que el tratamiento conservador no funciona, se introduce una sustancia en la articulación o tejido adyacente, a través de una inyección, para el alivio del dolor y la inflamación. Habitualmente suelen ser infiltraciones con corticoesteroides, pero recientemente se están realizando infiltraciones con plasma rico en plaquetas obteniendo mejores resultados en cuanto al dolor y la duración del tratamiento, aunque todavía se está estudiando su aplicación.
- Cirugía – es posible que, en lesiones graves o en casos en los que el dolor persista tras haber probado otros tratamientos más conservadores, sea necesario pasar por quirófano. Normalmente, cirugía con artroscopia u osteotomías, suelen ser las cirugías más comunes.
BIBLIOGRAFÍA
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